En el marco del #8M, desde #LPN presentamos una seria de notas dedicado a contar historias de mujeres y feminidades en La Pampa.
En esta oportunidad, conversamos con Marion Montivero (52), mujer trans, emprendedora, patinadora y actual presidenta de la Asociación de Patín de La Pampa.
«Yo te respondo todo lo que vos quieras, no tengas vergüenza», dice a modo de introducción a la entrevista, que en esta ocasión hicimos por videollamada. Empezamos por el comienzo, su infancia.
Nacida en la localidad de Montes de Oca, Santa Fe, Marion se calzó los patines por primera vez a los cinco años y no paró hasta los 18. Ese par de zapatos con ruedas le abrió las puertas hacia un mundo de libertad y autoexpresión desde la primaria -cuando aún llevaba nombre de niño- hasta de joven, cuando inició su transición en Córdoba.
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En esa provincia, sola y con su cuerpo como único medio de subsistencia, conoció la noche, la prostitución y todo lo que ese mundo conlleva. «Ahí me comió la noche. Conozco todo, no dejé nada sin conocer», dice con franqueza. A sus 52 años, no tiene tabúes y está dispuesta a responder cualquier pregunta que le hagan.
«No fue que dejé la prostitución para convertirme en profesora de patinaje», aclara. «La realidad es que en un momento, tuve un problema X, el cual hizo que tuviera que tomar una determinación, y ahí lo decidí: nunca más la prostitución». Había alcanzado un punto en su vida donde ya había logrado lo que quería, que era una casa propia.
Su búsqueda de otra fuente de trabajo la llevó a mudarse a la edad de 25 años a Santa Rosa, donde continuó ejerciendo la prostitución durante un tiempo. Sin embargo, un día mientras hojeaba el diario, se topó con un anuncio que le llamó la atención: clases de patín en el Polideportivo Butaló. Al llegar y demostrar su destreza, la profesora del grupo pronto se enteró de que tenía enfrente a una posible instructora y no una simple alumna. Pocos días después, le pidieron dirigir un grupo.
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La propuesta le generó una mezcla de emoción y temor. Por un lado, emocionada por la oportunidad de compartir su pasión por el patinaje. Por el otro, el miedo de enfrentarse a los prejuicios, la presión y la posible incomodidad que podía generar su condición de persona trans.
«Imaginate, era todo nuevo, una chica trans dando clases, aparte a menores, tenemos todas nenas.
Marion Montivero
Y el patín tiene una particularidad, tenés que agarrar, levantar la pierna, agarrar la cadera, un montón. A veces alcanza con la palabra, pero otras veces tenés que manejar el cuerpo de la persona que tenés enfrente. Eso me produjo muchísimo miedo, porque tenía 20 pibes y 40 padres en la clase mirándome«.
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Pese a lo que podría creerse, la sociedad pampeana la recibió con los brazos abiertos y nunca tuvo problemas, salvo por una ocasión: «Se quejaron a una persona que me había contratado, si mal no recuerdo, un profesor de educación física, que sacó a la nena porque no aceptaba que yo le diera clases«.
Además del Polideportivo Butaló, Marion también pasó por otros clubes en pueblos del interior como Victorica, Telén, Luan Toro, Winifreda, General Pico y Castex, y en todos encontró apoyo y aceptación. Por eso, agradecida, afirma que La Pampa le abrió muchísimas puertas.
«Todo lo que tengo, lo tengo gracias a la Pampa. Todo, mi casa, mi trabajo, familia. Yo llegué acá con un bolso y un sobretodo, nada más. Me inserté muy rápido, empecé a dar clases, no solamente di clases acá, en lugares que pensé que eran muy estructurados o muy retrógrados, la realidad es que tuve la mejor respuesta«.
Marion Montivero
Marion Aylén Montivero
La elección de su nombre tiene una historia particular. Según cuenta, se inspiró en un personaje de una novela que vio hace muchos años, «Cristal». En la década de los ochenta, un personaje femenino llamado Marion, interpretado por Susan Ferrer, le encantó de inmediato y lo eligió para sí misma.
A su vez, optó por este nombre para su cambio de identidad. Antes de que se promulgara en 2012 la Ley 26.743 de Identidad de Género en Argentina, tuvo que tomar medidas legales contra el Estado de La Pampa mediante un recurso de amparo y un juicio para que su identidad fuera reconocida oficialmente. Finalmente, una jueza aprobó su solicitud prácticamente sin demoras y en 2011 recibió su nuevo DNI , oficializando su nombre como Marion Aylén Montivero.
Este proceso legal no solo representó un hito personal para Marion al obtener el reconocimiento legal de su identidad de género, también tuvo un impacto significativo a nivel social y legal en la provincia, siendo el primer caso de cambio de este tipo autorizado por la justicia pampeana.
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Dirigente
Montivero lleva al frente de la Asociación Pampeana de Patín hace 12 años, con tres mandatos completados y un cuarto en funciones. Su rol como presidenta implica principalmente escuchar y resolver problemas, donde su enfoque está más en encontrar soluciones que en simplemente escuchar. Afrontar los desafíos no le intimida, como ella misma afirma: «A mí no me asustan los problemas». Lo que realmente la preocupa es no poder resolverlos.
«Yo no pretendo que la gente me acepte, lo que necesito es que me respeten».
Marion Montivero
Dirigir la asociación demanda mucho tiempo y esfuerzo, especialmente considerando los 24 clubes y más de 300 delegados y patinadores involucrados, para quienes organizan torneos e inclusive eventos clasificatorios y nacionales.
Este papel en la dirigencia le proporcionó muchas oportunidades y le abrió nuevos caminos. No fue fácil, enfrentar desafíos especialmente a nivel nacional, debido a la mentalidad machista de la sociedad. Pero a Marion no le importa el qué dirán, ni en su ámbito de trabajo ni en la calle. «Yo no pretendo que la gente me acepte, lo que necesito es que me respeten». A pesar de los obstáculos, afirma orgullosa que evita caer en la victimización.
«Yo creo que si vos caminas tranquila, nada en la vida te tiene que molestar ni salpicar. Y si me gritan cosas, no me van a decir nada que yo no sepa, primero. Sé responder, sí, claro, soy sanguínea. Pero no me jode nada en realidad. De la misma manera que a veces yo grito, ¿por qué no me van a gritar a mí? No me victimizo».
Marion Montivero
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Emprendedora
Entre patines, clases y dirigencia, Marion también dedica parte de su tiempo a un negocio que tiene junto con su esposo Martín, Pimar sublimaciones. El emprendimiento ofrece diseño y confección de prendas sublimadas, como camisetas, shorts deportivos y una amplia gama de productos: banderas, camperas, mallas y vestidos. El servicio completo incluye el diseño de escudos, logos y camisetas sin costo adicional.
¿En cuál de todas sus facetas encontrar su esencia? ¿En la Marion patinadora, Marion prostituta, Marion dirigente o Marion emprendedora? La respuesta es: todas. «No me arrepiento de nada«, enfatiza. En todas sus etapas pudo descubrir resiliencia, determinación y la capacidad de convertir los desafíos en oportunidades de crecimiento. Marion no se define por las etiquetas que otros puedan imponerle, por eso finaliza:
Marion Montivero
«Yo camino para adelante, no miro.
Yo salgo y no miro para el costado, a ver quién me está mirando.
Yo salgo y soy yo, ¿me entendés?
Me construí desde ese lugar«.
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