Alicia Magdalena Ocampo (41), su hijo Juan Ignacio Gallardo de 18 años, Hugo Trejo (52) y Adolfo Pignon (47) son vecinos de Bariloche que vivieron una experiencia dramática en sus vidas que podría haber sido una tragedia, y nos hizo revivir la tragedia de los rugbiers de «Viven» en plena montaña.
El sábado a las 7 de la mañana habían salido en sus camionetas particulares para entregar juguetes que habían recolectado con sus amigos para las comunidades de Las Bayas, Río Chico y Fitamiche, en Río Negro, y festejar el Día del Niño. La tormenta de nieve los detuvo en el camino y quedaron varados.
Un operativo contrarreloj de más de 60 personas los estuvo buscando durante casi tres días. Luego de dos noches refugiados en sus camionetas sin ser encontrados, ya sin comida, decidieron salir a buscar ayuda. Una caminata de siete horas con nieve hasta la cintura, le permitió conseguir ayuda y salvarse.
«Fue una prueba intensa que te pone a superarte a vos mismo, tanto en lo emocional como físicamente», contó con la voz quebrada Alicia Ocampo, una de las integrantes del grupo.
La búsqueda se hizo demasiado larga «Nos imaginábamos lo peor, evidentemente no era su hora», le dijo a agencia Télam Orlando Báez, jefe del Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales.
La idea del grupo era estar de vuelta el sábado a la noche. Pero después de salir del primer paraje una tormenta los sorprendió y cuando se quisieron dar cuenta estaban varados en medio de la nada. Habían perdido el rastro de la ruta y la señal del celular mientras la nieve comenzaba a acumularse alrededor hasta llegar a los 70 centímetros.
A las cinco de la tarde de ese sábado, cuando el sol ya estaba cayendo, Alicia pensó: «Esto esta mal». Mientras tanto en Bariloche, la angustia de sus familias crecía y el domingo a la mañana se dio aviso al SPLIF.
«Lo primero que hicimos fue rastrear la ruta pero como no había nada tuvimos que ampliar el radio de búsqueda», explicó Báez. Un empresario barilochense, Bruno Caspani, aportó un avión para sobrevolar la zona.
Alicia y el resto del grupo imaginaban que el operativo de rescate estaba en marcha pero también sabían que era como encontrar «un aguja en un pajar», podían estar en cualquier lugar en medio de la nada. Así fue que decidieron esperar hasta el lunes refugiados en las camionetas.
Aguantaron comiendo los turrones y alfajores que les habían quedado sin repartir, tomando algunos jugos que tenían en la camioneta y descongelando agua con la calefacción del auto.
El lunes por la mañana, ya sin comida, Alicia, su hijo y Adolfo decidieron partir a buscar ayuda, mientras Hugo Trejo, con dificultades para emprender la caminata, quedó en una de las camionetas.
Fueron siete horas sin rumbo. «En un momento teníamos que cruzar un río y Adolfo nos cruzó a ‘cococho’ para no mojarnos», siguió la mujer.
«Hasta que vimos la casita de este señor y vimos caballos. Dijimos: ‘si no hay nadie nos robamos los caballos y se los dejamos en la policía’. Ese caballo fue mi luz esperanzadora en ese momento», relató Alicia sobre el momento en que llegó a la estancia La Caprichosa. Allí los recibió Inalef, quien les dio «el té mas rico del mundo, pan casero y tortas fritas».
Pero todavía faltaba llegar a un lugar donde pudieran pedir auxilio. Mientras ella y su hijo quedaron en la estancia, Inalef y Adolfo fueron a caballo hasta Chacay Huarruca, ubicada a unos 12 kilómetros.
A las siete de la tarde del lunes, dos días y medio después de haber salido de su casa de Bariloche, el SPLIF recibió el llamado de auxilio.
Pero la odisea no se terminaba. No había forma de llegar a ellos en camioneta. Agotados, todavía tuvieron que caminar otros cinco kilómetros por la nieve y en medio de la oscuridad.
Recién cerca de la medianoche del lunes pudieron llegar a Bariloche.
«El que me mantuvo a flote fue Juani. Yo iba a sacar a mi hijo de cualquier manera», contó Alicia desde su casa en declaraciones a Noticiero Seis de Bariloche.
Báez fue uno de los que tuvo a su cargo el operativo del que participaron más de 60 personas que durante dos días intentaron encontrarlos.
«La gente tiene buenas intenciones, pero a veces no se da cuenta que es peligroso salir en pleno invierno, no hay nada y es fácil perderse. Tampoco dan aviso para que nosotros estemos atentos si pasa algo», se lamentó Báez.
Alicia reconoció que les faltó organización. «Fue por una buena causa pero se complicó», admitió. Sin embargo, aseguró que a pesar del susto volverá a organizar colectas para llevar a esos parajes.
Con información de Agencia Télam.