Javier Piorno (48) es nuestro pampeano del año 2020. Es enfermero, jefe de Clínica Médica del Hospital Lucio Molas, y supervisor general de Enfermería de la Fundacion FAERAC.
Parado en el frente de batalla del sistema de salud pampeano, Javier enfrentó al Covid-19. Estuvo internado 87 días, 59 con asistencia mecánica respiratoria, y vivió momentos muy difíciles. Hoy pasará el año nuevo en su casa, con su familia, recuperándose.
Javier es la historia de muchos en el planeta tierra en este 2020, sumergido una pandemia mundial inesperada, que cambió la vida de todos.
Javier lo puede contar. Y hoy, a las 12, y antes de empezar el 2021, con esperanza, brindamos con él.
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Su historia
Javier está casado con Romina Borassi, tienen dos hijos, Gonzalo (16) y Martina (19) ellos son su sostén, junto a los profesionales que lo están ayudando a recuperarse.
“Desde el inicio de la pandemia mi vida tuvo una aceleración: aumento de formación, de información, de responsabilidad, de recursos, de cuidados, y obviamente: de stress. El 8 de octubre el visitante Covid-19 entró a mi cuerpo y me demostró su poder.”
Javier sabe cómo y cuándo se contagió. Incluso teniendo tomadas todas las medidas de precaución. “Tuve que hacer un procedimiento con un paciente difícil. Y fue muy rápido todo, porque yo me contagié un día, y al día siguiente ya sentí el cansancio.”
“Estaba atendiendo un paciente y recuerdo cuándo fue. Soy sano, deportista, no tenía ninguna enfermedad preexistente. Me atacó” contó a APN el 12 de diciembre, cuando le dieron el alta.
Ese día sintió una falta de aire muy importante, y enseguida lo supo. Llamó a la ambulancia y lo vinieron a buscar. -Me imaginé que estaba contagiado- cuenta a #LPN.
“Vino mi jefa, la Dra. Arrieta, a la 1 de la mañana se hizo presente. No le gustaron los estudios complementarios que me hicieron. Pidió una tomografía computada. Yo aún estaba consciente. Llegó la jefa de terapia intensiva del lugar, Natalia Fernández, jefa de terapia intensiva del CEAR ¡hay que nombrarla! En la provincia tenemos un equipo médico de primer nivel.”
Lo último que recuerda es ver a todos juntos: su jefa, la Dra. Arrieta; la Dra. Fernández; el Dr. Sarasqueta; el Dr. Javier Tevez; la Dra. “Laurita” (sic) “Ellos decidieron mi asistencia ventilatoria mecánica. Es decir que pase a estar en coma.”
“A partir de ahí ya no sé más nada. Sólo sé que me porté muy mal. Y los hice renegar un montón. Tuvo dos paros respiratorios y fui sacado por ellos.”
“El equipo de enfermería, a cargo de Cristian Miscardi, se jugó por mantenerme. El Dr. Muñoz me hizo una traqueotomía. Estuve ahí 10, 15 días, no lo recuerdo.”
“Ahí aparecieron los kinesiólogos: Coty, Flavio, Martita, Claudito Villegas. Seguro me estoy olvidando de algunos ¡que me recontra cuidaron!”
“El servicio de nutrición, tan atento si recibo mi comida a horario, si me nutro. La fonoaudióloga.Todos grandes profesionales. Ojalá todo el mundo sepa lo que es nuestra provincia, el servicio de salud, el CEAR, el Lucio Molas, no sólo un grupo de profesionales, es un equipo.”
Luego de unos días logró las condiciones necesarias para pasar a «su querido» servicio de Clínica Médica.
“¡Que te voy a contar de mis compañeros! Mi espacio, los enfermeros, los médicos. Me atendieron como oro. Fui muy mimado, muy contenido. En compañía de mi esposa Romina, que no se separó ni un minuto de mí. Hasta que empecé la rehabilitación que hoy en día sigo.”
“Mi objetivo hoy es recuperar mi brazo y volver a caminar. Agradezco al servicio de rehabilitación, a la Dra. Gugliota, Misael, y un montón de kinesiólogos que están ahí, que no sólo te atienden, te contienen. Y no es sólo conmigo. He llegado arrastrándome al servicio de rehabilitación y me he ido feliz.”
“Que una persona como yo, un simple enfermero, reciba un llamado del gobernador, de los funcionarios, de los directivos del hospital, de los contadores, me puso muy contento.”
«¡Y las cosas que me contó mi esposa! De todos los compañeros, lo que han hecho por mí, de las cadenas de oración, el acompañamiento de la gente de mi pueblo, Castex. Me llegó de todos lados. Aunque sea un minuto de visita para mí, fue un halago.”
“Nunca pensé que podía salvar vidas, estar al frente del campo de batalla y tener esa repercusión. Si hoy estuviera en condiciones, estaría ahí nuevamente con ellos. Pero no puedo. Hoy tengo que darme el tiempo para recuperarme con mi familia, con mis hijos.”
«Lamentablemente hay que tenerle miedo a este virus. Te pega fuerte, te agota. Creo que mi historia es un mensaje para muchos que no creen en el virus.»
«Sigamos cuidándonos, no seamos cabeza dura. Sigamos las recomendaciones. Seamos responsables.«