Si hace rato que la idea de emprender te está dando vueltas en la cabeza, te recuerdo lo que probablemente ya escuchaste: la tasa de éxito es muy baja. También te digo otra cosa, no es necesario hacer un plan de negocio, pero hay tres aspectos esenciales a analizar en cualquier proyecto:
Idea de negocio: No es necesario que la idea de negocio sea revolucionaria. Esto muchas veces es la causa de fracaso de los emprendimientos, ya que si la idea es muy innovadora probablemente vamos a necesitar mucho tiempo y esfuerzo para “explicarla” a nuestros potenciales clientes.
Las probabilidades de éxito crecen enormemente cuando se lanza un proyecto tradicional y se implementa alguna pequeña mejora en la distribución, en los procesos, en la forma de comercialización, o en la relación precio calidad.
Podría ser la utilización de algún elemento que nosotros ya tengamos para utilizarlo como diferenciación frente a la competencia: una habilidad, un conocimiento, una red de contactos, una máquina, una localización, etc.
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En esta etapa, es conveniente no limitar el análisis a una sola idea, sino que es mejor mantener la mente abierta y evaluar múltiples proyectos. Comentar las ideas a familiares, amigos y potenciales clientes, es la mejor opción para mejorarla y enriquecerla; mantenerla en secreto no tiene sentido, porque debería ser una idea similar a lo que se conoce, solo que vos le vas a dar ese “toque” que la haga diferente.
Inversión requerida: Para cada una de las ideas del punto anterior, habrá que calcular la inversión mínima necesaria para lanzarla al mercado y probar su aceptación. En esta etapa, todo lo que se pueda alquilar o tercerizar (aunque no sea la opción mas rentable), hay que hacerlo. Al principio la prioridad no debería ser ganar dinero, sino que solamente tratamos de probar la idea en el mercado.
Dependiendo la necesidad de inversión, el capital que disponemos para invertir y la posibilidad de acceso al crédito que tengamos, muchas ideas quedarán descartadas porque no alcanza el presupuesto. También deberíamos eliminar aquellos proyectos a los que llegamos con el dinero “justo”, ya que siempre surgirán imprevistos y contratiempos, y si no tenemos un sobrante de caja, nos podrían dejar fuera de juego, aunque la idea sea brillante y rentable.
Viabilidad económica: Para calcular la viabilidad económica de un proyecto, hay que conocer sus números vitales: ventas, margen bruto y compromisos fijos.
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El nivel de ventas generalmente será la gran duda, pero sería interesante poder hacer una estimación, ni muy optimista ni muy pesimista, lo que realmente creemos que vamos a poder vender.
El margen bruto lo calcularemos de la siguiente forma: Tomamos el precio de venta del producto y le restamos el precio de compra (o costo de producción), a ese importe lo dividimos por el precio de venta. ¡Así de simple!. El resultado es el porcentaje que nos quedará de cada venta y se llama margen bruto. Este procedimiento lo haremos con cada uno de los principales productos o servicios que venderemos, y luego sacamos un promedio.
Para relevar los compromisos fijos, hay que tomar un papel y anotar todos los gastos y cuotas que tendremos que abonar todos los meses, vendamos mucho o poco, y al lado de cada uno el monto que pagaremos mensualmente; por ejemplo: alquiler, sueldos, electricidad, internet, monotributo, etc.
Si dividimos el total de compromisos fijos, por el margen bruto, nos dará el nivel de ventas mínimo necesario para que el negocio sea rentable. Si esperamos vender más que ese número el negocio tiene buena pinta, pero si vemos que ese nivel de ventas nos será difícil de alcanzar, sería conveniente modificar o descartar el proyecto.
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Si los emprendedores realizaran estas simples cuentas antes de comenzar, bajaría notablemente la cantidad de negocios que cierran y sueños frustrados.
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Nicolás Lorda. Contador, emprendedor y docente universitario. Más de 25 años de experiencia asesorando a pymes. nlorda@estudiolorda.com.ar
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