Los beneficios de la actividad física en niños y preadolescentes son innumerables. La iniciación deportiva precoz es una forma de educar, favoreciendo el desarrollo de habilidades psicomotoras y fomentando conductas saludables. Hacer deporte, puede enseñar a los niños a ampliar sus límites, a desarrollar el espíritu deportivo y la disciplina.
Pero cualquier actividad física lleva aparejado riesgo potencial de lesiones y los adultos cumplen un rol indelegable, en esta etapa formativa. Primero, evitando las presiones externas en busca de rendimiento deportivo, lejos de las posibilidades de las personas y fomentando conductas antideportivas.
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Por lo tanto, los adultos debemos:
- Evitar convertir a la actividad física en un medio hostil.
- Reforzar la actitud por sobre el resultado.
- Valorar a la persona, por sobre el deportista, que está en plena formación de su personalidad.
Los entrenadores tienen la obligación de favorecer el espíritu deportivo, percibir los riesgos de lesiones y no exceder los límites. El desarrollo del gesto deportivo debe estar en relación con las habilidades, tamaño, madurez física y emocional.
Los padres deben estar atentos al desarrollo deportivo del niño, estimulando la mejor performance en su justa medida, con equilibrio y control sobre las frustraciones. Es común observar a adultos, en sus distintos roles, arengando en forma inapropiada por el resultado, abandonando cualquier estrategias pedagógicas teóricas y prácticas.
Además, es necesario relacionar equipos interdisciplinarios (médicos, profesores de educación física y kinesiólogos) con las divisiones formativas de clubes y ámbitos deportivos. Los niños necesitan de evaluaciones periódicas.
Algunos consejos para reducir las probabilidades de lesiones son:
- Utilizar equipo adecuado (calzado, protectores, etc.)
- Mantenimiento del campo de juego.
- Correcta preparación (calentamiento, elongación)
- Hidratación y alimentación apropiada
- Descanso entre competencia.
- Estricta supervisión de adultos en el cuidado de la salud
Las lesiones más frecuentes en niños y adolecentes son de tres tipos: agudas, por sobrecarga y recidivantes. Las lesiones agudas son por falta o mal uso de equipamiento, falta de preparación o por inobservancia de medidas básicas de prevención.
Las lesiones por sobrecarga son consecuencia de acciones repetitivas que fuerzan en exceso articulaciones, huesos y músculos. En atletas infantiles y adolescentes puede influir el crecimiento óseo y cuanto más tiempo dedique a practicarlo, más probabilidades habrá de que sufra una lesión.
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Las sobrecargas pueden estar provocadas por desequilibrio entre fuerza y flexibilidad, exceso de actividad, técnica o equipo inadecuado. Las re agravaciones de lesiones ocurren cuando se retoma la actividad física antes de lo recomendado o sin la adecuada supervisión.
Todas las lesiones descritas se pueden evitar y el tratamiento depende del tipo de lesión. Es de suma importancia el abandono preventivo de la actividad, ante la sospecha de lesión y nunca hacer actividad física con dolor.
En esta población se debe respetar periodos de descanso, horas de sueños, alimentación y hacer uso racional de tecnología (celular, computadora videojuegos).
Desde la kinesiología, observamos que las lesiones deportivas en niños son cada vez más frecuentes. La ausencia de kinesiólogos en ámbitos educativos y clubes deportivos, desarrollando planes de prevención y concientización sobre deporte saludable, es una de las causas del aumento.
Además, la falta de detección de trastornos posturales, es una realidad que plantea muchos interrogantes. La evaluación de la postura de columna, rodilla, tobillo y pie en edades tempranas, reporta muchos beneficios y realizada en ámbitos educativos, tiene efecto multiplicador.
Lic. Gustavo Gheller es Fisioterapeuta, Lic. en Kinesiología y Fisiatría, especialista en Kinefisiatría Crítica, diplomado en Kinesiología del Trabajo, Ocupacional y Laboral g.gheller@hotmail.com
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