El 30 de mayo se celebra en Argentina el Día Nacional de la Donación de Órganos, en honor al nacimiento del primer bebé cuya madre recibió un trasplante en un hospital del país.
Esta fecha brinda una oportunidad para compartir historias que inspiran y concientizan sobre la importancia de este acto altruista. Por eso, #LPN habló con César Omar Dasso (73), un testimonio de cómo la donación de órganos puede transformar vidas.
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César Omar Dasso, de Victorica, hasta sus 65 años se consideraba una persona sana. Después de toda una vida de trabajo informal en el campo, Chichín (como lo llaman sus seres queridos), se había podido jubilar tras una moratoria.
Pero lo que parecía ser el comienzo de su merecido descanso se volvió una pesadilla cuando empezó a experimentar problemas intestinales que, al menos inicialmente, se resolvieron mediante cirugía. Sin embargo, cerca de los 70, su salud comenzó a deteriorarse seriamente.
Los mareos y la confusión se hicieron parte de su rutina, lo que llevó a una serie de estudios médicos en Santa Rosa. Con el tiempo supieron que el problema radicaba en el hígado.
No era la primera vez que ese órgano en particular le causaba problemas. Una enfermedad de Chagas sufrida en su juventud le dejó secuelas que, sin los cuidados adecuados, con el tiempo terminaron por debilitar la función hepática.
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Entonces empezaron de un lado para otro los numerosos estudios, las radiografías, las resonancias. «No sabíamos nada, lo único seguro era que se trataba del hígado», relata César, quien pudo afrontar el proceso junto a su esposa Alicia y dos de sus hijas.
«Cuando el hígado empezó a fallar, tenía falopatías, se perdía totalmente», recuerda su esposa. La toxina liberada por el hígado afectado llegaba al cerebro, causando síntomas severos que requerían hospitalización frecuente. Fue un período de mucha angustia e incertidumbre.
Su hija mayor, Agustina, comparte lo que fue: «Antes de saber qué era lo que tenía, sufrimos mucho porque se perdía. Eran las 3 de la mañana y se le ocurría ponerse a hacer asados. No sabíamos cómo sostenerlo«.
Y así llegaba al hospital Lucio Molas, donde lo hidrataban, le eliminaban esa ‘toxicidad’ y salía de nuevo. Sin saber muy bien qué hacer, Agustina y su hermana, Luciana, tomaron la iniciativa de llevarlo con un hepatólogo en Mendoza, en donde descubrieron que tenía un tumor y que el único tratamiento viable era extraer el hígado.
«Nos dijeron que teníamos que ir a Buenos Aires«, recuerda César. Así llegó la derivación al hospital Austral, en donde tras un año de estudios y controles rigurosos, fue incluido en la lista de espera para un trasplante.
La espera, aunque angustiante, duró tan sólo tres meses. Un 28 de marzo, hace dos años, llegó la llamada más esperada: había un órgano disponible.
Renacer
Nunca supieron quién fue el donante. «Fue un muchacho joven, solo nos dijeron eso. Había fallecido«, explica César.
En Argentina, desde la sanción de la Ley Justina, toda persona mayor de 18 años es considerada un potencial donante de órganos y tejidos, a menos que haya expresado previamente su voluntad de no serlo.
Gracias al trasplante, no solo salvó su vida, también transformó su modo de vivirla. «Fue un cambio total en los hábitos de comer y todas esas cosas. Porque yo me comía todo, brindaba bien también. Todo un combo« explica, refiriéndose al ajuste necesario en su estilo de vida para mantener la salud de su nuevo hígado.
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Dos años después de aquella cirugía, César goza de buena salud y la disfruta junto a su familia. Hasta ahora, los controles médicos vienen bien y los días de angustia quedaron atrás. Para ellos, el transplante fue como una segunda oportunidad, un renacer a los 70 años.
«No fue fácil esto, fueron muchos años de lucha, de angustia, de no saber qué es lo que tenía. Hoy podemos estar agradecidos de que realmente la donación de órganos es dar vida».
Alicia
Este 30 de mayo, Día de la Donación de Órganos, César y su familia tienen un mensaje claro para la sociedad:
«Primero, que se cuiden. Por suerte hay donantes, familias que aceptan eso. Pero hay gente que no lo acepta. Creo que donar órganos es darle a alguien la oportunidad de seguir viviendo, de la misma forma en que la persona que ha donado sigue viviendo en uno«.
César
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La realidad de la donación de órganos en La Pampa
Javier Tévez, médico coordinador del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de La Pampa (CUCAI), destaca que en lo que va del año, no se han registrado donantes multiorgánicos, de órganos ni de tejidos en la provincia. Esto se debe a que, aunque hay potenciales donantes, la mayoría son pacientes neurocríticos que evolucionan hacia la muerte encefálica en el hospital de Mayor Complejidad René Favaloro.
«Aunque hemos llegado al diagnóstico de muerte encefálica, lo cual indica una buena atención en el sistema de salud público, estos pacientes no pudieron ser donantes debido a las contraindicaciones», señala Tévez. Además, la densidad poblacional pequeña de la provincia también influye en las estadísticas.
En los últimos años, la tasa de donación de órganos en La Pampa se ha mantenido constante, sin disminuciones ni aumentos, incluso durante la pandemia. A pesar de los números bajos, la provincia tiene el potencial de aumentar la cantidad de donantes, especialmente de tejidos.
«En La Pampa, hay 54 personas en la lista de espera renal, además de otros pacientes que aún no están en la lista pero requieren diálisis. También preocupa la lista de espera de córneas, con 35 pacientes esperando una córnea. El objetivo es reducir estas listas de espera».
Javier Tévez
La historia de César Dasso resalta la importancia de la donación de órganos y la necesidad de un sistema de salud que pueda responder a esta demanda. Para Tévez, a pesar de los desafíos, el sistema federal de donación y trasplante en Argentina ha demostrado ser una gran fortaleza, permitiendo que pacientes pampeanos reciban órganos y tejidos necesarios para salvar sus vidas.
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