Este lunes 17 de junio es feriado nacional en Argentina . La fecha conmemora el paso a la inmortalidad del general Don Martín Miguel de Güemes, uno de los grandes próceres de nuestro país, defensor de la frontera norte del país contra la invasión realista. La fecha se decretó feriado en el año 2016.
Martín Miguel de Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1785. Durante años fue la pesadilla de los ejércitos españoles con sus tácticas guerrilleras. A los catorce años ingresó en la carrera militar, participó en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas y cuando se produjo la Revolución de Mayo, se incorporó al ejército patriota destinado al Alto Perú y formó parte de las tropas victoriosas en Suipacha.
A partir de 1814, Güemes se puso al frente de una partida cada vez más nutrida de gauchos guerrilleros que les hacía la vida imposible a los invasores. A comienzos de ese año, el general San Martín recorrió la zona de combate y pudo comprobar las atrocidades cometidas por los españoles contra nuestra gente.
Los “civilizadores” no respetaban ni a las mujeres ni a los niños ni a los ancianos. Veían en los pueblos por los que el semillero de los rebeldes, desconfiaban de todos y no se equivocaban. La estrategia española era el saqueo, el robo, el asesinato en masa. Indignado por lo que vio y orgulloso de la acción de los hombres de Güemes, el “Jefe” aprobó lo actuado y le ratificó los beneficios de su táctica guerrillera.
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El 3 de agosto de 1814 las tropas al mando de Güemes obligaron al jefe realista Joaquín de la Pezuela a evacuar Salta y se pusieron en retirada hacia el Alto Perú. Los invasores abandonaron su parque, que fue capturado por los gauchos conocidos como “los infernales”, no solo por el color rojo de sus ponchos.
Al año siguiente consiguieron derrotar al ejército enemigo el 14 de abril de 1815. El saldo fue desparejo: los invasores sufrieron 120 muertos y 122 prisioneros, mientras que los nuestros, dos heridos.
El prestigio de Güemes en Salta fue aumentando. El 6 de mayo del año 15, el Cabildo local lo designó gobernador de la provincia. Por medio de su experiencia militar, se puso al frente de la resistencia a los realistas, organizó al pueblo de Salta y militariza la provincia para frenar a los ejércitos del rey.
Don José de San Martín, tuvo permanentes expresiones de elogio y gratitud para con Güemes y los gauchos. Su vital tarea de contención y distracción de las tropas españolas resultó imprescindible para encarar el cruce de los Andes y desarrollar con éxito la campaña libertadora.
El ejército infernal se ponía en marcha. No había leva forzosa, todos eran voluntarios. Todo el pueblo estaba en armas: machetes, lanzas, azadas, boleadoras y unos pocos fusiles y carabinas eran las armas del pueblo que aprendía y avanzaba junto a su jefe para enfrentar al ejército que acababa de vencer a Napoleón.
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Las tácticas guerrilleras de Güemes cobraron fama mundial y fueron objeto de estudio en academias militares. La Biblioteca del Oficial del Círculo Militar argentino publicó el libro “La guerrilla en la guerra”.
“Las montoneras de Güemes hicieron una guerra sin cuartel que ha pasado a la historia como Guerra Gaucha. Cada uno de los miembros serviría de modelo para fundir en bronce la estatua del soldado irregular, del guerrillero”.
“El capitán español Pedro Antonio Olañeta fue comisionado por el virrey del Perú para sobornar a Güemes quien lo paró en seco: “Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. No son asesinos sino de los tiranos que quieren esclavizarlos. Con éstos únicamente espero a Ud., a su ejército y a cuantos mande de España. Convénzanse Uds. que jamás lograrán seducir no a oficiales, sino ni al más infeliz gaucho. En el magnánimo corazón de estos hombres no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad; (…) el pueblo que quiere ser libre, no hay poder humano que lo sujete”.
Eran permanentes los pedidos de ayuda de Güemes. No se resignaba a aceptar que a Buenos Aires no le importaba perder las provincias del Norte. Pero los auxilios no llegaron nunca.
La situación se volvía insostenible: las clases altas salteñas le retaceaban el apoyo por temor a aumentar el poder de Güemes y por la desconfianza que le despertaban las partidas de gauchos armados, a los que solo querían ver como peones de sus haciendas. El gobernador Güemes tomó la decisión de aplicarles empréstitos forzosos sobre sus fortunas y haciendas.
Varios de ellos habían huido a reunirse con el enemigo, y fueron ellos los que guiaron a la vanguardia española conducida por José María Valdés, un coronel salteño traidor que estaba a las órdenes del ejército español. El 7 de junio de 1821, las fuerzas de Valdés avanzaron hasta ocupar Salta con el apoyo de los terratenientes y comerciantes.
Güemes se refugió en casa de su hermana. Mientras escribía una carta escuchó disparos y decidió salir por la puerta trasera. Logró montar su caballo y emprenderla al galope, pero recibió un balazo en la espalda. Llegó gravemente herido a su campamento.
Finalmente fue trasladado a la Cañada de la Horqueta donde pasó los últimos días de vida. En dos ocasiones el jefe español Olañeta le envió emisarios ofreciéndole un médico y remedios, quería sobornarlo. Güemes les respondió convocando a su segundo al que le ordenó: “Coronel Vidt, ¡tome usted el mando de las tropas y marche inmediatamente a poner sitio a la ciudad y no me descanse hasta no arrojar fuera de la Patria al enemigo!”. Al oficial español lo despachó.
El 17 de junio de 1821, Salta se quedó sin padre. Moría Martín Miguel de Güemes el hombre que había rechazado con sus infernales nueve invasiones españolas. Todo aquel pueblo que lo había acompañado en las buenas y en las malas, concurrió en masa a su entierro en la Capilla de Chamical.
Mientras tanto, la Gaceta de Buenos Aires, muy lejos de los ideales de su fundador, Mariano Moreno, informaba feliz y desvergonzadamente a sus escasos pero influyentes lectores: “Murió el abominable Güemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos. ¡Ya tenemos un cacique menos!”.
Información de: El historiador, de Felipe Pigna
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