Aprovechando la excusa del 1 de julio, Día del Arquitecto y de las Arquitectas, aprovechando las excelentes Jornadas de Arquitectura Pampeana organizadas por el Colegio en los últimos días, y también aprovechando la excusa que se cumplirán ya dos años desde que estas notas empezaron a gestarse y tener este espacio dentro de La Pampa Noticias, invento este puente para llegar a la figurita difícil del álbum: el Centro Cívico de Santa Rosa, La Pampa.
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Me gustan “los días de”: días del amigo, de las madres, de los abogados, de los médicos, de las maestras, y todo el elenco posible porque muchas veces resultan una buena excusa para levantar el teléfono después de mucho tiempo, o para dedicar unas líneas, o al menos un posteo, o lo que la red social del momento dictamine.
Precisamos de las excusas, al menos yo las preciso. Son puentes camuflados a un deseo que no está siempre del todo claro, pero que está ahí, esperando por mí. Hoy me animo al Centro Cívico de la ciudad de Santa Rosa, obra del Arquitecto Clorindo Testa junto a Boris Davianovic, Augusto Gaido y Francisco Rossi.
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Es un desafío comentar sobre esta obra. Por un lado es una escenografía de mi historia personal y por el otro, un ícono de la Arquitectura Moderna no sólo de Argentina, sino mundial. Hablamos de una obra que dialoga directamente con los edificios de Lucio Costa en Brasilia, o con la obra de Le Corbusier, del 45 en adelante.
Le Corbusier es el Diego Maradona de la Arquitectura Moderna, para traducirlo de forma rápida.
Marina Waisman, otra estrella de nuestro firmamento, la más prestigiosa crítica de arquitectura que tuvo el país, nombró al Centro Cívico de Santa Rosa como “un Chandigarh vernáculo en medio de la pampa”. Traduzco este halago: Chandigargh es una ciudad al norte de la India y fue la oportunidad que tuvo Maradona-Le Corbusier en los años cincuenta para proyectar y hacer realidad todas sus ideas revolucionarias a cerca de la modernidad urbana: cómo pensar, construir y vivir en “la ciudad del futuro”. A Testa, la oportunidad le llega en 1956, en La Pampa, y no la deja pasar.
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En 2015 la cortada por donde volvía del colegio a mi casa en la adolescencia estuvo representada en miniatura en el MoMa. Fue durante la muestra de Arquitectura Latinoamericana que se llamó “Latinoamerica In Con-Struction. 1955-1980”
Hasta aquí, lo que intento es dar cuenta de que se trata de una obra sumamente destacada, estudiada, aclamada en el mundo entero, y sobre la que se ha escrito mucho y bien. Hay valiosos trabajos de investigación académica al respecto de este edificio. Por estas razones es que fue una alegría cuando el pasado 10 de mayo salió publicada en el Boletín Oficial la declaratoria oficial que convierte y da status de Monumento Histórico Nacional a la Casa de Gobierno, la Terminal de Ómnibus, la Plaza Cívica y los Jardines del Centro Cívico. Era hora.
El pasado viernes 24 de junio, dentro del marco de las mencionadas Jornadas de Arquitectura Pampeana, se realizó una charla virtual sobre la obra de Clorindo Testa en la provincia, dictada por los arquitectos Juan Fontana y Oscar Llorenti, quienes fueron socios y trabajaron junto a él durante muchos años en su estudio.
La charla, además de ser muy amena y enfocarse en la temática puntual de la convocatoria, discurrió sobre la personalidad de Testa y sus miles de anécdotas personales que los arquitectos compartieron generosamente con los participantes.
La anécdota que destaco aquí es que Clorindo ya poseía un vínculo previo con el paisaje pampeano, su madre había nacido en Lonquimay y él conocía la provincia de pequeño.
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Cuando surge la posibilidad de concursar por el Centro Cívico Testa es muy joven, tiene 30 y pocos años, no lo duda un minuto.
En ese momento intenta presentarse con sus socios amigos, quienes luego lo ayudarán con la documentación del proyecto, pero en un primer momento le dicen que no, que no están de acuerdo con las bases, que prefieren esperar a que se desarrolle el Masterplan de la ciudad, y cosas burocráticas por el estilo.
A Testa no le importa, está decidido a hacerlo, se presenta solo. Y lo gana.
Me emociona mucho eso, -la certeza interior en hacer lo que uno vino a hacer a este mundo. Salga como salga-.
Con el tiempo se convertirá en un ganador imparable de Concursos nacionales e internacionales y seguirá vinculado a la obra del Centro Cívico, trabajando en todos sus edificios durante el resto de su vida.
Podríamos continuar y pensar la obra desde muchos posibles encuadres.
Empiezo con uno, quizás el más general pero el más determinante: la implantación y el vínculo del edificio con el paisaje.
El Centro Cívico es un prisma rectangular enorme, tiene 180ml de largo, casi dos cuadras de extensión, sin embargo, la proporción del edificio con la inmensidad del horizonte donde fue implantado, es perfecta. El bloque encallado dentro del médano pareciera que hubiera siempre estado allí, o que llegó por azar, se sintió a gusto y se quedó.
Cuando estas notas comenzaron a salir, un amigo me envió una foto de su madre en unas vacaciones de paso por la ciudad.
La vuelvo a compartir porque se puede ver al edificio solitario, dialogando con la particularidad de su emplazamiento, un terreno con desnivel, y de su paisaje, una inmensidad de cielo y arena.
En la charla del viernes les pregunté a los arquitectos Fontana & Llorenti qué leía Clorindo, qué le gustaba escuchar. -Me interesa lo que estimula y alimenta la mirada por fuera del campo estrictamente profesional, lo que da aire, lo que refresca- Me respondieron que era una persona muy instruida pero que no era su costumbre escuchar música. Que dibujaba incansablemente todo el día, dibujo tras dibujo, en silencio. -Claro, me respondí a mi misma: el ritmo, el tempo, la cadencia, está en los planos. Dibujaba como quien escribe una composición musical.
No más excusas, seguimos con eso la próxima.
Muy Feliz día a todos mi colegas que dibujan y construyen en la arena.
Y un Gracias enorme a La Pampa Noticias por estos dos años de arquitectura compartida.
Arq. Ana Pessio. Arquitecta UBA. Paisajista. holaabracasa@gmail.com
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