Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la pobreza, el uso irracional de los recursos naturales y la economía no sostenible son amenazas directas para la salud. La calidad de vida de las personas está ligada al entorno en que vive, con gran influencia de los alimentos, del aire y del agua que se consume.
Prevenir la contaminación es una gran deuda de nuestra sociedad, para con el lugar donde transcurre su existencia. Abordar este problema debe ser una premisa en la planificación de las políticas de gobierno, con un alto compromiso de la población.
La contaminación es un problema grave, progresivo, de futuro incierto, no visibilizado, con impacto asimétrico de cercanía y transversal en el tiempo.
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Es necesario diagnosticar la vulnerable situación de la sanidad ambiental por localidades, para tener real dimensión del contexto global y su impacto en la salud de la población.
Los grandes problemas a resolver son:
Contaminación hídrica Es un enemigo invisible y procede de las actividades humanas, industriales, agrícolas y ganaderas. Destruye la biodiversidad y afecta la cadena alimentaria. Cada gota de agua contaminada supone una pérdida irreparable para el día de mañana.
Manejo de la basura Basurales a cielo abierto y micro basurales sin regulación, generan un gran impacto en el medio ambiente. Los mal llamados rellenos sanitarios, no cumplen con normas básicas de control emisiones o impermeabilización de los suelos. La quema de basura, con liberación de gases tóxicos nocivos, genera consecuencias imprevisibles para la salud respiratoria de las personas y los animales.
El impacto de las zoonosis La salud de las personas, por contacto directo o por medio de alimentos, puede ser afectada. La cría de animales para alimentación familiar o comercialización, en el sector rural y periurbano requiere control sanitario.
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La proximidad de lugares de cría de animales, con basurales, piletas de desechos cloacales, son un factor de riesgo elevado y sin control.
La alta población de caninos sueltos en zonas urbana o periurbana, sin control de salud animal, en ocasiones alimentados por cadáveres animales, es otro factor de alto riesgo.
La presencia de equinos sueltos en el ejido urbano, visiblemente mal alimentados, consumiendo agua de mala calidad, es otro factor de riesgo.
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El sistema de cloacas Verdaderos ríos subterráneos. Cada domicilio genera muchos litros de residuos cloacales, como grasas, materia fecal, jabones, aceites, detergentes, sustancias tóxicas y restos de alimentos. El agua ingresa potable y se descarga como residuo por las cloacas.
La falta de renovación y mantenimiento de la red, genera olores, desbordes, filtraciones, con consecuencias imprevisibles para el ecosistema, la contaminación ambiental y la salud de las personas. Los derrames cloacales en la vía pública, donde el producto se seca y se convierte en polvo en suspensión a raíz del tránsito vehicular, genera alta exposición a enfermedades.
Los asentamientos informales o familias que habitan en sectores sin red cloacal y sin posibilidades de hacer frente al costo de camiones atmosféricos, generan situaciones de vulnerabilidad para la salud.
Las responsabilidades de la contaminación y las obligaciones para combatirla, excede a las autoridades políticas y debe involucrar a todos los sectores de la sociedad.
A la fecha, no hay planificación suficientes o posibles soluciones integrales, para la envergadura de este problema.
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Corresponde a los gobiernos municipales impulsar acciones que contribuyan a garantizar servicios públicos eficientes y desarrollar acciones permanentes de concientización, responsabilidad y solidaridad ambiental.
Las empresas y productores deben mensurar su nivel de impacto, en la contaminación de su actividad y aportar soluciones. Además de involucrarse en proyectos de educación para el personal, orientados a la promoción y prevención de la salud.
Finalmente las personas deben asumir protagonismo. Pueden ejercer un doble rol. Por un lado, influir en las agendas de los gobiernos, no permitiendo la demagogia política y falsa promesa, frecuentes en las campañas políticas.
Por otro lado, hacer cambios reales en el día a día, para convertirnos en personas ambientales, influyendo en el entorno. Todas las personas y las familias podemos convertirnos en agentes del cambio. Participando activamente podemos hacer que se garantice el derecho a vivir en ambientes saludables.
Lic. Gustavo Gheller es Fisioterapeuta, Lic. en Kinesiología y Fisiatría, especialista en Kinefisiatría Crítica, diplomado en Kinesiología del Trabajo, Ocupacional y Laboral g.gheller@hotmail.com
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