A veces lo que solíamos hacer de niños, eso que era un juego, eso que nos generaba curiosidad y que nos divertía, a veces, con mucha suerte, se puede volver un hobby y, otras veces, con un poco más de insistencia y empuje, se puede volver una profesión. “La Juana” es creatividad, es alegría, es sustentabilidad, es un emprendimiento que está cambiando las reglas de la moda.
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Talía Scarola (35) es la mamá de Martina y Valentino, los dos son sus grandes compañeros y la ayudan y la acompañan en todos sus proyectos locos, que en realidad, terminan por no ser tan locos y volverse realidad. Martina la ayuda con las redes y compartiendo las cosas que hace su mamá y Valentino la estuvo acompañando en la ExpoPymes.
Talía empezó a hacer ropa de muñecas, esperaba religiosamente el momento en el que su mamá se sentaba a coser y a confeccionar ropa, y a que le diera los retazos de tela que le sobraban. Así era como Talía empezaba a crear, con lo poco que sabía, ella se animaba siempre a hacer un poquito más.
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Con el tiempo fue llevando las cosas más lejos y ya no solo intervenía ropa para muñecas sino también hacía cajitas de cartón que parecían cajitas de la India y le gustaba pintar florcitas hechas con la esponja de la cocina, las cortaba, las secaba y las pintaba.
“Hace años mi mamá cosía, hacía arreglos y ropa para la familia, ella cose muy bien. Y todos los restos de ropa y de lana me lo daba. De chica me gustaba estar cuando ella se ponía a coser y yo hacía cositas. Me gustaba estar al lado de ella. Yo hacía cosas bastante precarias por mi edad. Le hacía ropa a las muñecas con cachitos de tela y desde chica reciclaba todo. Eran cosas fáciles y a todo le agregaba lo que le sobraban a mi mamá: canutillos, telas, lentejuelas. Mi cabeza trabaja así: ¿qué puedo hacer con esto? Fui aprendiendo, me fui perfeccionando, fui viendo qué gustaba y qué no”.
Talía Scarola
A los 17 años, Talía estaba embarazada de Martina, todavía estaba cursando el último año del secundario. Cuando arrancó 5to año pidió todos los horarios de las clases porque se quería organizar bien antes de que su bebé naciera.
“Entraba a las 7 de la mañana al Domingo Savio y no quería faltar. Pedí los horarios y las materias que tenía en la primera hora las rendí libres. Martina nació en junio, me tomé dos o tres semanas de licencia y me reincorporé después de las vacaciones de invierno. Después ya hice la segunda mitad del año como cualquier chico y a la mañana, los profesores de las materias que yo ya había rendido, me dejaban dormir. Así me organicé y descubrí que una de mis fortalezas era la organización del tiempo”.
Talía Scarola
Antes de que terminara el secundario, Martina se quedaba con los papás de Talía, hasta que se mudó con el papá de la niña. Empezó la facultad, estudió la tecnicatura en Recursos Humanos en la Universidad Católica de Salta. Todos los días se levantaba bien temprano, iba al gimnasio y trabajaba vendiendo publicidad para una radio.
“Mi vida siempre se fue amoldando a los horarios de los nenes y todos mis trabajos y horarios eran en torno a los chicos. Hasta que se hicieron grandes y ahora tengo más libertades. Pero, en ese momento, mi vida siguió con los chicos de la mano, ellos se amoldaron a mi vida y mis trabajos se amoldaban a ellos, ninguno dejó de hacer cosas”.
Talía Scarola
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En el año 2010 trabajaba en Recursos Humanos del Changomás. Lo tuvo a Valentino y en su licencia por maternidad su mamá le llevaba telas y lanas. Así fue como empezó a hacer aros y collares. Cuando se reincorpora, llevó a la oficina una cajita con los productos y se los vendía a sus compañeras.
En 2012 se mudó a una casa con local, momento en el que también dejó de trabajar en el supermercado. En ese momento solo vendía accesorios, pero tenía que llenar un local así que se puso a hacer más, también trajo ropa de diseño de Buenos Aires y muchas de las cosas las terminaba interviniendo ella.
“Linda loca” se llamaba el local y lo decoró completamente con cosas hechas por ella. Recuerda un domingo en el que va un hombre a comprarle cosas para el día de la madre. En eso le propone comprarle la decoración. “Yo le dije que no la vendía, él me dijo que yo tenía que vender todo lo que tenía en el local, que si él quería una luz o lo que fuera yo se lo tenía que vender porque estaba dentro del local. Todo lo que yo tenía ahí estaba hecho por mí. Así fue que se me ocurrió empezar a hacer cosas de decoración”.
A partir de 2015 empezó a trabajar en El Solar, un centro terapéutico en el que trabaja hasta el día de hoy y en el que se siente muy a gusto. En 2018 se muda y tiene que cerrar el local. Ahí decidió dejar la ropa y dedicarse solo a la producción de accesorios, complementos y decoración.
Es así como nació “La Juana”: un nombre que continuaba con el del local anterior, pero que al mismo tiempo le hacía honor a “Juana la loca”, una mujer a la que habían tildado de loca porque siempre peleaba por lo que quería.
“Hubo momentos en los que no le pude prestar mucha atención al emprendimiento y en la pandemia tomó un montón de fuerza. Estando en mi casa podía organizar todo en mucho menos tiempo. Me organicé y me comuniqué con otros emprendedores, gracias a una mentoría que hice con Back in fashion, una fundación de moda sustentable. Así descubrí que ese era mi giro, mi diferencial, porque todo lo que yo hacía era con materiales que iban a la basura. Todo lo hago con materia prima que recuperaba de otros emprendedores. Ahí terminé de darle forma, tuve la mentoría y me fue bárbaro”.
Talía Scarola
En el 2020 cumplió uno de sus sueños. Después de insistir, insistir y de insistir más, Talía se pudo comunicar a través de Instagram con la dueña de Pago Chico, una marca a nivel nacional, que vende afuera, que le hizo remeras a Messi y a Antonella y una de las figuras de la marca es Nicole Neumann.
“Mi sueño siempre fue hacer cosas para Pago Chico. Era como el sueño de cualquier jugador de fútbol que quiere jugar en el mejor equipo o en la selección, y yo lo que aspiraba era a eso. Una vez que lo alcancé me di cuenta de que no era lo que pensaba, pero en ese momento yo aspiraba a eso. Que Pago Chico quisiera vender mis cosas me llenó de valor. Hice ventas recontra grandes. Se publicó una foto de Nicole Neumann con unos cubre botas que eran míos. Me recontra sirvió. Era algo emocional que económicamente no se puede comprar. Me sentía súper orgullosa de que una famosa estuviera con mis productos y eso me dio muchísima fuerza”.
Talía Scarola
Para hacer sus productos, Talía salió a golpear las puertas de otros emprendedores y a pedirles sus residuos. Cree fervientemente que es necesario hacer lazos, colaborar entre otros y ayudarse. “Me gusta el intercambio, porque lo que le ayuda al otro, también me ayuda a mí”. Hoy ya no tiene que ir a pedir, ya hay una simbiosis entre emprendedores que colaboran entre sí.
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Por eso se le ocurrió armar un sello o un logo que puedan compartir con otros emprendimientos. El objetivo del sello es que la gente que consuma los productos de los distintos locales sepan que ese emprendimiento también es sustentable, porque en vez de tirar lo que ya no les sirve a la basura, se lo dan a otra marca, para que lo reutilice y en este caso es “La Juana”.
“Creo que la sociedad va camino a eso, a apoyar y a consumir cosas que no dañen el medio ambiente. Por ejemplo, está bueno que si alguien va a Living Confort a comprar un sillón, que sepan que los pedazos de madera o los retazos de cuerina que sobran no terminan en el basurero. En vez de generar basura me lo dan a mí para que yo genere materia prima”.
Talía Scarola
Así es como Talía pasó de sentarse al lado de su mamá a hacer ropa para sus muñecas a encontrar su lugar en el arte sustentable. Sigue yendo a lo de su mamá y se sientan juntas y toman mate mientras cada una hace sus cosas, pero lo hacen siempre juntas.
Los accesorios, los moños, los aros, los collares, las materas y carteras, los cubre botas y los mates, los individuales y todos los objetos de diseño que produce, hacen que todos los días la niña interior de Talía viva orgullosa de la mujer en la que se convirtió.
Para contactarse con La Juana pueden buscarla a través del Instagram y enviarle un mensaje o a través del WhatsApp 2954-399567.
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