Todos los 5 de enero se vuelve a palpitar una de las noches mágicas para todos los niños: se junta pasto y agua para los camellos, leche y galletitas para los Reyes, y se deja todo cerca de las zapatillas de los más chicos. Esta es una de las maneras de guiar a los Reyes Magos para que dejen sus regalos.
Cuando los niños se levantan todos los 6 de enero, corren a ver si los camellos se comieron el pasto y si se tomaron el agua, si los Reyes Magos se comieron lo suyo y si dejaron en las zapatillas algún que otro regalo.
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Los Reyes Magos son: Melchor, Gaspar y Baltazar, se decía que eran magos porque sabían interpretar las estrellas, en realidad eran astrólogos. Pero, ¿sabemos cuál es el origen de los Reyes Magos? La única alusión que se tiene en relación a estos personajes aparece en el Evangelio de San Mateo, en el que se menciona a unos magos.
Es decir, el Evangelio cuenta que unos magos llegados de Oriente fueron guiados por una estrella para que adorasen al rey de los judíos que acababa de nacer. Al enterarse de esta noticia, Herodes el Grande, en ese entonces el rey de Judea, los mandó llamar para interrogarlos, como así también les hizo prometer que una vez que encontraran al niño se lo comunicaran para que pudiera adorarlo él también.
Tras abandonar el palacio y ser guiados por la estrella, los magos encontraron al niño, que estaba con María y José, en un establo en Belén. Los Reyes Magos adoraron al niño, le ofrecieron oro, incienso, y mirra, como anuncio de sus futuros padecimientos. Además, advirtieron a los padres del niño de que no volvieran al palacio de Herodes ya que este solo quería acabar con la vida del niño.
¿Cómo encontraron los Reyes Magos al niño Jesús?
El Evangelio cuenta que unos magos llegados de Oriente fueron guiados por una estrella para que adorasen al recién nacido rey de los judíos. El término «mago» se interpretaba como un sinónimo de astrólogo, un sabio que puede, a través de la lectura de las estrellas, predecir acontecimientos.
Más allá de las respuestas que se puedan encontrar en la Biblia, el origen de los Reyes Magos, según se conoce en la actualidad, tiene su origen en una larga tradición medieval que los bautizó con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltazar.
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En España, en relación a los testimonios escritos y artísticos que se encuentran bien guardados en la Biblioteca Nacional de España, son testigos del nacimiento de esta leyenda a lo largo de los siglos, en concreto en una de las piezas más excepcionales de la literatura española del sigo XII, el llamado Auto de los Reyes Magos, una obra fundamental en la historia de la literatura española por ser el texto teatral más antiguo que se conserva en lengua castellana.
En dicha obra aparecen Melchor, Gaspar y Baltazar, pero no son definidos como reyes, sino como astrólogos. Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar aparecieron por primera vez en el famoso mosaico del siglo VI en la basílica de San Apolinar el Nuevo en la ciudad italiana de Ravena.
En algunos puntos de Europa, todos los 6 de enero se escribían las iniciales GBM en todas las puertas de las casas y en los establos para salvaguardar a las personas y a los animales contra el ataque de demonios y brujas.
En la tradición cristiana, la imagen era siempre la misma: tres reyes vestidos con áureos trajes y acompañados de exóticos séquitos, arrodillados en un humilde establo de Belén. Una festividad llena de tradiciones.
La tradición actual para Reyes Magos
Para la noche de Reyes se dejan los zapatos de cada miembro de la familia cerca del arbolito de Navidad para que Sus Majestades dejen los regalos en su interior. Esta tradición tiene su origen en una curiosa leyenda: dos amigos del niño Jesús, apenados de verlo siempre descalzo por la pobreza de su familia, quisieron darle sus propios zapatos, pero como eran usados y en un intento de que parecieran nuevos, los generosos niños se esforzaron por lavarlos, limpiarlos al máximo y los dejaron durante la noche para que se secaran.
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Al día siguiente, milagrosamente los zapatos aparecieron llenos de regalos y dulces como premio a su buen corazón. Los Reyes Magos habían pasado aquella noche por allí y habían recompensado la bondad de los dos niños.
En la actualidad, la noche del 5 de enero no hay que olvidarse de dejar agua, pasto o pan para los camellos, como así también se les puede dejar un vaso de leche o galletitas para que los cansados Reyes recuperen fuerzas.
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