La octogenaria institución enclavada ahora en la populosa barriada de Villa Alonso, por fin tendrá su terreno propio según un anuncio de días pasados luego de que concluyeran con éxito las gestiones realizadas desde varios años atrás por autoridades provinciales.
En una visita al club, el Senador Nacional Pablo Daniel Bensusan manifestó que ya están en condiciones de realizar los trabajos de mensura mientras salen las escrituras de las 3 hectáreas cedidas por el Servicio Penitenciario Federal (SPF) Las mismas están ubicadas detrás del Barrio ProCrear, a unos 500 metros del predio proyectado para la nueva Terminal de Ómnibus sobre el llamado Camino Viejo o Centenario a Anguil, al este de la ciudad.
Una merecida resolución en favor de una entidad Social, Cultural y Deportiva que durante 83 años consecutivos vino trabajando en favor de toda la comunidad y que por circunstancias de la vida no pudo construir su estadio de fútbol, deporte por el que fue creada.
Un poco de historia
Aquel joven visionario, alto funcionario del SPF, llamado Arturo Varas, distinguido y muy apreciado vecino por sus altos valores, que ya venía preparando todo para el surgimiento de una entidad deportiva que acompañaría a las 4 existentes en la Liga Cultural -fundada en 1.929- se levantó aquella mañana muy fría y ventosa del 9 de julio de 1.939 con una idea fija.
Luego de participar de los actos festivos en su repartición, convocó a un grupo de colegas y amigos con el máximo objetivo de fundar ese mismo día histórico, una «nueva y gloriosa entidad». La calle Gil por entonces, no era más que una arteria de tierra que conectaba a los vecinos de Norte y Sur. Los pibes jugaban a la pelota sin peligro porque había poco tránsito . Los lecheros, panaderos, carniceros y soderos repartían sus productos en carruajes tirados por caballos.
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El Automóvil Club Argentino no existía y un viejo edificio en la intersección con Avda. San Martín sirvió para que un señor catamarqueño fundara una Farmacia. El nombrado dió trabajo como cadete a un niño que, de grande, se convirtió en símbolo de los vacunadores santarroseños y un respetado árbitro y DT de fútbol en All Boys y los Seleccionados Culturalistas, nada menos que Don Ismael Draque. Un caracterizado vecino, comerciante gastronómico que había instalado en 1.937 la primera Propaladora de Santa Rosa, Don Arturo Gamberini, les alquiló a los «Empleados de la Cárcel Nacional» una propiedad, pared por medio con la casa del entonces apreciado imprentero Don Rodolfo Marinelli.
El inmueble tenía 50 metros de fondo, un amplio tinglado con techo de chapa y habitaciones al frente. Allí comenzó una historia brillante que duró casi 30 años hasta cambiar de sede. En 1.941 Arturo Varas afilió a Institutos Penales en la Liga Cultural y presentó un equipo que le dió dura batalla a todos, conformado por penitenciarios de Santa Rosa, Gral. Pico y otros puntos del país. Tal es así que al año siguiente, en 1.942, se consagran campeones de la Liga.
Aquel histórico primer campeón «Carcelero» formaba con Plaza; Dacal y Leceta; Molina, Aguilar y Lucero; Lozzia, Puzzo, la «Chueca» Gonzalez, Oscar Gallego y Gatica. Comprenderán Uds. el potencial futbolístico de este equipo de camiseta blanca con una franja azul que les cruzaba el pecho y la espalda, que en 1.945 volvió a ser campeón reforzado entre otros por Camino Van de Pute, Della Crocce, Arenzo, Spadini, el «Loro» Sáenz, Ernesto «Negro» Susvielles, Fidelino Torales, Feliz Fernández, Cura y Antenor Díaz.
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Un formidable equipo que puede compararse con los 10 mejores de la historia del fútbol pampeano. Jugaba de local en el viejo Estadio Centenario pero en partidos amistosos y entrenamientos utilizaba un baldío prestado por los hermanos Leceta, jugadores del club. Terreno que ocupaba la manzana encerrada por las calles Garibaldi, Alvear, Oliver y vías del Ferro Carril.
La historia importante de Penales en materia futbolística se completa con los campeonatos zonales liguistas de 1.958 y 1.962, perdiendo el título del 59 un domingo por la mañana en el Centenario ante All Boys que lo venció por 5 a 4.
Cómo dato ilustrativo quiero decir porque lo ví, que la esposa del presidente, jefe máximo de la cárcel santarroseña, lavaba a mano todos los lunes, las camisetas de la «Banda» luego de los partidos. Esto muestra el amor que sentía la familia Varas por su club, aún cuando Don Arturo tenía tan alto cargo. Otros tiempos. Otra gente.
Los grandes espectáculos
Penales, como todos los clubes de entonces, fue importante centro de contención deportiva, Social y Cultural. Por entonces no habían nacido los actuales «boliches» de hoy. La juventud y «los que habían perdido la fé» esperaban ansiosos en fines de semana los grandes bailables con Orquesta Típica y Característica cómo se los conocía.
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Penales fue suceso por mucho tiempo para tanta gente de los barrios, clases media y baja, que no concurrían a los Bailes de All Boys por ejemplo -a los que iban mayormente los vecinos del centro con traje, corbata y zapatos bien lustrados- para asistir a grandes espectáculos con la esmerada atención de Pedro Dal Bianco y familia.
Tal es así que al «Carcelero» se lo conoció como «el Club pobre del Centro» pero muy favorecido por la excelente ubicación que tenía. Innumerables espectáculos vimos los vecinos de entonces en el club del barrio.
Muchas veces llegaron «empresarios» con una chica hermosa a la que enterraban acostada un metro y medio en el centro del Salón y le dejaban la cara iluminada por un tubo para que la miraran los «puntos» que pagaban 1 $ en boletería. La chica les sonreía, guiñaba un ojo o les tiraba un besito para que sus «enamorados» volvieran a verla poniendo otro Peso.
Algunas veces llegaron señores que, como único capital para ofrecer su espectáculo, traían un poste de un metro y medio de largo, un martillo y un clavo muy largo. En el palo, enterrado en el piso, le clavaban la lengua -ya agujereada- a un señor que decían aguantaba 5 días con la «lengua al palo»- justo lo que duraba el espectáculo- y muchos iban a verlos poniendo 1 $.
Podría seguir con otros increíbles espectáculos por los que hoy, no irían a verlos ni gratis pero así era la vida entonces y todos contentos.
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¿Por qué Deportivo Penales fue a Villa Alonso?
Una pregunta que la gran mayoría no podría responder es por qué el Club de la Banda apareció en Villa Alonso luego de casi 30 años de éxitos en calle Gil. Puedo asegurar que el cambio se debió a que el club estuvo conducido por dirigentes nobles, derechos, responsables y honestos que no quisieron afectar el prestigio y trayectoria de la entidad cuando el dueño del local, Arturo Gamberini decidió vender la propiedad.
El dinero no les alcanzaba y tampoco quisieron endeudarse por sobre sus posibilidades. Por eso comenzó a crecer la idea de que con el capital que tenían, podrían llegar a comprar un terreno en el barrio del este que estaba progresando mucho y dónde Penales tenía muchos hinchas ya que estaban jugando muchachos del barrio como los 4 hermanos Rambur, Miguel y Ernesto Calloni, Grabosky, Del Río, H.Garcia, Recovsky, Carlos Gaia y tantos dirigentes allegados y Carceleros.
Por la mitad de los 60, el sueño de la casa propia tomó forma definitiva y desde entonces el querido Club lucha, como todos, contra modernos «Molinos de Viento», con poca pero muy honesta gente que vive con el mismo espíritu emprendedor que su fundador quien vivió 100 años de vida ejemplar.
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Creo que el sueño es compartido por todo el ambiente deportivo de la ciudad más allá de los propios: ver pronto el nuevo escenario futbolístico de Penales.
Los clubes barriales tienen significativa importancia como centros de contención de tantos chicos y chicas. La mejor inversión que pueden hacer los gobiernos y autoridades ciudadanas es apuntalar estas entidades. La juventud de los barrios cercanos íntimamente agradecida.
Juan Carlos Carassay, locutor y periodista. Más de 50 años de pasión por la comunicación y el deporte juancarloscarassay@gmail.com
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