El pasado 12 de abril, se cumplieron 1000 días desde que la Corte Suprema de Justicia de la Nación emitió el fallo que obliga a Mendoza a liberar 3,2 m3/s de agua del río Atuel.
¿Qué significa esto?
Desde 1900, Mendoza comenzó a realizar obras privadas para riego sobre la cuenca del río Atuel desviando parte de los cauces, hasta que desaparecieron. No fue hasta el año 1947, con la construcción de la obra hidroeléctrica “Los Nihuiles”, en la zona de Valle Grande, que del lado de la cuenca que le corresponde a la provincia de La Pampa comenzó a verse afectado el caudal del río a tal punto de desaparecer por completo.
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Los reclamos de los pobladores se hicieron fuertes ya en el año 1949 y junto al gobierno provincial, fueron escuchados por el entonces Gobierno Nacional de Perón, que por medio de la Resolución 50/49 se exigió una suelta periódica de agua por parte de Mendoza, la cual no fue cumplida por dicha provincia.
Los reclamos pampeanos continuaron durante toda la década del 70, hasta que en 1979 la Provincia presentó una demanda a Mendoza ante el Alto Tribunal por el incumplimiento de la Resolución de 1949. Pero no fue hasta el año 1987, que la cuenca hidrográfica del Atuel fue declarada de carácter interprovincial por la Corte Suprema de Justicia.
En el año 2008, se firmó un “Convenio Marco sobre el aprovechamiento por partes iguales de la mayor disponibilidad de agua del río Atuel”, con el objetivo de trabajar sobre acciones conjuntas entre ambas provincias, y favorecer el desarrollo del río a lo largo de su cauce.
El Convenio fue ratificado por la Legislatura de La Pampa (Ley 2468), no así por la de Mendoza. Ante la continua ausencia de respuesta a los pedidos realizados durante varias décadas, el día 14 de junio del año 2017 se llevó a cabo la primer audiencia pública de conciliación en la Suprema Corte, en la cual las instituciones de cada una de las partes se presentaron como Amicus Curiae (Amigo del Tribunal), estableciendo en 30 días un “caudal hídrico apto” en el río Atuel. Pero esa iniciativa tampoco prosperó.
Finalmente, el 22 de mayo de 2018 la Corte Suprema de Justicia de la Nación en conformidad con las partes correspondientes dictaminó que Mendoza debe “entregar” un caudal mínimo permanente del río Atuel de 3,2 m3/s, recomendado por el Instituto Nacional del Agua (INA), donde le permitirá al lado oeste de La Pampa reconstruirse de a poco ante la presencia de agua. Dictamen que lleva 1000 días sin ser cumplido por la provincia vecina.
Podemos interpretar todo esto como una pelea de intereses políticos desde ya, pero fuertemente económicos. Sociales tal vez, pero desde qué ideología partidaria, ¿desde la ignorancia o la conveniencia? Pero sin irnos de la temática ambiental, ¿cómo afectó al entorno esta mala acción?
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Alguna vez tuviste la posibilidad de pasar por alguna parte del cauce, te habrás sorprendido la magnitud de la huella. Habrás visto alguna foto en la que puede observarse la estructura completa de un puente, caminar por ese espacio vacío rodeado solo de arena. Contrariamente, hace más de 70 años atrás se encontraba cubierto de agua.
O sea, que era un ambiente que brindaba servicios ambientales diversos, no solo proveía de agua dulce al sistema, tenía una rica diversidad de especies de fauna y flora, permitió durante siglos el desarrollo productivo a su alrededor.
Rodeados de bañados y lagunas que formaban parte de toda la cuenca, los cuales son considerados humedales, y bien sabemos que estos son los ecosistemas más productivos del planeta, que ayudan al equilibrio del ambiente e importantes para la recarga de agua subterránea, y almacenadores de carbono, lo cual es favorable para la reducción del CO2. Es por ello, que la presencia de humedales se la considera esencial ante el cambio climático.
Actualmente es un ambiente totalmente árido, con escasa vegetación, que se ha visto modificada por la escasez de agua, lo cual le dio paso a especies invasoras. La fauna también ha desaparecido, al igual que la población, que a lo largo de los años se ha ido desplazando a zonas aledañas.
Socialmente el cambio es muy importante, ya que significa que no solo hubo cambios en el modo de trabajo, porque no tienen el agua para riego, sino que tampoco disponen de agua para su consumo propio.
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Seguramente han escuchado las declaraciones de autoridades mendocinas, diciendo “para qué La Pampa necesita más agua si no la utiliza”. Nada que agregar al comentario, pero el agua como sabemos es un bien de uso público, importante para la vida, para la perpetuación de un ecosistema rico y único. Tal vez, porque le corresponde naturalmente, así se grabó en la tierra antes de que el hombre tomara otras decisiones.
No permitamos que esta parte de nuestra historia ambiental se desvanezca en el tiempo y tomemos este hecho como algo pasado que no nos llega de cerca. Es a causa de la egoísta acción humana que por querer preservar su recurso, deja en el olvido y empobrecido una parte del cauce que él mismo protege para sí.
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