Mitos y falsedades sobre el huevo, el pan y la papa

Algunos de los mitos más comunes en relación al consumo del huevo, del pan y de la papa siempre surgen cuando se consulta con un nutricionista a la hora de pensar en consumos saludables de alimentos: ya sea para bajar de peso o hacer un cambio de hábitos. En esta nota de #LPN te contamos cuáles son falsos y cuáles verdaderos. 

Mitos sobre el consumo de huevos 

“Comer huevo aumenta el colesterol”. Falso. Si bien durante mucho tiempo se creía que este alimento aumentaba los niveles de colesterol en sangre, principalmente si se consumía la yema, hoy existen estudios que recomiendan el consumo de huevo aún en personas con dislipemias (hipercolesterolemia en este caso) ya que no eleva los niveles de colesterol como si lo hacen otros alimentos elevados en grasas trans y grasas saturadas. Además el aporte de colesterol proveniente de la yema es bajo, siendo de 180 mg aproximadamente. 

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“Es mejor comer huevos crudos para aprovechar mejor las proteínas”. Comer huevos crudos es una práctica que no se recomienda, principalmente para evitar enfermedades transmitidas por los alimentos. Cuando cocinamos el huevo la proteína se «desnaturaliza», es decir, cambia su estructura pero siendo nutricionalmente proteína. 

“Los de color son mejor que los blancos”. El color de los huevos varía según la raza de la gallina, pero nutricionalmente son iguales y aportan el mismo valor nutricional. 

“Antes de guardarlos en la heladera hay que lavar la cáscara”. Falso. Es un proceso peligroso, ya que lo que hace la cáscara es protegerlo de bacterias y excremento de la gallina gracias a una capa de cutícula que mantiene cubiertos los poros de la cáscara. Si la lavamos, perdemos esa “protección” y pueden entrar microorganismos a la yema y a la clara. En caso de necesitar lavarlos, hacerlo inmediatamente antes de cocinarlos. 

Mitos sobre el consumo de pan 

“El pan tostado es mejor, aporta menos calorías”. Falso, al tostar el pan (de cualquier tipo ya sea blanco o integral) simplemente se elimina el agua que contiene, pero su valor nutricional y calórico va a seguir siendo el mismo, ya que su composición nutricional no se modifica. El pan tostado no es mejor ni peor que el pan fresco, simplemente cambia su consistencia y textura. 

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“El pan tostado te llena más”. Verdadero. Un punto a favor de la versión tostada del pan es que al ser más duro y exigir mayor tiempo de masticación, nos da más saciedad ya que aumentamos la salivación, la secreción de ácido gástrico y ayudamos a la digestión del alimento. Esto provoca que nos llenamos más rápido y por ende comemos menos ya que nos da la sensación que comimos más cantidad.

Mitos sobre la papa

“La papa engorda”. Falso. Ningún alimento por sí solo provoca aumento de peso siempre que sea consumido en las cantidades correctas y adaptadas a cada persona y necesidad. Sí hay que tener en cuenta que el valor calórico de la papa no es el mismo si se consume frita que al horno o hervida. La papa es además un tubérculo que aporta un 12% de almidón en su composición, un carbohidrato, por lo que hay que consumirla en las cantidades correctas y tener en cuenta la presencia de ciertas patologías. 

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“El almidón de la papa me dijeron que no se absorbe”. Depende. El almidón que contiene es denominado «retrogrado”, eso significa que cuando cocinamos la papa y la comemos caliente ese almidón se comporta como carbohidrato, se absorbe y aporta calorías como tal. En cambio, si la dejamos enfriar, ese almidón se comporta como fibra, no se absorbe ni aporta calorías, además de todos los beneficios que aporta el consumo de fibra.

Alcántara Sofia. Licenciada en Nutrición. Especialista en nutrición geriátrica. Por consultas comunicarse por teléfono 02954-15467763 o por Instagram @nutrimeal_nutricion

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