La Laguna Don Tomás es el lugar de paseo de los santarroseños. Uno de los pocos espacios recreativos, y un lugar turístico, en la capital pampeana. El sábado pasado desde #LPN publicamos un editorial contando sobre el estado de abandono de este espacio público: animales sueltos, basura, motos a toda velocidad, delitos y lo más reciente y grave: un intento de violación a una mujer a plena luz del día.
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El mismo día en que publicamos la nota hubo dos robos en el lugar. Su historia tiene un largo prontuario: ajustes de cuentas, suicidios, violaciones y hasta muertes en siniestros viales. La pregunta más repetida por los vecinos es: ¿funcionan las 25 cámaras de seguridad que existen en el predio? ¿Tienen monitoreo?
La nota tuvo mucha repercusión entre quienes frecuentan el lugar, y también entre quienes no viven aquí y tienen el recuerdo de un tiempo mejor.
Desde las redes sociales de La Pampa Noticias recibimos más reclamos: la contaminación del agua, el basural a cielo abierto que hay detrás, el saneamiento de las agua, la cantidad de mosquitos y la falta de fumigación, la falta de limpieza, los escasos tachos de basura, el deterioro de los juegos para niños, algunos con movilidad reducida piden abrir el tránsito a los autos para poder disfrutarla también, reclamos al intendente actual, y al anterior.
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La Laguna, un lugar que supo ser un asentamiento 50 años atrás, volvió a serlo hace un par de años cuando se formó El Nuevo Salitral. Hace poco, el intendente de Santa Rosa le prometió a sus habitantes el acceso a los servicios municipales.
Es difícil soñar con lujos en un país que alcanza el 50% de pobreza, o pretender que sólo esto esto sea prioritario. Pero podemos anhelar el crecimiento urbanístico de Santa Rosa y la mejora de la ciudad con espacios de esparcimiento cuidados y sobre todo seguros.
Querer el progreso y desear un espacio público limpio, que respete el medio ambiente, en donde puedan ir los vecinos a pasar un buen momento, llevar a sus hijos, y sentirse tranquilos y orgullosos del lugar en donde viven, debería ser un derecho y también una obligación del Estado.
Una lectora propuso algo muy original: “¿Y si nos unimos todos los que queremos una Laguna mejor para trabajar con el Municipio o la Provincia?”
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Algo es obvio: lo público es de los ciudadanos, no de los gobernantes de turno. Es responsabilidad de todas y todas hacer, pedir y exigir que “lo público” se cuide.
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