Yael Gadea (28) es kinesióloga y fisioterapeuta, y es de Santa Rosa. Una vez recibida, un “mal de amor” la hizo huir hacia Barcelona, España, donde la ciudad y un español del que se enamoró hicieron que se quedara. Ahora es dueña de “Pampa Studio”, su propio wellness center -centro de bienestar-, en donde realiza masajes y da clases de pilates: «Elegí llamarlo Pampa porque quería traer un poquito de mi provincia a esta ciudad tan cosmopolita».
Vivió en la capital pampeana hasta los 18 años y eligió mudarse a tierras cordobesas para estudiar la licenciatura en fisioterapia en la Universidad Nacional de Córdoba, motivada por su estilo de vida activa y su facilidad para socializar: «Decidí estudiar kinesiología porque sentía que era una forma de mantenerme en contacto con la gente e intentar hacerles el bien», cuenta la joven que en ese momento comenzaba a proyectar su futuro.
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Los años pasaron, llegó el ansiado título de fisioterapeuta y la necesidad de plantearse un nuevo objetivo que la ayudara, en parte, a escapar de un pasado amoroso que la acechaba. Es entonces cuando surgió la idea de realizar un posgrado en RPG (Reeducación Postural Global) en España. Planeaba su estadía hasta culminar el curso, pero no sabía que sería permanente.
«Tengo escoliosis y mi mamá como a los 15 años me manda a hacer RPG para mejorar la postura, fue cuando se empezó a conocer acá en Argentina. Me gustó tanto como trabajaba la kinesióloga y pensé que quería ser un poco como ella, eso me motivó a hacer ese posgrado«.
Yael Gadea, fisioterapeuta dueña de Pampa Studio
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Comenzó a ahorrar y a vender todo lo que tenía en el departamento, con el objetivo de recaudar el dinero necesario para poder emigrar: «Cuando digo vender todo es todo: ropa, muebles, apuntes, zapatos, bici, etc. Hice feria americana en casa y vendí bastante. ¡Mis papás me ayudaron con el pasaje y llegué a Barcelona!», recuerda Yael con emoción.

Sin embargo, dos factores que no entraban en sus cálculos iniciales harían que su deseo de quedarse por un tiempo se transformara en algo de por vida: «me enamoré de la ciudad y de un español y acá me quedé», confiesa la pampeana que vio con buenos ojos la idea de forjar su futuro y su vida allí. ¿De qué manera lo haría? Ella lo tenía claro.
«Un verano en Santa Rosa me inspiré en que quería tener algo propio, en donde pudiera transmitir mis valores y hacer lo que me gusta», comenta sobre aquel anhelo que la llevó, junto a su profesión y vocación por la fisioterapia, a encarar el proyecto de abrir en Barcelona su propio wellness center: Pampa Studio.
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«Costó mucho, fueron meses de hacer el plan de empresa, buscar precios, alquiler y lo más difícil: encontrar financiación de los bancos de acá de España. Como inmigrante cuesta mucho más y siempre la respuesta era “no”, pero después de insistir y averiguar la forma, logré obtener un préstamo con el que pude concretar el proyecto«.
Yael Gadea, fisioterapeuta dueña de Pampa Studio
Un wellness center es un centro de bienestar que ofrece diferentes disciplinas orientadas a la adopción de un estilo saludable, al combinar masajes, sesiones de osteopatía, tratamientos faciales, nutrición y depilación láser. En el caso de Pampa Studio, su «actividad estrella» es el pilates reformer, que dicho por Yael aun «no tiene la popularidad que tiene en Argentina«.



Posee una idea mucho más profunda que la de un típico estudio de pilates o clínica de fisioterapia, que es desarrollar un espacio que mantenga el estilo pampeano para socializar y conectar, y en eso hace hincapié: «Es una experiencia 360 que fusiona las prácticas saludables con el networking, el intercambio de idiomas y culturas, nuevas experiencias y mucho más, pensada con la misión de crear una comunidad de amigos e inspirarlos hacia un estilo de vida saludable».
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Si bien no hace falta aclarar el nombre «Pampa», ya que las raíces que la vinculan con la provincia son más que evidentes, otra razón fue la fácil pronunciación que la fisioterapeuta encontró en esa palabra, sin importar el idioma que hablara la otra persona: «Lo más gracioso es cuando la gente de acá de España o de otros países me empezaron a decir «Pampi» o «Pampita«. ¡Me muero de vergüenza si un argentino escucha eso! ¡Si supieran quien es la pampita real!», exclama con un tono de gracia.
Ya con el sueño hecho realidad, las cosas andan bien y cada tanto recibe la visita de algún argentino que la hace recordar a sus tierras: «Extraño cada día la naturaleza pampeana, la tranquilidad y la gente. Cuando uno se aleja y ve desde otra perspectiva de donde somos empieza a valorar más de dónde venimos. Por eso siempre me propongo volver cada enero para estar en familia», expresa Yael con nostalgia.



Probablemente sean pocos los pampeanos que viven en Barcelona y todavía ninguno cruzó las puertas de Pampa Studio, pero la joven no pierde la esperanza de que alguna vez se encuentre con un comprovinciano en su wellness center: «¡Ojalá pronto venga alguno! Están más que invitados a conocer y, por qué no, a tomarse unos mates«.
Pampeanos en el mundo es una sección que se propone contar historias, motivos y sentimientos de pampeanos que eligieron otro lugar de destino para vivir. Si querés compartir tu experiencia podés escribir a redaccion@lapampanoticias.com.ar
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