El 12 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica. Definimos a la fibromialgia como un cuadro agudo que produce síntomas poco objetivos y difíciles de percibir por el cual recibe el apodo de Síndrome de la Invalidez Invisible.
El síndrome de fatiga crónica (SFC), tiene características propias y la diferencia entre ambos, radica en el dolor. La fatiga incapacitante predomina en el SFC y el dolor crónico en la fibromialgia.
El SFC es de causa desconocida, afecta la calidad de vida, prevalece en las mujeres y puede estar relacionada con factores ambientales o genéticos. Se caracteriza por la presencia de fatiga física y mental intensa que no disminuye con el reposo. También impotencia funcional fluctuante y extrema, que persiste más de seis meses.
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Interfiere en la vida diaria y genera trastornos del sueño. El insomnio, la agitación nocturna o la dificultad para conciliar el sueño, agrava el cuadro y retardando la recuperación.
La persona se desconcentra, pierde la memoria y la agilidad mental. No puede hacer actividades habituales, como trabajar de forma normal o practicar su deporte favorito. En ocasiones el ejercicio puede empeorar los síntomas.
La enfermedad interfiere en la socialización, llegando a producir aislamiento social y soledad. El inicio puede ser súbito, similar a un cuadro viral que perdura en el tiempo. Es frecuente que se inicie tras un cuadro de estrés emocional, un accidente o una intoxicación, su evolución es lenta y progresiva.
El tratamiento del SFC se centra inicialmente en la identificación y tratamiento de las enfermedades asociadas y el abordaje de los síntomas, con especial énfasis en los trastornos del sueño, la depresión y el dolor.
Aunque no hay evidencia científica, el paciente se beneficia con períodos de descanso y practicar técnicas de relajación. Tampoco hay evidencia sobre la efectividad de las terapias cognitivo-conductuales (TCC) y la práctica de ejercicio físico gradual, pero son habitualmente indicadas.
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Sugerencias para el abordaje del SFC:
- Proponerse una actitud positiva y creer en la propia recuperación.
- Gestionar las emociones o el estrés, por medio de terapia individual o grupal.
- Intervenciones nutricionales con profesionales de salud. Una dieta equilibrada puede ayudar a superar carencias nutricionales y mejorar los síntomas.
- Implementar recursos para lograr calidad de sueño. La correcta higiene del sueño, a través de técnicas de relajación o fármacos, facilitan el sueño profundo y reparador.
- Limitar la exposición a ondas electromagnéticas.
- Ejercicio gradual, con enfoque terapéutico y a cargo de profesional de salud capacitado.
- Realizar caminatas diarias sobre terreno regular, de duración individualizada y progresiva, hasta lograr acumular 30-45 minutos / día.
- Participación en programa estructurado de actividad física, considerando necesidades específicas de la persona, con el incremento gradual según la evolución de los síntomas.
- El plan debe ser mantenido durante varias semanas, sin incremento significativo de la fatiga o malestar provocado por el ejercicio, antes de incrementar la duración o la intensidad del mismo.
- Comunicación regular con el profesional a cargo. Proporciona seguridad a la persona y permite al profesional valorar recomendaciones o contraindicaciones individuales, para los ejercicios.
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Lic. Gustavo Gheller Fisioterapeuta, Lic. en Kinesiología y Fisiatría, especialista en Kinefisiatría Crítica, diplomado en Kinesiología del Trabajo, Ocupacional y Laboral g.gheller@hotmail.com
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