A las afueras de Toay, en una chacra de más de tres hectáreas, Inés recreó el lugar que soñaba. Un espacio al que a ella misma le hubiese gustado ir cuando era chica. “Un poco más libre, más natural” cuenta en una charla con LPN.
La Ruana es una sumatoria de experiencias, de su formación profesional y laboral. Y de sus viajes, claro. Este verano pasaron casi 200 chicos por la colonia de vacaciones. Y las familias, siempre.
El objetivo es llevar lo simple a todo: al juego, al cumpleaños, a la familia. Sacarlos de las pantallas. Inés cree que el contacto con la naturaleza es transformador para los niños, incluso desde que son bebés. Y en eso trabajan todos los días junto al equipo de profesores.
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Inés Montero Swinnen (32) empezó hace 2 años con el proyecto de La Ruana. La iniciativa prendió inmediatamente en los vecinos, las comunidades de Toay y de Santa Rosa.
“La idea es llevar la familia, la tradición y el juego simple, a los niños de cualquier edad.” Los chicos realizan actividades que no son habituales en el ciclo lectivo: caminatas, senderos, actividades con caballos, con tierra, con agua, actividades artísticas, de construcción, musicales, entre otras.
La formación de Inés le permitió recrear este espacio de una manera armoniosa, que sabe llevar junto al equipo que formó y la acompaña. Es Profesora y Licenciada en Actividad Física y Deportiva, y Técnica en Producción Equina y Equinoterapia. Y desde que tiene memoria, ama los caballos.
“Acá también les explicamos cuestiones que pueden ser peligrosas: que sepan cuál es la ortiga, que pica, saber pasar un alambrado, saber que si hay caballos sueltos no pasamos, saber de los horneros, de los hormigueros, de los panales de abejas, y así van aprendiendo a convivir en esto que es un pequeño campo. Para que cuando vayan a otro lado sepan que pueden hacer y que no.”
¿Lo más lindo? “Ver cómo se enganchan con todo esto. Los profes y los niños. Y verlos irse tan felices y que vuelvan tan contentos es lo que nos motiva.”
Hoy, en plena pandemia, se manejan en burbujas de a 10 niños con un profesor. Todos con barbijo. Se mide la temperatura al llegar y se firma una declaración jurada. Todo lo necesario para procurar la seguridad de todos.
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Para el año planifican arquería recreativa para niños y adultos, folklore, yoga, taller de huerta, taller de termotanque solar, y el taller recreativo, como cada año. «Y que la familia pueda participar en todo. Que les guste a todos venir» se entusiasma Inés.
¿Proyectos? «Equinoterapia, una escuela de monta integral y un espacio de salud que están armando. “¡Y que pase todo esto así podemos volver a hacer eventos!” agrega.
Un termotanque con botellas de plástico
El termotanque solar es un proyecto de Tomás Montero Swinnen, hermano de Inés. La idea es reducir la basura que descartan, aprovechar la energía solar, generar conciencia y tener fuentes de energía sustentable.
El año pasado desarrollaron un taller para enseñar cómo se hacen. “Se necesitan un montón de voluntarios, un montón de manos, porque hay que corta las botellas, más de 200 para que encastren. Vamos a hacer una ducha con este, el primero que armamos en La Ruana” cuenta Inés.
Todo gira siempre alrededor de incentivar qué hacer con lo simple, con lo cotidiano. En una ámbito de respeto y colaboración. Reutilizar, ser creativos. «Conectar con lo que no parecía tan importante».
Inés, además, vive junto a su hijo en este espacio. «Las tranqueras están siempre abiertas» nos dice en una invitación a la comunidad en general a compartir este espacio tan natural.
La Ruana www.laruana.ar