Ricardo Juan (67 años) es un emprendedor nato. Cuando era joven creó una fábrica metalúrgica. En esta etapa de su vida se dedica 100% a los vinos. Su bodega Quietud cosecha premios cada año. Una historia que comenzó hace 30 años.
Sembrar vínculos
Hay un slogan que dice “el vino nos une” nada más cierto, reflexiona. Siempre la familia, recomendaciones y amigos, y “la confianza que se logra con el trabajo de años”.
Su padre tenía un taller. Fue ahí que a los 10 años aprendió a soldar. Quiso estudiar ingeniería en La Plata, pero las revueltas políticas y sociales de los 60` lo acobardaron. Abandonó y se vino a La Pampa.
José, uno de sus 3 hijos es quien maneja hoy la fábrica metalúrgica. ARJ lidera la industria de los portones metálicos en La Pampa. “En el 82 cuando empecé con esto me decían: eso no es para acá, eso es para Buenos Aires… y fue un boom.”
Hace 30 años empezaron a hacer vinos en familia, en el campo, a 10km de Santa Rosa. Su mujer es italiana. “Era costumbre que cada familia italiana hiciera su propio vino.”
En los 90´visitaron a un tío en la región del Veneto (Italia), en un pueblito que se llama Col San Martino. Se trajeron un mostímetro para medir la fermentación, y 3 hojas escritas a mano llenas de información. Y todo el entusiasmo. “Empezamos a fabricar los elementos con mi suegro, hicimos una prensa, también una moledora.”
El enólogo de la bodega es un amigo, y un maestro para él. Se llama Hugo Omar Zamora, es mendocino y lo llaman “el mago”. Trabaja con grandes bodegas y cuenta con más de 40 años de trayectoria en la industria. “Cualquier traición que haya en esto, se pierde todo.” La confianza siempre.
El vino y La Pampa
La Pampa cuenta hoy con 3 regiones de viñedos: 25 de Mayo, Gobernador Duval y Casa de Piedra. Está por arrancar una cuarta región en La Adela.
La primeros viñedos surgieron en 25 de Mayo, por iniciativa de empresarios locales. Eso es hoy Bodega del Desierto, la bodega pampeana más industrializada y con más capacidad de producción: 140ha que elaboran más de 600 mil litros por año y pueden llegar hasta 1 millón.
“En el primer mandato de Verna se instala una chacra demostrativa en Gobernador Duval y empiezan a probar con almendras, cerezas, entre otros, y 3 hectáreas de viñedos, de 3 varietales distintos.” Le propusieron trabajar con esas uvas. Lo llamó a su amigo enólogo “todo lo que sea por el vino ¡metele!” le respondió.
“Una tarde me mandaron una camioneta con los uvas, directamente. Y no me quedó otra que empezar a trabajar.” El primer año, para ver el potencial, hicieron un poco de Chardonnay, un poco de Cabernet, y un poco de Malbec. Mandó una muestra a Mendoza, y le dieron el visto bueno para seguir.
En el 2011 el enólogo lo alentó a presentarse a un concurso. El resultado: medalla de plata con un Malbec de Duval, oro con el Cabernet. “Fue una inyección para la producción.”
¿El nombre? “Quietud” fue lo más opuesto a Ricardo que encontraron conversando en familia. Sin embargo, para él, la bodega era siempre su ´descarga a tierra`, donde encontraba armonía “cuando llegaba la época del vino en la fábrica yo estaba feliz”.
Hoy producen 10 varietales y algunos blends. Comercializan desde el 2017, sólo en vinotecas y algunos restaurantes pampeanos. Son vinos personalizados. “Queremos que el que los compra tenga contacto con la historia de ese vino y con quién lo vende.” Todo sigue en familia, su nuera, Rosana, Licenciada en Química, es quien está cargo del laboratorio.
¿Anhelos? Ir a Francia, adonde ya los invitaron y aún no pudieron ir.
Y aunque se da por satisfecho en su vida nos confiesa: “El mejor vino todavía no lo hice. Esa es la verdad.”
El impulso emprendedor siempre a la espera de la mejor cosecha.
¡Salud!
Una bodega en Santa Rosa