Oscar “Quique” Mario (69) es el fundador del Centro de Estudios UFO (CEUFO) y reconocido ufólogo pampeano. Estudió Ciencias de la Comunicación, es investigador y periodista. Trabaja desde hace años en los casos más emblemáticos sobre ovnis en La Pampa y en el país.
Oscar nació en Santa Rosa y se acuerda que todo lo relacionado con la temática ovni lo atrajo desde que tenía 6 años, cuando escuchaba historias de platos voladores en casas de amigos y conocidos. Familiares le regalaban revistas y libros del tema y de más grande comenzó a relacionarse con exponentes del tema. Cuando terminó el colegio decidió dedicarse al periodismo.
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“Empecé a indagar, escuchaba a los paisanos e iba a los campos a quedarme noches y días. Fue una sorpresa muy grande la que me llevé cuando empecé a hacer trabajo de campo. Me iba en mi Citroën al medio de la nada. Y hoy en día también me la paso viajando, hablando con la gente y quedándome noches enteras en el desierto o en el campo. Recolecté más de 300 casos dignos de ser contados en los casi 50 años de experiencia”.
Oscar «Quique» Mario
Caso complejo
El año pasado fue la última vez que lo convocó la policía. Se requirió su presencia para un caso de los que se denominan “missing time” o pérdida temporal. Una señora estuvo perdida durante muchos minutos. Apareció a metros de distancia, junto a su auto, sin recuerdos del tiempo transcurrido y físicamente bien. Inexplicable. La idea de Quique fue trabajar con hipnosis regresiva, lo que requiere una preparación previa con médicos y psicólogos. La mujer manejaba un vehículo nuevo, con GPS, así que se está trabajando también con la geolocalización del auto.
“Como periodista no revelo la identidad del protagonista, más cuando así lo piden. Muchos testigos tienen miedo de quedar ante la sociedad como locos, o que no se les crean los hechos que vivieron”.
Oscar «Quique» Mario
Un caso muy llamativo
Uno de los acontecimientos que todavía resuenan en la cabeza de Quique Mario es el de Fermín Sayago que sucedió el 22 de abril 1980. El suceso tuvo lugar al atardecer, Fermín circulaba por la Av. Circunvalación Santiago Marzo, manejaba un Chevrolet Impala. Lloviznaba. Entonces, Fermín vio arriba algo oscuro y ovalado que se le venía encima. En ese momento se disponía a cruzar la vía del ferrocarril.
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Pensó que eso que estaba ahí arriba, eso que se le venía encima, se estrellaría contra el auto. Frenó como pudo y se cubrió la cara con el volante. Nada lo chocó. Cuando levantó la vista estaba estacionado en la banquina. Intentó arrancar el auto, pero no funcionaba. Se bajó para hacer arrancar el motor, las luces estaban encendidas, así que la parte eléctrica no estaba afectada.
Cuando levantó el capó sintió “un viento frío que subió desde abajo y un sonido similar al tintineo de un llavero«, dijo cuando se le preguntó. Cuando alzó la vista vio a un costado un ser muy alto que le hacía señas con las manos. Giró para huir, pero detrás de él había un segundo individuo que lo tomó por la cabeza, lo levantó suavemente y le dio un pinchazo en la cabeza con el que se desmayó.
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Unos 15 minutos más tarde Sayago apareció a quince cuadras del lugar, en una zona transitada y nadie, ningún testigo, puedo decir cómo llegó hasta ahí. Cuando lo encontraron, estaba sentado en el cordón de la vereda y el auto entorpecía la circulación porque estaba cruzado sobre la Av. Belgrano. Alguien avisó a la policía y a su familia, mientras que una ambulancia trasladó al hombre que parecía perdido hasta un sanatorio céntrico, donde le realizaron las primeras atenciones.
Los seres son descriptos por Fermín como “muy altos”, de entre dos y dos metros y medio. También aseguró que sus rostros eran oscuros y que de la cavidad de los ojos solo pudo ver un reflejo rojizo. Sus narices eran muy achatadas y sus bocas más grandes de lo normal. Las orejas también eran grandes y sobresalían mucho a los costados de sus cabezas. Respecto al aspecto general eran «de color gris oscuro, pero como si tuvieran escamas, porque veía el brillo» y uno de ellos tenía una especie de medallón en el pecho.
Quique Mario en ese momento trabajaba en el diario La Capital y cubrió e investigó el caso apenas el hombre recibió ayuda médica en el Sanatorio. Recuerda que “el caso era tan complejo que llamamos a Pedro Romaniuk, un investigador pionero de la ufología en Argentina”. El caso Sayago se vinculó a otros que presentaban patrones similares, como por ejemplo la aparición de anemia en los afectados por los sucesos.
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Creer o reventar
Según la investigación de Oscar, cerca del 80% de la población pampeana cree en alguna medida en los ovnis. No por fe, sino porque tienen amigos o familiares, en los que confía plenamente, y le contaron que tuvieron experiencias paranormales. El investigador también resalta que en las zonas rurales la gente está muy acostumbrada a ver fenómenos extraños como luces, objetos voladores, mutilaciones y ablaciones de órganos animales. Sobre este último tema, Quique Mario está escribiendo su próximo libro, siempre enfocado en casos pampeanos y alrededores.
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