Todos los 2 de abril se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Desde #LPN conversamos con Juan Carlos Steijman (61), uno de los veteranos de la Guerra de Malvinas. Nació en Darregueira, provincia de Buenos Aires, pero hace años que vive en La Pampa, fue soldado clase 63 y estaba haciendo la instrucción en el ejército argentino cuando se desencadenó la guerra.
Juan vivía en Buenos Aires y hacía el servicio militar en Bahía Blanca, en el comando del quinto cuerpo del ejército. Estuvo 78 días como soldado en las islas argentinas.
“Fuimos el 4 de abril de 1982. En marzo de cada año a los que estuvimos en Malvinas nos empieza a cambiar el humor. Hay muchos sentimientos encontrados: orgullo, angustia y tristeza”.
Juan Carlos Steijman
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Juan tenía 18 años, era un joven de pueblo al que le gustaba salir a bailar, jugar al fútbol y trabajar. Repartía materiales de construcción en un corralón y también trabajó de panadero. Pero el 2 de abril, mientas cumplía el servicio militar obligatorio, se desató la guerra. Le avisan a él y a todos sus compañeros que se iban a ir a recuperar las Malvinas. Juan todavía recuerda la frase que les dijeron: “Prepárense porque van a tener el privilegio de ser policías militares en Puerto Argentino, Islas Malvinas”.
“Nunca antes me había separado de mi familia. Nosotros veíamos movimiento extraño de camiones y tropas, pero pensábamos que era parte de los entrenamientos. No teníamos la más mínima idea. Hasta que el 2 de abril a la mañana nos dijeron que al día siguiente viajábamos y que esa misma tarde teníamos que preparar todas las cosas. Finalmente, por el clima, volamos el 4 de abril a la mañana y a la tarde estábamos en Malvinas. Como íbamos por 15 días llevamos solo dos mudas de ropa, carpa, el equipamiento de lluvia y armas. Nada más”.
Juan Carlos Steijman
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«Bajamos del avión muy contentos, porque para nosotros era una aventura. Nunca nos habíamos subido a un avión y de repente estábamos yendo a Malvinas. Pero apenas llegamos nos golpeó tan fuerte el viento, el frío, la escarchilla que fue terrible. Estaba acostumbrado al frío, pero eso era incomparable. Ya no estábamos tan alegres, nos imaginábamos durmiendo afuera con las carpas con ese clima y se nos borraba la sonrisa«.
Juan Carlos Steijman
Les dieron una ración de combate, una caja de cartón con una lata de carne, pastillas de alcohol para calentarla y un paquetito de galletitas. Nada más. Ese almuerzo hizo que los solados se dieran cuenta de que no iba a ser tan fácil estar ahí.
Ese mismo día, a la tarde, le asignaron su primera misión: buscar a siete militares ingleses que habían escapado a una estancia. No ofrecieron resistencia, pero recuerda que no tenían precintos, esposas, ni nada con lo que sujetarlos así que al jefe se le ocurrió usar vendas de los paquetes de curaciones que llevában en los cascos.
Al otro día se quedó como policía militar en Puerto Argentino. La misión era hacer las patrullas y las guardias. Todos los días mantenían la misma rutina: dos horas de patrulla, dos de guardia y dos de descanso. Día y noche haciendo lo mismo.
En un momento también le tocó desarmar ciudadanos Kelpers, que les disparaban a argentinos con armas de bajo calibre. Sacaron gran cantidad de armas de las viviendas. Por otro lado, mantenían bajo vigilancia a los siete ingleses que habían aprisionado el primer día.
«Contábamos los días. Se hicieron los 15 que nos dijeron que íbamos a estar. Nada. Pasaron esos 15 días. Pasaron 20, pasaba el tiempo y el relevo no aparecía. Así nos fuimos quedando y quedamos hasta el fin de la guerra«.
Juan Carlos Steijman
Otro problema muy grande fue la higiene. No tenían donde bañarse y los ingenieros inventaron duchas de agua caliente, pero con agua de mar. «Cuando salías de bañarte era peor, porque el agua esa no te sacaba el jabón y te quedaba todo picando. Era peor que no bañarse«, recuerda Juan.
El 1 de mayo fue el inicio de las hostilidades, lo que se le llamó “bautismo de fuego”. Arrancó a las 4:40 am con un bombardero británico que descargó un racimo de bombas sobre la pista del aeropuerto de Puerto Argentino. Ese mismo día hubo un violentísimo duelo entre aviones. Las fuerzas argentinas e inglesas continuaron atacándose todos los días restantes de guerra hasta el 14 de junio de 1982.
«Así llegó el 1 de mayo, que fue para mí fue el día más terrible y más duro, porque después ya nos acostumbramos a todo. Con el bombardeo parecía que se iba a partir la isla al medio. Las bombas caían muy cerca nuestro, estábamos en el aeropuerto. Ese día fue de terror. Los heridos llegaban en helicóptero a una canchita de fútbol que estaba al lado del hospital civil. De ahí en adelante hubo bombardeos todas las noches«.
Juan Carlos Steigam
Hundimiento del ARA Crucero General Belgrano fue el 2 de mayo de 1982. El ataque causó la muerte de 323 argentinos, prácticamente la mitad de las bajas de Argentina en la Guerra de Malvinas.
El 14 junio terminó la guerra. Se rindieron las tropas, aunque por pedido de los ingleses se quedaron hasta el 15 para mantener el orden. Había mucha adrenalina y cualquier cosa mínima podía producir un desastre.
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«Entregamos el armamento y fuimos a un campo de concentración. Llovía, era un barrial con escarchilla y no nos dieron nada para comer en todo ese día. Éramos miles y había mucho silencio por la tristeza. Muchos habíamos perdido compañeros, amigos y vivido lo peor que puede vivir una persona: una guerra«.
Juan Carlos Steijman
Juan recuerda el sentimiento de desesperanza cuando tuvo que abandonar sus armas y la incertidumbre que le generó pensar qué iba a pasar con ellos. La incertidumbre era total: no sabían si se los iban a llevar presos a Inglaterra, a dónde los llevarían o qué era lo que iba a pasar.
«Yo solo pensaba en mi familia, pensaba que en que no los iba a volver a ver. De ahí nos llevaron al barco donde tuvimos mejor trato, me pude bañar y comíamos dos veces al día. Cuando llegamos bajamos en Puerto Madryn. Fue como volver a nacer. Nos recibieron con pan, facturas, había de todo. Me sentí vivo otra vez«.
Juan Carlos Steijman
Juan tardó cerca de 15 años en poder hablar de Malvinas, incluso con su familia. «Nos encerramos mucho en el silencio. Mi entorno me ayudó mucho para construirme mi casa y pude entrar a trabajar al ferrocarril por ser ex combatiente, pero habíamos construido una muralla alrededor del tema Malvinas por miedo a sacar afuera cosas que después nos hagan mal«, cuenta.
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Con el paso del tiempo, muchos veteranos de Malvinas fueron a dar charlas a colegios y lo llevaron «casi a los empujones» para que Juan también hiciera lo mismo. «Yo no quería saber nada, pero cuando salí me saqué una mochila de 500 kg. Realmente las preguntas de los chicos y el cariño de las maestras me ayudaron mucho«.
«Los que nos mandaron a Malvinas nos tiraron a la basura. Después de 25 años tuvimos el primer reconocimiento del ejército y desde ahí arrancamos a tener la misma hermandad que tuvimos en Malvinas y no nos separamos nunca más».
Juan Carlos Steijman
También se estableció que todos los ex combatientes tengan seguimiento físico y psicológico para determinar quiénes necesitaban ayuda. «A mí ya me tocó ir a la junta médica, pero eso lo deberían haber hecho apenas volvimos de Malvinas. A algunos compañeros todavía no los llamaron. Si se hubiera actuado antes se hubieran salvado muchas personas, porque decidieron quitarse la vida más de 700 hombres, es un número incluso mayor a los caídos que tuvimos en las islas«.
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Por último, Jorge cree que no hay que politizar Malvinas, porque es de todos los argentinos y no hay que mancharlas con nada. Hay que seguir «malvinizando» con la verdad. Y comunicarles a los jóvenes todo lo que tienen que aprender sobre esa guerra, todo lo que nos pasó, conocer y saber la verdad.
¿Qué representa Malvinas? Conmemorar y recordarlo este día todos los años es un reclamo pacífico, es un reclamo al daño que se le hizo al país y que es enorme, pero es todavía más grande el daño que se le hizo a la gente, a las familias de los 649 caídos y a todos aquellos que terminaron quitándose la vida. Recordar lo que pasó en Malvinas es entender que no es con armas nunca más.
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