El miércoles pasado falleció trágicamente en Santa Rosa Jorge Llanos, un vecino de 87 años, después de permanecer varios días internado en estado grave en el Sanatorio. No murió de covid, ni por su edad. Murió tras un violento asalto en su propia casa en el centro santarroseño.
Llanos vivía solo, en la Avenida Uruguay al 100, en la capital pampeana. El día lunes 21 de septiembre fue encontrado moribundo por una de las empleadas que trabajaban en su domicilio y un amigo que tenía las llaves de su casa, y logró abrir la puerta. Estaba tirado en el piso desde hacía varias horas, todo golpeado. No recordaba nada.
«Estamos todos muy tristes. Una pérdida enorme. Tan injusto que lo hayan golpeado de esa manera, que lo hayan llevado a la muerte de ese modo… tenía años por vivir todavía» dicen sus amigos de la Asociación Amigos de la Música, de la cual formaba parte. «Una persona querible, un caballero, un hombre de bien. Amaba la fotografía y por sobre todo amante de la música, sobre todo de la ópera» recuerda su amiga Chispita Di Nardo.
Los hechos. Según se pudo reconstruir, la víctima fue hallada casi 24 horas después de la agresión. No recordaba nada. Sólo él y su agresor sabrán a ciencia cierta qué ocurrió.
«Tiene golpes muy visibles, sobre todo en el rostro», había dicho la fiscala. «Suponemos que él debe haber sido quien pudo haberle abierto la puerta a alguien», se especuló, “no había nada forzado» en la casa.
Lo que pudo investigar la Justicia es que entre las 12 horas del mediodía del domingo 19 de septiembre, y las 10 horas del lunes 20 sufrió un violento asalto que lo llevó a la muerte.
La información de las cámaras de seguridad aledañas -de los vecinos-, permitieron recabar información que condujo a tres allanamientos en el Barrio Mataderos de la Ciudad. Finalmente, el mismo día en que murió Llanos, el 29 de septiembre, la Policía comunicó la detención de un hombre a quién le secuestraron «elementos probatorios» que lo implican. El detenido vive en Santa Rosa, se dedica a la venta de bolsas de residuos, y ya tenía antecedentes penales. Hoy se encuentra en prisión preventiva a la espera del proceso judicial.
Sin familiares en la ciudad de Santa Rosa. «El Negro», “Llanitos”, como lo llamaban, quedará en el recuerdo de sus amigos. Aunque sólo pensar en esas horas en que fue golpeado y dejado moribundo a la espera de que alguien lo encuentre y lo salve, produzca una enorme impotencia y tristeza.
¿Qué está pasando? ¿Ya no hay un lugar en donde estar tranquilos? A salvo, resguardados ¿Ya no hay lugar para la gente decente?
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