Investigando para esta nota de arquitectura, recordé “1985”, la película de Santiago Mitre sobre la hazaña histórica que supuso el Juicio a las Juntas Militares llevada adelante durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
En la película se cuenta cómo la investigación judicial y los informes presentados para la acusación en el juicio fueron un trabajo mancomunado del fiscal Julio Strassera, su adjunto Luis Moreno Ocampo y un equipo de jovencísimos abogados, sin ninguna experiencia previa pero con total lucidez y compromiso ante la excepcionalidad de la oportunidad histórica que se les presentaba.
Algo muy similar supongo habrán percibido, y aprovechado, el equipo de novísimos arquitectos que proyectaron y dirigieron las obras de lo que podría también llamarse hazaña histórica en materia de Arquitectura Moderna dentro de la obra pública nacional.
Me refiero al conjunto de edificios de la Secretaría de Comunicaciones proyectados y construidos durante los dos Planes Quinquenales del gobierno de Perón -1947-1952 y 1952-57- este último interrumpido por el golpe de septiembre de 1955.
Pensemos que entre octubre de 1947 y septiembre de 1948, en tan sólo once meses, se organizaron los trabajos previos, se proyectaron, se licitaron, se adjudicaron y se inició la construcción de 80 edificios a lo largo y ancho de todo el país, sumado a todas las remodelaciones y los proyectos que vendrían en los años posteriores a 1948.
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La titánica tarea fue llevada adelante por un grupo de estudiantes y recién graduados. Entre ellos podemos nombrar: Agustin Bianchi, José Ma. Spencer, Eduardo Vidal, Jorge Vivanco, Emilio Jozami, Juan Carlos Malter Terrada, Mariano Casares, Guillermo y S. Quesada Maschwitz, por mencionar solo algunos. Todos sin experiencia previa, estrenaron sus títulos construyendo y leyendo las Obras Completas de Le Corbusier, publicadas en 1946, (una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial) o escuchando a Marcel Breuer en su visita a la Argentina en 1947.
El edificio de Correos de Santa Rosa, si bien no fue inaugurado hasta agosto de 1963, coincidiendo con la fecha de inauguración del Centro Cívico, forma parte de esta empresa llevada adelante por la Dirección de Arquitectura de la Secretaria de Comunicaciones de la época.
Cabe mencionar el momento histórico, enfocado en concretar una fuerte estrategia de desarrollo nacional.
La nacionalización de los ferrocarriles, la expansión de la flota naval y la marina mercante, el impulso al transporte aéreo y a la aeronáutica comercial (el aeropuerto de Santa Rosa aparece por esta época) dieron origen al Ministerio de Transporte, al mismo tiempo que se independizaba la Secretaría, y luego Ministerio, de Correos y Telecomunicaciones en 1949.
El primer secretario fue Oscar Nicolini, empleado del servicio postal desde muy joven, figura clave en la historia del correo y la radiodifusión argentinas.
Este cambio institucional se vio reflejado en un cambio de escala en la envergadura y en las complejidades del trabajo proyectual arquitectónico, debiendo abarcar las áreas de servicio postal, servicio telefónico y radiofónico (el edificio de Radio Nacional Santa Rosa también corresponde a este momento).
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La oficina de arquitectura pasó a ser una Dirección, y debió atender multiplicidad de encargos en todo el país, así como resolver complejos programas en requerimientos técnicos y multifuncionales.
Su director, el arquitecto Aristóbulo del Valle, armó su equipo profesional recurriendo a los mejores estudiantes prontos a graduarse de la Escuela de Arquitectura, en ese momento aún dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Da para hacer otra película.
Arquitectura Moderna y Cabeceras de Distrito
Los edificios proyectados podrían dividirse en tres grandes grupos: los edificios mayores o Cabeceras de Distrito, los edificios de escala intermedia y los pequeños.
La escala y la superficie de los edificios mayores no eran exactamente proporcionales al tamaño ni a la población que satisfacían sino más bien a la extensión territorial que la sede abarcaba y a la previsión de crecimiento que se auguraba para dicha región.
El Correo de Santa Rosa, como el de Neuquén, aun siendo ciudades no densamente pobladas al momento de la construcción (alrededor de 25.000 mil habitantes Santa Rosa y apenas 7.500 Neuquén), formó parte de las Cabeceras de Distrito, junto a sus pares construidas en las ciudades de Mendoza, Córdoba, San Juan, Posadas, Mar del Plata, y Santa Fe.
En todas ellas, el planteo y el lenguaje elegido fue rotundamente moderno -entendiendo como modernidad a la Arquitectura surgida en las vanguardias europeas de principios de siglo XX, que encuentran en Le Corbusier a su máximo representante-.
La Arquitectura Moderna, con sus cualidades de funcionalidad, eficiencia, transparencia, nuevos materiales, e innovación fue el traje perfecto para un servicio estatal igual de innovador y deseoso de reflejar idénticas virtudes.
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Planteo Arquitectónico
El planteo urbano-arquitectónico del correo santarroseño se resuelve en un terreno de cuarto de manzana, ubicado en el centro comercial de la ciudad, en la intersección de las calles Hilario Lagos y Rivadavia.
Sobre calle Hilario Lagos un gran basamento integra el conjunto del correo al tejido urbano y por sobre él emerge un volumen-placa rectangular, de fuerte identidad moderna por su brise-soleil. Brise-Soleil es una palabra de origen francés, adoptada mundialmente en el mundo de la arquitectura. Refiere al parasol, en general a los grandes parasoles de hormigón que protegen del sol, del viento y son a su vez expresión plástica del edificio, como es el caso que nos atañe, o como el del Correo de la ciudad de Posadas, o como el del Ministerio de Salud y Educación de Lucio Costa, en Rio de Janeiro.
Pero volvamos al ejemplo pampeano.
El contrapunto volumétrico entre el basamento y el cuerpo principal del edificio está acentuado por un nivel levemente recedido y totalmente acristalado. Esto hace que el volumen superior parezca “flotar”, que se vuelva visualmente más “liviano”.
Son operaciones compositivas clásicas de la modernidad.
En la Arquitectura Moderna la gracia no está en el ornamento, en una moldura, sino en el juego de los volúmenes, en la expresividad de los materiales y en el diseño estructural.
El acceso al edificio se ubica dentro del basamento, en la esquina, elevado respecto del nivel de vereda. Esta decisión de elevar el acceso genera, desde un punto de vista funcional, un espacio de depósito y sala de máquinas por debajo y desde un punto de vista espacial, un gran foyer vidriado, amplio y luminoso. El foyer y la sala de atención al público tienen aberturas metálicas, notables muebles de madera, pisos de granito -que me enloquecen- y muros revestidos en fulget. Decisiones muy innovadoras para la época, que se reiteran en los pisos superiores, y que al día de hoy mantienen su calidad expresiva.
Además de la fachada con brise-soleil, la obra del Correo adopta otros dos lineamientos esenciales a toda arquitectura moderna: planta libre y una estructura de hormigón independiente de los cerramientos y fachadas. Estas dos características de la modernidad producen eficiencia en la construcción y plasticidad en la configuración espacial.
El ritmo de columnas en la sala de atención al público continúa hacia arriba, sostiene el volumen-placa superior y constituye el cuerpo central de cuatro pisos más azotea.
Allí se alojaban las funciones administrativas, contables, las oficinas de telegramas con sus tubos de bronces por donde se enviaban los “papelitos”, las oficinas telefónicas, y parte de Radio Nacional.
La calidad de estos espacios de trabajo es destacable: luminosos, amplios, con pisos de parquet, con vistas privilegiadas al paisaje urbano y al horizonte pampeano.
El conjunto incluye además una playa de estacionamiento y descarga, a fin de no entorpecer el tránsito urbano, y un edificio anexo sobre el frente de calle Rivadavia, destinado a las viviendas del personal directivo del Correo.
Patrimonio Provincial
Extensos y silenciosos son los procesos de validación y recuperación del Patrimonio. Afortunadamente, existen profesionales abocados a la tarea.
Las tareas de investigación y fundamentación para la solicitud de integración del edificio del Correo de Santa Rosa al patrimonio provincial fueron realizadas por la arq. Maria Rosa di Liscia.
La ficha de Relevamiento está fechada en 1989.
En el año 2018 fue declarado “De Interés Municipal” a través de la Ordenanza Nº 5848/18.
Las tareas de relevamiento y posterior valoración fueron realizadas entre los años 2020 y 2021.
Actualmente, el correo fue declarado como Bien Patrimonial en el marco de la Ley Nº 2083 e incorporado al Registro Provincial de Patrimonio Cultural con el Nº 22, a través de la Resolución Nº 77/2020.
Recientemente gracias al trabajo profesional de la Dirección de Patrimonio, con su ex directora la arq. Elina Sáez a la cabeza y la arq. Liliana Steibel, se coordinó un exitoso trabajo de recuperación del bloque arquitectónico de las antiguas viviendas de los trabajadores del correo. El conjunto de cinco departamentos fue adaptado para oficinas y laboratorios del Conicet, valorizando y respetando cada elemento de la construcción original. Para dicha tarea proyectual se generó una Bolsa de Trabajo junto al Colegio de Arquitectos de la provincia, en la cuál resultaron adjudicatarios los arquitectos Ares y Raena. El proceso de acompañamiento en las definiciones del proyecto fueron tarea conjunta de la CPPC, la dirección de patrimonio y los profesionales proyectistas. Las buenas noticias también se cuentan.
Epístola
La nota podría ser más extensa, continuar con lo que significó socialmente el servicio de correos y telégrafos en tiempos sin Internet ni telefonía móvil, o con el abandono y desmantelamiento que sufrieron estos edificios en la década del noventa durante las privatizaciones del gobierno de Carlos Menem, o cómo luego se recuperan como bienes del estado, o con los programas de recuperación del Patrimonio edilicio.
La historia por momentos parece algo lejana. Sin embargo está ahí.
Estoy segura que muchos de los lectores de estas líneas en algún momento de sus vidas enviaron cartas, recibieron telegramas o despacharon paquetes en este edificio, trabajaron o conocen personas que trabajaron y trabajan, en el edifico de Correos de Santa Rosa.
La historia es amplia, compleja, sorprende.
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Un mar abierto al que nos adentramos por donde la marea nos alienta, por donde nos duele, o por dónde podemos. La Arquitectura es un canal posible.
El conjunto de edificios de Correos forma parte de la historia cultural y material de la Argentina.
Más allá de toda complejidad histórica, dos cosas quedan ciertas para mí. La primera, que hay aspectos de una sociedad que sólo el Estado y sus políticas públicas pueden fomentar. Y la segunda, que la buena Arquitectura, permanece.
Agradecimientos Agradezco a la arq. Elina Sáez. Recomiendo la lectura de una de las publicaciones de las que se nutrió esta nota, «Arquitectura Moderna y Estado en Argentina» de la Dra. arq. Adriana Collado.
Arq. Ana Pessio. Arquitecta UBA. Paisajista. holaabracasa@gmail.com
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