La historia del Barrio Calfucurá y la del Gimnasio del Club Estudiantes de Santa Rosa, La Pampa, van de la mano.
Hasta 1959 la Institución Celeste ocupaba la manzana nro. 29 (la que ocupa actualmente) y también la manzana nro. 28, donde hoy se encuentra el Barrio Calfucurá. Allí funcionaba la cancha de fútbol y una pista de atletismo.
En el año 1960 el Club decide vender la manzana nro. 28 y financiar con esa venta la construcción de una obra muy innovadora para la época, como lo fue el Gimnasio con sus icónicos arcos de hormigón armado, que llevan la firma del arquitecto Luis Tierno.
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El Barrio Calfucurá
Jaak Swinnen es el autor de esta obra que admiro y considero notable por múltiples motivos.
La originalidad y la potencia en la implantación arquitectónica del conjunto es uno de ellos.
¿Qué quiero decir con “implantación”? La manera en que las construcciones se distribuyen en el terreno. Cuánto lugar ocupan y en qué forma lo ocupan.
En el Barrio Calfucurá las viviendas se agrupan en volúmenes de 8 departamentos cada uno. Son en total 10 volúmenes, distribuidos con gracia y precisión en el lote de la manzana.
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Están ubicados de forma tal, que tanto en el perímetro de la manzana como entre ellos, siempre hay espacio verde, libre. En mayor o menor proporción, pero siempre lo hay, cumpliendo así una de las máximas de la Arquitectura Moderna: correcta iluminación y ventilación de los ambientes, junto con espacios de expansión y recreación, doméstica y comunitaria.
¿Qué otras bondades genera esta inteligente implantación? Riqueza espacial. Riqueza espacial urbana, y riqueza espacial para los habitantes del conjunto: gana el espacio público y gana el espacio privado.
El borde entre “el adentro”, espacio privado, y “el afuera” espacio público, no se materializa con un muro ni con una reja, sino que es la misma arquitectura con sus propios recursos la que arma esa transición, generando además, un riquísimo espacio intermedio, espacio común, espacio que no es ni del todo público ni del todo privado.
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Espacio que permite el encuentro. ¿Acaso no es eso lo que la buena arquitectura debe ofrecernos? Potenciar la vivencia cotidiana del espacio. Llenarla de encanto, de posibilidades.
El Barrio Calfucurá, con sus áreas intermedias, con sus áreas verdes y comunitarias integradas a la vida urbana de Santa Rosa ejemplifican la antítesis de la “lógica country” o de barrio cerrado.
El Barrio Calfucurá es Arquitectura que hace Ciudad. Una obra para valorar y preservar.
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-En la próxima entrega abordaremos el Gimnasio del Club Estudiantes. Otra joya arquitectónica vecina.- *Te invitamos a que nos compartas tus fotos, postales de la Arquitectura Moderna en La Pampa, si aparecen en algún cajón de la casa.
Arq. Ana Pessio. Arquitecta UBA. Paisajista.