Mariquena Martínez es una de las socias de la confitería familiar San Pedro que hoy termina su legado luego de medio siglo de actividad. Ubicado en Quintana 156, San Pedro desde siempre funcionó como una casa abierta a todos los que quieran entrar a compartir un momento. Generación tras generación, esta personas compartieron gran parte de sus vidas a la par del local.
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“Nosotros somos de la provincia de Buenos Aires, de San Andrés de Giles. Mis abuelos tenían una panadería que hoy sigue existiendo, donde empezó a trabajar mi papá. El 1 de mayo de 1988 vinimos a vivir a Santa Rosa. Mi papá ya había comprado el fondo comercio de la confitería San Pedro que tenía alrededor de 15 años de funcionamiento. Nosotros estuvimos 35 años así que en total el local tiene 50 años ininterrumpidos de ser una panadería y confitería”.
Mariquena Martínez
“Es una historia que viene desde mis abuelos», dice Mariquena, se emociona y destaca el trabajo a lo largo de los años y la tradición familiar: «Las recetas, en realidad, son de ellos. Pasaron por mi papá, quien las perfeccionó y, hoy en día, con mi hermana somos la tercera generación de pasteleros que tenemos en la confitería San Pedro, junto a mi mamá que también vive y trabaja con nosotras”.
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“Nos pasó que atendíamos a la abuela, después a los hijos y ahora venían los nietos a buscar su torta de casamiento. Después de años ves pasar a toda la familia. Nos enorgullece porque significa que nuestros sabores también se transmiten de generación en generación”.
Mariquena Martínez
Sin embargo, hoy San Pedro cierra sus puertas. El edificio es muy antiguo, incluso podría declararse patrimonio histórico de la ciudad. Es realmente hermoso, pero lo estructural con el paso de los años sufrió un notable deterioro progresivo. Es un edificio que tiene riesgo de derrumbe y esta circunstancia hizo que los dueños, por una cuestión de seguridad, ya no quieran alquilar más el local.
“En seguida nos dimos cuenta del problema porque se movía la estructura del lugar cuando hacían asfalto o construían cerca. Sabíamos que el contrato se terminaba, pero pensamos que iba a haber una renovación automática, como lo hubo durante 35 años”.
Mariquena Martínez
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Mariquena recuerda ser chiquita y dormír la siesta arriba de las bolsas de harina, de abrirle la puerta a clientes y de poner la comida en bolsitas para ganarse unas monedas. “Nací con la confitería. En todos los momentos importantes de la vida estuve acá”, agrega.
“Fueron muchos años de trabajo y de sacrificio, pero también de mantener la tradición: siempre se mantuvo el sabor, la calidad de los productos, las recetas y la materia prima para poder mantener los productos inalterables. Lo que compraba tu abuela hace 30 años tiene que ser exactamente igual que lo que comprás hoy. Había recetas nuevas, por supuesto, como la carrot cake o cosas en auge que las hacíamos también, pero siempre con el budín inglés al lado para mantener la tradición».
Mariquena Martínez
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Cuando se confirmó la noticia del cierre inminente la ciudad se revolvió inquieta: salió como primicia en la tapa de los diarios, en la televisión, en las radios, las socias al salir a sacar la basura se encontraban con gente que las quería abrazar y los comentarios en redes sociales explotaban sus bandejas de entrada.
“Fue muy repentino, nos quedamos con comida en la cámara y cinta con el logo de San Pedro como para diez años más. Sentimos que nos estamos deshaciendo de nuestra casa, lo vivimos como un duelo las tres. Para nosotros no eran clientes, son amigos”, explica Mariquena.
Es imposible pensar en un traslado porque las máquinas antiguas que se usan son muy grandes y están incorporadas al edificio. El horno es del tamaño de una pieza y está empotrado al piso o la cámara de frío que tampoco se podría trasladar.
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“Todos los momentos importantes de mi vida, desde la infancia, la niñez, el primario y el secundario, los pasé siempre acá”.
Mariquena Martínez
La confitería es reconocida, por sobre todas las cosas, por tres recetas especiales: en el top tres se encuentran las facturas, tanto por su variedad como por el gran tamaño, con dulce de leche Vacalin y crema pastelera casera hecha en una gran olla al fuego.
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Sigue en el ranking el tradicional budín inglés, imposible de replicar tras años de mantenerse intacto. Y por último el pan dulce: tiene un ingrediente secreto, como la coca cola. No lleva anís y lleva mucha cantidad de frutas. Riquísimo.
“Todas nuestras recetas son sumamente artesanales. Acá no se utilizaron los preparados prehechos que vienen ahora, todo es a la vieja escuela. Por ejemplo, para hacer chipá, se cortaba el queso y se hacía desde 0, por lo que no se usan conservantes ni aditivos”.
Mariquena Martínez
Una de las ocasiones especiales para festejar era las pascuas, donde se hacían huevos y encargos para la ciudad y también para los pueblos de la provincia. «Hubo personas que supe que eran de otro pueblo hasta que me decían, como venían tan seguido pensaba que eran de Santa Rosa, pero en realidad es que éramos una visita obligada de la ciudad», recuerda Mariquena.
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Así, tras medio siglo de mantener las puertas abiertas y de 35 años de mantenerse en la familia Martínez, San Pedro cierra sus puertas, un lugar histórico para el que todavía tenemos la esperanza de que en algún momento vuelva a abrir para mantener viva su esencia.
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