La Pampa 2024
La relación entre la salud mental y la actividad física o el deporte ha sido estudiada durante años y son ya conocidos los múltiples beneficios que ambas poseen para el desarrollo de una vida plena y saludable. Sin embargo, en la vida real, no siempre el deporte y la salud mental van de la mano.
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Ha ocurrido, en el caso de “exitosos” deportistas como Michael Phelps, Tiger Woods, Simone Biles, André Agassi y Marco Pantani, entre otros, que han expresado públicamente haber atravesado diversos trastornos mentales como depresión o ansiedad.
En este punto quisiera hacer referencia a los momentos cruciales de la constitución de la personalidad, es decir, a los primeros años de vida. Es allí, en la infancia, donde reside la oportunidad de consolidar las bases firmes para el desarrollo de la personalidad y es justamente éste período el más propicio para iniciar actividades físicas y/o deportivas que promuevan un crecimiento saludable.
¿Pueden éstas primeras experiencias de desarrollo y aprendizaje constituirse en verdaderos factores protectores para una saludable adultez? La respuesta es afirmativa siempre y cuando se desarrollen en un contexto saludable y positivo.
Teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, puede afrontar las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad” podemos plantear algunos interrogantes: ¿todas las experiencias iniciales en el ámbito del deporte son positivas y se constituyen en un aporte valioso para la salud mental de los individuos?
¿Qué debemos tener en cuenta para que el deporte sea saludable? ¿Cómo una adecuada práctica deportiva en la infancia puede promover la salud mental en la vida adulta?
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Sabemos desde la Psicología la importancia que poseen los primeros contactos que el niño y la niña establece con el mundo y en este sentido, el deporte infantil, con su inherente componente lúdico aparece como una poderosa herramienta formativa.
Sin embargo, para que resulte beneficiosa, la práctica deportiva debe desarrollarse en un contexto que permita y promueva: el descubrimiento del propio cuerpo y el del otro en un marco de respeto y empatía, el reconocimiento de límites, la cultura del esfuerzo y la perseverancia para el logro de los objetivos, la cooperación y la solidaridad, el desarrollo de habilidades comunicacionales que permitan al niño expresar lo que piensa y siente, la construcción de una confianza sólida y una adecuada autoestima, la motivación intrínseca ligada a la elaboración de proyecto de vida, la autonomía y la capacidad de discernimiento, la gestión de las emociones y la tolerancia a la frustración.
Si un niño o una niña durante su práctica deportiva, aprende a reconocer sus errores e intenta mejorar a partir de ellos, si siente miedo o enojo y logra manejarlo en forma adecuada, si opina distinto a sus compañeros y es capaz de expresarlo con seguridad, si se plantea objetivos personales para mejorar cada día, si asume la responsabilidad de sus decisiones, si se compromete con la actividad, si sabe escuchar las correcciones del entrenador, si piensa, reflexiona y se pregunta cosas, si es capaz de comunicar lo que necesita de los demás, si cuida su cuerpo con buenos hábitos de alimentación, descanso e higiene, si al observar sus diferencias con los demás las acepta y respeta y si logra entablar vínculos de confianza y amistad con sus compañeros, estará construyendo mientras juega y se divierte, unas buenas bases de su salud mental.
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En el Día Mundial de la Actividad Física, invito a la comunidad a reflexionar sobre cómo podemos, entre todos, desde el rol que nos toque (ya sea como padres y madres, como entrenadores, como dirigentes, como jueces deportivos, etc.) construir entornos deportivos saludables y positivos propicios para una vida plena y feliz.
Lic. María de los Ángeles Corró Molas, Mg. En Psicología del Deporte. Por consultas para acompañamiento comunicarse por Instagram a @tutoríaspsidep o por teléfono 02954 221691
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