Cecilia Monte (45) y Cristian Espil (44) son una pareja con cuatro hijos que emprendieron con el restaurante Sentir de Campo. Con mucho esfuerzo y dedicación lograron tener dos sedes: la rotisería y panadería ubicada en Av. Luro 3 y el restó en Emilio Mitre 1095.
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El principal objetivo de los dueños era crear un espacio hogareño, con comidas de olla, caseras y abundantes al estilo bodegón, pero siempre con la idea de innovar. En conjunto con el actual chef, Mauro Volpi (44), se encuentran en un proceso de revisión y perfeccionamiento del menú.
Cuando tuvieron que ponerse a pensar en nombres para el restaurante, Sentir de Campo no fue la primer elección. Al principio habían pensado en «Sabor Pampeano«, pero cuando lo quisieron registrar ya existía. Por eso quedó «Sentir de Campo, auténtico sabor pampeano«. Los dos nacieron y se criaron en la llanura pampeana, por eso cuando proyectaron su emprendimiento se vieron tentados en plasmar lo campestre y el vivir campero en el arte culinario del lugar.
Se ve reflejada en todos los rincones del restó la estética ligada al campo: decoraciones de espigas de trigo, adornos metálicos, bolsas de arpillera y mobiliario de madera que remiten a los mesones familiares. Los platos son abundantes y de sabor casero, también hay mucha variedad de platos «fondo de olla» con caldos, matambre, guisos y estofados, pastas caseras entre muchas otras recetas para elegir.
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«Hay un tarro lechero a modo de decoración y nos pasa que hay gente que lo ve y dice: ¡Uy, mirá, me acuerdo cuando mi mamá ordeñaba! Es eso lo que buscamos, transmitir lo que la gente sentía al vivir en el campo. Nos volcamos más al estilo bodegón, las comidas caseras y las comidas de olla. A veces viene gente vestida con boina y bombacha y para nosotros eso es un sentir, un sentir bien campero que se refleja en las pilchas gauchas».
Cecilia Monte
«Desde el resto lo que nosotros queremos es marcar la diferencia y hacer sentir a la gente como en casa. Por eso también quisimos utilizar una estética de arpillera, con adornos de espigas de trigo y el salón amplio, queremos que la gente se sienta como en su hogar. Es por eso que nuestra comida remite a las abuelas: comer guiso, un pollo al disco o un estofado de esos que hoy ya no hay tiempo de cocinar, un pollo al disco o un estofado”
Cristian Espil
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Cristian y Cecilia tienen cuatro hijos, Agustín de 24, Alejo de 18, Alma 13 y Alex 7. Los dos mayores ya tienen sus propios emprendimientos personales donde siguen los pasos de sus padres. Cecilia cuenta que ser emprendedor implica que uno no se puede quedar quieto nunca y que hicieron todo lo que tienen a pulmón. El trabajo del local se sumó a la crianza de sus hijos a los que a la vez de cuidarlos les inculcaron la cultura del trabajo desde chicos» «Siempre nos vieron esforzarnos y progresar porque andan con nosotros a todos lados«, agrega Cristian a la reflexión de su mujer.
Cecilia cuenta que Alma quiere atender mesas para ayudar en el negocio familiar. Antes solía pasar que los hijos trabajaran en los negocios familiares, hoy eso no se acostumbra, pero les parece muy importante la disposición y ganas que tiene Alma. Por eso, alguna que otra vez, le permitieron atender algunas mesas para que vea cómo es el trabajo, aunque lo hiciera casi como un juego.
“La mentalidad de nuestros hijos es otra, por como los acostumbramos. Creemos que a lo largo de los años se fue perdiendo la cultura de trabajo. Es más, no conseguimos gente para trabajar, muchos empleados no quieren estar en blanco, lo cual para nosotros es un problema. Además faltan y llegan tarde o en estado de ebriedad. Esa es una de nuestras mayores complicación en el negocio. Es desgastante”
Cecilia Monte
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La mayoría de los clientes de Sentir de Campo son gente de paso, que come y sigue su viaje. La pareja asume que es porque está retirado de la ciudad. Ahora, por suerte, se hizo un nuevo acceso con semáforos frente al establecimiento en la ruta 5 y esto le da más visibilidad al local, porque al esperar para cruzar miran al costado y ven el edificio. «De todas maneras menos mal que hicieron la obra porque más allá de nosotros ese lugar es un peligro, hubo muchos accidentes graves«, aclara Cristian.
«Con la situación económica actual, suponemos que la gente se va a quedar acá en lugar de viajar de vacaciones por lo que van a venir más clientes al local. Va a ser un año complicado, pero con el tiempo vamos a estar mejor, hay más esperanza en el futuro que antes».
Cristian Espil
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Este espacio ubicado en la ruta 5 lo abrieron en octubre de 2022, hace poco más de un año. Por suerte funciona bien y Cristian cuenta orgulloso que llegaron a tener 205 comensales.
«Nos encontramos con que vino mucha gente a despedir fin de año, también hicimos un casamiento y varios shows. Estamos abiertos a cualquier evento que la gente quiera realizar en el lugar. Incluso estamos pensando en armar una peña con artistas locales».
Cristian Espil
¿Un sueño?
A pesar de trabajar de sol a sol la pareja entiende que estar encerrados y ocupados toda su vida no es su destino. Apenas se les pregunta cual les gustaría que sea su fututo feliz no piensan en nuevos locales ni en franquicias: su sueño es viajar por el mundo en un motorhome.
“Queremos recorrer, más que nada, el caribe, tener una clientela fija, poder hacer funcionar los locales sin estar 24/7 adentro y hacer shows en los lugares que visitemos. Sabemos bailar folklore, él sabe cantar y también podemos vender torta fritas y pastelitos. Uno va creciendo y la vida te lleva a darte cuenta que la vida misma va por otro lado, más allá de lo económico.
Cecilia Monte
Cecilia rememora una vez que fueron con Cristian a las Cataratas del Iguazú con un contingente de jubiladas. Recuerda que sintió que tenían la mentalidad de trabajar, trabajar y solo trabajar hasta jubilarse y ahí recién disfrutar la vida, como se enseñaba antes. Al empezar el camino para admirar la mayor atracción del lugar, la Garganta del Diablo, las jubiladas no pudieron con el intrincado camino de tierra, piedras, plantas y otros obstáculos. No podían caminar entre la selva más que unos pocos metros. Cecilia recuerda con mucha impotencia que fue el momento en el que se dio cuenta que hay que hacer las cosas cuando uno puede y no esperar porque después es demasiado tarde. «Al viajar volvés a tu lugar siendo otra persona», agrega.
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Sentir de Campo tiene abierto de 9 a 1 am toda la semana y trabajan con delivery. Podés comunicarte al 412333 (sucursal mitre y selva), al 425133 (Av. Luro y Pueyrredón) o a su Instagram @santirdecampo
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