Desde su taller en Santa Rosa, Isabel Gomez (59), experimenta con materiales y diferentes técnicas en textiles y accesorios. Y crea con todo lo que se le cruza y se siente cómoda. La pandemia no hizo más que reafirmar su dedicación y su talento por lo que más disfruta.
Descubrí a esta emprendedora pampeana sustentable por naturaleza, en esta entrevista con #LPN.
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Egresada de Bellas Artes. Docente jubilada. Emprendedora desde 1998, el año en que las cosas “se pusieron complicadas económicamente”, y empezó a pensar qué hacer. Mamá separada, con 4 hijos “podía tener más horas de docencia, pero quería estar en casa con ellos.”
Su primer emprendimiento fue vinculado a la indumentaria. Siempre le interesó todo lo que cubre a la mujer. “Yo era chica y veía a las gitanas con esas polleras de colores, y bijouterie, y pañuelos, y quería ser como ellas” cuenta.
“Pienso más rápido de lo que hablo” me recuerda a cada instante.” Pero su trabajo da muestra de muchísima disciplina, técnica, paciencia, y mucha prueba y error hasta lograr el resultado buscado.
Nada está vacío de significado en lo que hace. “Empecé resignificando los dibujos precolombinos, cuando todavía no era una moda”. Lo que más le gusta es dibujar. Se declara fanática del color. Tiene un tercer ojo tatuado en verde en su frente, que da crédito.
Sublimación, serigrafía, grabado, y sobre todo termofusión. Ése es su mundo hoy.
Procesos
Cuando arrancó hacía ropa, cosía, pintaba, bordaba. Siempre con muchos colores. Pero siempre disfrutó “esto de dejarse fluir, y ver adonde te lleva todo.”
“María de los Isabelines, me decía mi abuela, y yo le puse ese nombre a mi primera marca, como un homenaje a ella. Luego, en un seminario del INTI, me dijeron que era muy largo. La gente ya lo cortaba cuando me lo mencionaba. Y quedó Isabelines como el nombre de su marca.
En un principio vendía en ferias. También llegó a tener un local propio. “Una vez vino Daniela Cardone a un desfile en Santa Rosa y usó mis prendas.” Un antes y después fue el programa Identidades Productivas. Un proyecto del Ministerio de Cultura y Educación junto a la Universidad de Mar del Plata. Fue “furor”, dice. Cultura de La Pampa fue una de las primeras provincias en adoptarlo.
Fue un proceso, “me fueron guiando, y fui empezando con la intervención textil de las telas.” Ahí comenzó con la termofusión. “Formamos una cooperativa de trabajo, y desde acá coordinamos 12 provincias. Fue bastante complejo”.
Compartir y aprender
En un momento viajó a Buenos Aires a especializarse. “Compartir enriquece. Yo no me guardo el conocimiento. Aprendí que lo que se les va ocurriendo a otros, te enriquece. Ahí comencé a trabajar con materiales que no conocía. Mi fortaleza es ir combinando técnicas y materiales.”
Hoy está enfrascada en la termofusión. Una técnica que no es habitual en los accesorios.
“Aprendí a enfocarme, ¡hay tanto por hacer!” dice. Antes de que se declarara la pandemia se estaba preparando para dar cursos sobre esta técnica tan particular en Paraguay y Chile.
Creer que las redes sociales son una gran fuente de inspiración si uno sabe aprovecharlas “hay una chilena que hace corazones con cánulas de oxígeno. Otra hace joyería con crin de caballo. Lo que ande dando vueltas, hay gente que hace cosas con eso.”
Alianzas para crecer
Actualmente está trabajando con emprendedoras locales en diferentes proyectos. Con Arauca (carteras) por ejemplo, también viene desarrollando proyectos con Jacinta (indumentaria), y con Bienbenito (showroom).
“Las alianzas es donde mejores productos salen. Unís la creatividad de varias cabezas.” Con el tiempo se dio cuenta que no le gusta coser, y tampoco le gusta vender. No le gustan los productos en serie. Isabel disfruta de diseñar e intervenir “soy feliz dentro de mi taller, cuando hago, produzco”.
¿Qué te hace diferente? “Me distinguen los colores. Me han querido forzar a que use colores más neutros… que a la gente tal vez le gustan más. Pero resulta que descubrí que hay un target de gente como yo, que le gustan los colores, los talles más amplios. Después están los otros, los que hacen lo neutro, lo clásico.”
Naturalmente sustentable
“Modificar los paradigmas de producción y consumo es urgente. Diseñadores, marcas, proveedores y consumidores somos parte del problema y la solución” afirma en su perfil de Instagram.
Isabelines forma parte de directorios de productos sustentables de Latinoamérica. Sin proponérselo, ya estaba en su génesis: “ser sustentable es arrancar a construir algo que ya existe, que otros desechan. Yo lo puedo convertir en un objeto precioso” nos cuenta.
Sachets de leche, papel foil, radiografías, cámaras de bicicleta, de moto. Todo lo junta, clasifica, empieza a experimentar con diversas técnicas y lo resignifica.
“Tener pocos recursos hace que uno encuentre, que puedas crear con lo que tenés en ese momento. A veces no tener -los argentinos somos especialistas en eso- hace que te las rebusques y aprendas a descubrir nuevas cosas.” La clave del éxito.
En Bienbenito y por Instagram.