Estamos acostumbrados a escuchar «cuidemos el ambiente», «protejamos los bosques» porque son el pulmón del mundo, «evitemos el cambio climático». Pero poco escuchamos «cuidemos el suelo». El pasado 7 de julio se celebró el Día Internacional de la Conservación del Suelo.
Todo se desarrolla en apenas unos pocos centímetros
Antes de dar una gran definición -recordando las clases de Edafología (ciencia del suelo) con la profe Silvia-, un dato que suma conocimiento es que «se tardan miles de años para producir 1 centímetro de suelo«. El suelo es uno de los elementos esenciales para que todo se desarrolle sobre la tierra, y cuidarlo es muy importante.
El suelo es un recurso natural no renovable que se forma a partir de varios procesos, los cuales dependen de factores fundamentales como el clima, tiempo, relieve, la bioma y el material parental, el cual es, dando una explicación clara, aquel que le dará la característica al suelo en formación.
Esta variedad de condiciones le han dado origen a los diversos tipos de suelos existentes en el planeta, como así también la diversidad de ambientes. Y con estas, infinitas actividades que se desarrollan sobre él, no sólo productivas sino también de la vida misma.
Leé también: El Bosque de Caldén, el próximo Parque Nacional
Los suelos pampeanos
Los suelos pampeanos no se alejan de aquella diversidad. Podemos encontrar tanto suelos que son aptos para la actividad agrícola, ganadera, como así también explotación minera, hidrocarburífera y silvicultura (explotación de bosque y monte).
El principal conflicto con el que nos encontramos en las últimas décadas esta dado por la oferta del suelo y la demanda del hombre, donde surgen consecuencias como sequías, inundaciones, salinización, pérdida de nutrientes y fertilidad, a raíz de malas prácticas productivas, excesivo crecimiento urbanístico, deforestación de masas boscosas, lo cual se conoce como mal manejo del suelo.

El elemento esencial que enriquece a un suelo es la materia orgánica, la cual proviene de la descomposición de todo lo que se encuentra por sobre la superficie: hojas, animales muertos o restos de frutos. Aportando una gran cantidad de nutrientes que es aprovechado como abono natural, lo cual mejora la estructura de un suelo, mayor retención de humedad, menor erosión, y directamente se enriquece todo lo que crece a sobre él, árboles, cultivos, huertas.
Compostaje y Desechos Orgánicos
Es la manera más simple de darle utilidad a los desechos orgánicos, con este aporte no sólo estamos ayudando a mejorar la calidad de nuestro suelo, sino también a disminuir la “basura” que generamos.
Leé también: Reciclado de ayer, montañas de basura hoy
El compostaje es algo sencillo, sólo basta tener un espacio o contenedores, y desperdicios de la cocina. El objetivo es el mismo, pero métodos hay varios según las necesidades y requerimientos de quien lo haga.

¿Cómo hacerlo? Podemos hacer un pozo en algún sitio de nuestro patio, en lo posible que no reciba mucho sol, tirar todo los desechos orgánicos que generamos y dejar que se degrade a su tiempo. O también comprar o armarnos una compostera.
Siempre existe una duda ¿qué se puede tirar? Todo aquello que es orgánico, desde cáscaras de verdura o frutas, o si están en mal estado, hojas, ramitas, papeles, flores secas, café, saquitos de té, yerba, cáscara de huevo. Pero no: goma, plásticos, pilas, plastificados, vidrio, ya que estos son clasificados como inorgánicos.
El método que elijamos va a depender de nuestros tiempos, cantidad de restos orgánicos generados diariamente y del espacio disponible. Obtener el producto final puede llevar desde 2 a 3 meses, a 1 año. En distintas etapas según nuestro esfuerzo, ya que hay que removerlo para aportar oxígeno, regarlo y así la desintegración será más rápida. Pero si lo dejamos, y no hacemos nada de eso, no pasa nada malo, sólo va a tardar un poco más de tiempo.
Leé también Reciclados La Pampa: la basura un tema de todos
Otra alternativa es utilizar lombrices californianas, que ayudan en el proceso de desintegración. En este caso, el producto final es distinto: se lo conoce humus de lombriz, y es básicamente el excremento de las lombrices.
Una propuesta rápida, simple y económica. Recolectá tachos con tapa preferentemente, en principio necesitas 3. A dos de ellos se le hacen orificios tanto en la tapa como en la base. Se van llenado de a uno. Los orificios permiten que el lixiviado que se produce propio de la descomposición, drene hacia el recipiente colector que será el último tacho, el cual no debe tener orificios en la base. Este líquido también puede usarse para regar. Seguí todos los consejos que te dimos para llenarlos y cuidarlos ¡Y listo!
Guillermina Porcel Tavernelli. Mujer, soñadora, curiosa e intuitiva, poseedora de pensamiento crítico casi Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente a un paso de defender la tesis. guillerminatavernelli@gmail.com