Me animo a decir que alguna vez en tu vida escuchaste hablar sobre Sustentabilidad. En mi caso, conocer su significado fue un antes y un después. Este concepto resignificó mi perspectiva sobre qué quiero hacer y dejar en este mundo. Por eso, quiero compartir mi reflexión, invitando a tomar acción para ser más sustentables.
Mi primer acercamiento al tema fue con la Responsabilidad Social Empresaria (RSE), que promueve la idea de que para que una empresa sea sostenible, tiene que garantizar un triple objetivo: ser económicamente viable, socialmente beneficiosa y ambientalmente responsable.
Durante mucho tiempo se asoció a la RSE solamente con donaciones a fines solidarios, filantropía o marketing. Este enfoque fue evolucionado de manera tal que hoy existen las Empresas B, que están cambiando la manera de entender y hacer negocios porque sin perder de vista la rentabilidad, buscan generar un impacto positivo en la sociedad.
Afortunadamente, el paradigma actual de desarrollo se enfoca en la Sustentabilidad, que requiere de un trabajo y liderazgo colaborativo desde los estados, las organizaciones y las personas.
«Está en manos de la humanidad hacer que el desarrollo sea sostenible, es decir, asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias”. Informe Brundtland, Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, iniciativa de las Naciones Unidas.
Hitos
Dos hitos fueron fundamentales para entender la evolución del tema: la creación del Índice del Desarrollo Humano, que puso énfasis en un nuevo enfoque que coloca al individuo, sus necesidades, aspiraciones y capacidades, en el centro del esfuerzo del desarrollo; y el movimiento social ambientalista, que propuso enfrentar los retos del desarrollo, desde una perspectiva integral y multidisciplinaria, criticando al desarrollo económico ante los altos niveles de degradación del medio ambiente. Ambos procesos ayudaron a generar un cambio de mentalidad.
Desde mi punto de vista, me gusta asociar la sustentabilidad como un estilo de vida en el caso de las personas y de propósito en el caso de las organizaciones. Por un lado, es elegir que mis decisiones y acciones cotidianas sean amigables con el ambiente y que generen impactos sociales y económicos positivos. Se trata de repensar desde cómo donar mi tiempo para hacer voluntariado, hasta reducir el consumo de plástico o comprar a proveedores locales. En cuanto a las organizaciones, es la forma en que pueden generar sus servicios y/o productos de manera tal que también ayuden a mejorar las condiciones económicas, ambientales y sociales de sus comunidades.
El debate sobre el Desarrollo Sostenible invita a unirnos y trabajar en red para transformar nuestro mundo. Para lograrlo debemos actuar desde una perspectiva integral y con un compromiso político, social y empresarial. Debemos trabajar la Sustentabilidad no sólo a través de la dimensión ambiental del desarrollo, sino que es importante incluir sus otras dimensiones: la social y la económica.
Los problemas del desarrollo sostenible afectan e involucran a todos los sectores: gobierno, empresas y personas. Sólo tenemos un planeta y sus recursos se están agotando.
Es necesario replantear las responsabilidades: se necesita un Estado promotor y una sociedad comprometida. Las conductas individuales deben ir acompañadas de políticas públicas y de prácticas organizacionales que promuevan y cuiden estos hábitos sustentables.
Agenda 2030 y pandemia
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y priorizaron metas a nivel mundial para movilizar los esfuerzos y hacer un llamado a la acción entre gobiernos, empresas y sociedad civil, para poner fin a la pobreza y crear una vida digna y de oportunidades para todos y todas.
«El Covid-19 nos demostró nuestra vulnerabilidad global y cómo se interrelacionan los aspectos sanitarios, ambientales y económicos, entre otras grandes lecciones. Según ONU Mujeres la pandemia empujará a 96 millones de personas a la pobreza extrema en 2021.»
Será un desafío para los países lograr poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo para el 2030.
La pandemia nos obliga a reflexionar qué impacto queremos dejarle al planeta y a las futuras generaciones. También nos demostró que nuestras conductas individuales pueden hacer una diferencia. Podemos ser parte de la solución. A fin de cuentas todos y todas podemos hacer algo para dejar este mundo mejor de lo que estaba. Somos agentes de cambio. Con nuestras decisiones cotidianas podemos acompañar a los Estados a generar un impacto positivo y promover el bien común.
Es hora de tomar acción, adquiriendo hábitos más sustentables y aportando para construir un mundo mejor del que recibimos. Hablemos más de esto, y seamos sustentables.
Mercedes Dalla Vía *Licenciada en Relaciones Internacionales, especialista en Sustentabilidad y Gestión de Proyectos.