Parafraseando a Hipócrates que dijo sabiamente “que el alimento sea tu medicina” hoy vamos a entrar en el mundo del movimiento y enumerar sus beneficios sobre los diferentes sistemas biológicos, analizando al ser humano desde un punto de vista integral.
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Hay una palabra que es clave para el bienestar holístico de las personas y es “equilibrio”, si llevamos esta palabra en términos netamente bioquímicos sería homeostasis, que significa la autorregulación de nuestro organismo para mantener nuestros sistemas funcionando correctamente.
Así es que cuando salimos del equilibrio u homeostasis por razones de la vida cotidiana, hecho que ocurre frecuentemente, caemos en estados de estrés. Estrés no es más que cuando las cargas que debemos soportar superan nuestra capacidad de resistencia, así se pierde el equilibrio y si esto continua caemos en enfermedad.
Es de vital importancia mantener la homeostasis entre sistema simpático (que nos acelera) y parasimpático (nos relaja) para soportar la carga y no morir en el intento.
El ejercicio aumenta el metabolismo del cuerpo y, por lo tanto, la necesidad de oxígeno, lo que permite una mayor oxigenación de la sangre y de los pulmones. La respiración está relacionada con la función del sistema músculo esquelético, como regulador de la actividad del Sistema Nervioso Autónomo (SNA), y su relación con los estados emocionales (estrés, ansiedad, depresión).
Debemos entender que mediante la respiración podemos influenciar el SNA. Ella será nuestro medio para conectarnos con el entorno interno y regular lo que sucede en el entorno externo de manera eficaz. Cuando la vida tiende al desequilibrio, la respiración será parte fundamental para el control y el movimiento, el vehículo por el cual hacemos más eficaz el sistema respiratorio.
Son conocidas las adaptaciones cardiovasculares con el ejercicio tanto estructural como funcionalmente en el corazón. Pero ahora vamos analizar la variabilidad de la frecuencia cardiaca VFC, que es un método no invasivo para evaluar la respuesta del sistema nervioso autónomo sobre el sistema cardiovascular; evalúa la capacidad de recuperación del sistema cardiovascular como respuesta al ejercicio físico.
Por ejemplo, cuando se hace ejercicio aumentan los latidos cardíacos por minuto, esto es debido a la acción de la noradrenalina liberada por la estimulación de los nervios simpáticos que inervan el corazón y los vasos sanguíneos. Así mismo, cuando termina el ejercicio, los latidos cardiacos por minuto disminuyen, esto es debido a la acción de la acetilcolina liberada por los nervios parasimpáticos.
Por tanto, la VFC refleja las respuestas y adaptaciones del SNA. El número de latidos del corazón no solo depende del movimiento, actualmente se está estudiando cada vez más como cambia la dinámica eléctrica del corazón en función de las emociones. La respuesta fisiológica del cuerpo antecede a la vivencia consciente de la emoción, “el cuerpo conoce aquello de lo que la mente aún no se ha dado percatado”.
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La flexibilidad metabólica es la capacidad de cambiar entre los distintos tipos de fuentes de energía disponible, esta flexibilidad esta favorecida por el movimiento y actividad física. En el equilibrio u homeostasis en nuestro cuerpo existen dos vías de señalización: una anabólica mTOR regula síntesis de macronutrientes y está activa post ejercicio y otra energética AMPK se activa en el ejercicio. Hay conexión entre ambas. Para mantener estas vías activas hay señalización por medio de hormonas, por ejemplo insulina, el cortisol, la testosterona por nombrar algunas.
Los seres humanos nacemos con prácticamente ninguna microbiota, la adquirimos al nacer y la vamos modificando a lo largo de la vida según nuestros hábitos. La situación de equilibrio microbiano se conoce como eubiosis y su desequilibrio como disbiosis, y está relacionado con enfermedad, estrés, ansiedad y sociabilidad.
Los factores del entorno que regulan el ecosistema intestinal son: la dieta, el ejercicio físico, la ingesta de medicamentos, el ambiente rural o urbano, el género y la genética.
El ejercicio físico impacta sobre la microbiota incrementando la presencia de bacterias beneficiosas y mejorando la diversidad. La actividad física potencia el carácter competitivo de las bacterias permitiendo una mayor regulación del equilibrio microbiano.
En el músculo, el movimiento, actúa liberando al torrente sanguíneo mioquinas, así se llaman, y tienen funciones potenciadoras en el cerebro y sistema inmune entre otras.
La Psiconeuroinmuendocrinologia rompe con el dualismo mente-cuerpo dando lugar a un enfoque holístico, integrador y humanista. Con esta disciplina se podrá ver la estrecha relación y colaboración existente entre las emociones, conductas, hormonas, neurotransmisores, el sistema inmune y las enfermedades, somáticas o mentales, y cómo se pueden gestionar unas con otras a través del movimiento.
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¿Qué sería de nosotros si no nos moviéramos? Mantener el cuerpo activo es algo que hacemos de forma inconsciente. Gracias a la actividad física nos hemos ido adaptando.
Sin embargo, con la revolución industrial y tecnológica, esta función para afrontar desafíos y situaciones de estrés ante necesidades vitales, se ha perdido. Ya no es necesario moverse para cubrir nuestras necesidades básicas, una situación que está desencadenando el sedentarismo, y que ocasiona numerosas patologías y enfermedades características del sistema inmune. Por lo tanto, el equilibrio y la adaptación, son algo espectacular a lo largo de la evolución humana
María Paula Aguilera. Bioquímica. Mg. en Psiconeuroinmunoendocrinologia. Especialista en química clínica. Máster en Neurociencias del deporte. Apasionada por la química y la biología. mariapaulaaguilera@hotmail.com
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