Hay un cartel en la entrada, hay dos pajaritos, dos piquitos y un corazón, hay flores y colores, hay un campito, hay un tallercito con techo de chapa, ladrillo a la vista y una puerta con vidrios de colores. Hay una ciudad que se llama Guatraché, en la provincia de La Pampa, donde una pareja y su perrita hacen piezas en cerámica.
Nicolas Heit (34), Antonella Rossi (33) y Nube, su perrita simpática, son “Los Pajaritos” de Guatraché. No suelen conocerlos por sus nombres de pila, ellos son ni más ni menos que los pajaritos del pueblo. Ese nombre tiene que ver con su historia de amor y con un nombre que fue quedando.
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Anto y Nico se habían ido a estudiar a Bahía Blanca, ella de Choele Choel, Río Negro; y Nico desde Guatraché. Se conocieron a través de la música y de la movida cultural. Cada uno con sus trabajos. Anto recibiéndose de Diseñadora Gráfica y Nico, con una Tecnicatura en Administración Financiera y trabajaba en una distribuidora, en una oficina.
Con el tiempo, se dieron cuenta de que necesitaban un cable a tierra, un hobby, algo que los sacara de esa rutina que ya no les estaba haciendo del todo bien. Así fue como empezaron con la cerámica y se encontraron con un espacio que les gustó mucho. Anto y Nico se turnan para hablar y se ríen. Hay una mezcla de vergüenza y orgullo mientras hablan de ellos, de sus proyectos, de su historia y de su emprendimiento.
“Empezamos en un taller en 2014 o 2015. Nos empezó a interesar mucho, hasta que empezamos con un profe que nos hacía probar, jugar, investigar y nos incentivó para que fuéramos a nuestra primera feria”.
Nicolás Heit
“Empezamos subiendo fotos a Facebook, para parientes, para que vean lo que estábamos haciendo y de golpe vimos que la gente nos quería comprar. Ese profe de Bahía hizo que nos apasionara el mundo del barro, nos incentivó a hacer nuestra primera feria y nos animamos. El objetivo era comprarnos nuestro propio horno, el puntapié inicial para tomarnos esto verdaderamente en serio”.
Antonella Rossi
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Empezar con el proyecto de la cerámica también los hizo replantearse sus profesiones, algo que ya no les estaba haciendo bien, como el lugar en el que vivían. Fue así como decidieron irse a Guatraché y dedicarse de lleno a la cerámica.
“Decidimos dejar nuestros trabajos y dedicarnos a lo que nos apasionaba. Nos vinimos a Guatraché y empezamos de a poco. Primero en una pieza en la casa que alquilamos, hasta que después, de a poco, pudimos hacer el taller propio, nuestro espacio, cómodo, y ahí todo cambió. Pudimos dedicarnos enteramente a la cerámica”.
Nicolás Heit
Ese nuevo entorno, rodeados de naturaleza, de pájaros, de liebres, de zorritos, de campo y la mirada puesta en los detalles estimula la inspiración. Hacen con mucho amor piezas que representan el lugar en el que viven, el espacio que los rodea, piezas que representan a La Pampa: un caldén, un animal, algún pájaro.
“Nuestra inspiración parte de la sensibilidad que tenemos con el entorno que nos rodea, el taller está en un lugar bien de campito, no tenemos vecinos, nos rodea la naturaleza y siempre estamos en contacto con eso. Lo que inspira a nuestra cerámica son los detalles, lo que en otros lugares se pasa por alto, lo que tiene su originalidad y su simpleza también”.
Antonella Rossi
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Anto y Nico no producen en serie. A ellos de a poco se les ocurre una pieza, que después son únicas, y en algún punto, también irrepetibles. Porque más allá de que a veces traten de repetirlas, nunca salen iguales. Justamente por eso, se enfocan en cada detalle y le ponen mucho de su energía a cada pieza.
Nico arranca con el proceso, amasa la arcilla y hace las piezas en el torno alfarero. Al día siguiente se re tornea y se le da el acabado prolijo. Ese es el momento de modelar o agregar algún animalito, unas plantas, un detalle. Después pasa a Anto, ella prepara los colores, le da alguna textura y elige el diseño de pintado.
Anto diseña los dibujos y elige la combinación de colores. Una vez que termina de pintar la pieza es el turno del horno. Se carga con la mayor cantidad de piezas y cada horneada lleva aproximadamente de ocho a nueve horas. Una vez que pasa la primera horneada recién se puede abrir el horno a las 24 horas. Se sacan las piezas, se limpian, se esmaltan y vuelven al horno.
Trabajan en equipo y se dividen las tareas. Incluso Nube tiene la función de acompañar y de a ratos les saca alguna que otra sonrisa. Sino Nube duerme abajo de la mesa de trabajo de Anto.
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“Nos dividimos las tareas. Cada uno con sus actividades. Cada uno hace lo mejor en lo suyo. Nos motivan los desafíos, buscarle una vueltita de rosca, alguna innovación, alguna fusión de materiales como maderas, metales o trabajar con otros artesanos. Creo que la pasión de lo que hacemos está reflejada en una pieza”.
Antonella Rossi
Ahora están en proceso de producción, hasta que vuelva un poco el calorcito y puedan volver a salir de feria. Son artesanos y les gusta moverse, recorrer La Pampa, moverse por todo el país: ir al sur, a la costa, la feria de General Pico, la feria del regalo de Santa Rosa, la Expo Pymes, en agosto se van a Tandil y en temporada a Bahía Blanca, Neuquén, San Martín de los Andes o Bariloche. La movida está en salir de feria.
Viajar los llena de energía, a la gente le gusta mucho lo que hacen y se encuentran con una devolución hermosa. Entonces, vuelven al taller a amasar la arcilla, a modelar, tornear, decorar y convertir la cerámica en una pieza única, original y trabajada con mucho amor.
¿Dónde se pueden conseguir las piezas artesanales de Los Pajaritos? A través de Facebook, Instagram, o al mail ceramicapajaritos@gmail.com. WhatsApp 02923 15-42-6428.
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