Teresa Homs nació el 15 de febrero de 1923 en el campo, cerca de Winifreda. Sus papás eran catalanes, ambos emigraron desde España aunque se conocieron en Argentina. Trabajaban en la chacra familiar. Teresita tenía un hermano, pero a sus 4 años falleció por una “infección intestinal” “antes era distinto, no se sabía qué le pasaba. Con el tiempo entendí que mi hermano tuvo gastroenteritis”.
En 1923 en nuestro país nace René Favaloro, cirujano cardiovascular . En el mundo, el físico Albert Einstein es investido Doctor Honoris Causa, y en la Unión Soviética, Lenin, se ve obligado a abandonar definitivamente el poder a causa de su enfermedad. Alemania perdió la guerra y registra la inflación más alta de la historia hasta hoy en día (1 000 000 000 000 %). Adolf Hitler y sus nazis llevan a un intento fallido de golpe de estado en el que Hitler cae preso.
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Mientras la criaba, su mamá intentó enseñarle a leer y escribir ya que no había escuelas cercanas y era imposible que viaje todos los días en sulky. Pero cuando cumplió 8 años decidieron que lo mejor era que entrara de pupila al colegio de monjas santarroseño María Auxiliadora.
“El colegio de monjas era muy estricto. Cuando era chica me gustaba tener compañeras con las que jugar en los recreos, pero a medida que fui creciendo me gustaba cada vez menos. Quería salir a pasear y no estar en la escuela todo el día y a toda hora, con reglas y castigos ridículamente severos. Se veía como disciplina ejemplar pero era exagerado, incluso cortaban la personalidad de las niñas. A medida que pasa el tiempo veo todo lo que se hacía como una tiranía. Quizás de afuera parecía una buena educación, pero te educaban como a un árbol sin hojas”.
Teresa
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Recuerda mucho a su madrina Pilar Fite de Coll, familiar lejana, que vivía en la ciudad, y que la visitaba todo el tiempo que el establecimiento se lo permitía. Sus padres también la visitaban siempre que podían. Allí estudió hasta los 17 años, cuando se recibió de Maestra Normal Nacional. Cuenta que estaba muy aliviada de no vivir y estudiar más allí, pero sin embargo tampoco fue fácil conseguir trabajo. Su papá insistía en que fuera a un lugar en el que viviera con más mujeres jóvenes y no en casa de familia, o sola en el campo como se acostumbraba. Como las vacantes disponibles eran en escuelas rurales, no era fácil poder lograr ese objetivo.
Finalmente empezó a trabajar en Rucanelo, que quedaba a muchos kilómetros, pero adonde se pudo mudar junto a otras 5 maestras a un Hotel. Le dió clases a 6to año, por lo que asistían estudiantes de 15 y 16 años con muy poca diferencia de edad con ella. Cuenta que a pesar de ser mujer y muy joven, el rol de maestra tenía mucho peso, por lo que los estudiantes eran muy respetuosos. También las madres le tenían mucho estima y pedían su opinión para saber si sus hijos estudiaban, si se comportaban y como veía sus avances académicos.
“Siempre había algún chico más díscolo, pero a través del respeto mutuo sabiendo encaminarnos, con paciencia y sin violencia se llega a resultados excelentes. El maestro tiene que ser muy suave en la enseñanza, está para enseñar y guiarlos, no para torturarlos”.
Teresa
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Después de 7 años pidió el traslado a Uriburu, ya que quería estar lo más cerca posible de sus papás, los cuales por la avanzada edad estaban en una Casa Hogar en Santa Rosa. Allí vivió 7 años más con una familia “muy buena, bien constituida y educada” en sus palabras. Luego se mudó a Toay, donde ejerció como maestra jardinera durante 14 años. “Mi título no es de maestra jardinera, pero a pesar de las dificultades pude adaptarme muy bien, lo importante es ser idónea para la tarea. Leí mucho y traté de prepararme lo mejor posible, fue un aprendizaje muy lindo para mi” cuenta Teresa. Los últimos 6 años dió clases en la Escuela N 1 de Santa Rosa, siempre como maestra jardinera.
En cuanto a su vida personal, se casó a los 40 años con Andrés Corredera, que conoció porque tenía un almacén enfrente de su casa. Decidieron no tener hijos, cuenta que es muy miedosa y a pesar de que el médico la alentó, decidió no hacerlo por su edad. Cuenta que antes nunca quiso casarse, que tenía muy buenos amigos pero que no había encontrado a alguien con quien compartir su vida.
Consejo: “que amen, que se amen, sanamente, respetuosamente porque el amor los va a salvar de muchas desgracias. El respeto empieza por uno mismo”
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Hoy en día agradece a la vida estar bien y feliz, tan cerca de cumplir 100 años. Vive en el Hogar desde hace tres años, donde ya se siente cómoda. Dice que su consejo a los chicos es “que amen, que se amen, sanamente, respetuosamente porque el amor los va a salvar de muchas desgracias. El respeto empieza por uno mismo”.
“El amor tiene sus etapas. Uno con la edad ve las cosas de otra manera. Primero es el enamoramiento, que pasa y se hace amor. Y ese amor con el tiempo se transforma en comprensión, tolerancia, en un cariño pacífico y en un acompañamiento a la vida. Es más profundo y más firme”.
Teresa
*Por Melina Vivalda
La historia de Teresita es parte de #HistoriasDeAbuelos, una sección en La Pampa Noticias en la que contamos sobre vidas centenarias, o casi, de abuelos del Hogar de Ancianos de Santa Rosa. Nos proponemos valorar las historias de quienes lo habitan, rescatar sus experiencias, costumbres de otras épocas, descubrir sabiduría en cada una de sus palabras, y por qué no, alguna que otra receta para vivir más, y mejor. También buscamos sumar Socios al Hogar.
El Hogar de Ancianos funciona desde el año 1911 en Santa Rosa. Hoy es la casa de 25 abuelas y abuelos que encuentran en él un lugar de cuidados, con quien compartir sus días, aprender cosas nuevas y sentirse como en casa. Es importante la ayuda de toda la comunidad que lo apoya con su cuota de socio, con donaciones y con proyectos solidarios. Si quiere ser socio del hogar acercate a Don Bosco 13, o contactarse a través de Facebooke Instagram @Hogardeancianossantarosa
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