Ella es Angie Matalía (32), santarroseña, y estudió instrumentadora quirúrgica en Córdoba. Pero un día decidió que quería viajar: compró un pasaje de avión a México y se fue con su perrito, Aquiles, que la acompaña desde siempre.
“Al principio siempre es muy difícil, lloré durante días frente al mar con mi perrito, y si hubiera tenido pasaje de vuelta me volvía. Me sentía muy sola y no sabía qué hacer. Lo pienso ahora y no lo puedo creer. Pero después empecé a vivir en un hostel, y eso es lo mejor que podés hacer si viajas solo o sola: conocés gente, estás acompañada, y te ayudan a saber un montón de cosas útiles”, Angie.
Estuvo finalmente 6 meses en Playa del Carmen, hasta que pensó era suficiente tiempo y volvió a Santa Rosa. Sin embargo nunca volvió a estar a gusto en su ciudad natal. “Cuando volví pensé, ¿Qué hago acá?, extrañaba el mar, estaba super angustiada” recuerda. Luego de 6 meses, consiguió desde Argentina un trabajo en Tulum como instrumentadora quirúrgica y enfermera, ayudante de un médico que había conocido meses atrás en una playa caribeña y decidió volver a México.
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“Acá cada uno hace lo que quiere, cuando quiere y no hay ningún problema. En Argentina siempre me preguntaban ¿cómo me iba a ir a vivir a México? sobre todo cuestionaban que trabaje de mesera, o en bares. Acá realmente da lo mismo de que trabajás, lo que se ve mal es trabajar demasiadas horas por día, piensan que no aprovechas el tiempo, que no disfrutás, o que sos esclavo del lugar en el que trabajes»
Angie
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«Antes de irme me pesó mucho tiempo el «qué dirán», qué pensará la gente. Cuando dije que me iba a ayudar a un médico tuve todo el apoyo, sonaba a mucho status. Pero cuando dije que quería ir trabajar de lo que sea, me criticaban y tildaban de hippie. También es algo personal, como uno se lo toma y de lo que realmente uno ve sobre sí mismo»
Angie
Tras 8 meses viviendo y trabajando en Tulum sentía que tampoco era su lugar. Admite que no es lo mismo estar en unas largas vacaciones que vivir el día a día en un lugar totalmente nuevo. Angie recuerda que trabajaba de 9 a 17 de enfermera y pensaba “yo vine a estar en el Caribe, en la playa y en cambio estoy acá adentro, no estoy viendo el mar, no estoy viendo nada” así que su siguiente paso fue buscar en Internet en qué parte de México se ve el amanecer y el atardecer desde el mismo lugar y así decidió su próximo destino: Isla Mujeres.
“Quería trabajar de lo que sea, mesera, animadora, bartender, cualquier cosa mientras sea frente al mar. Así sin saber nada me vine a esta isla, y me enamoré. Con el paso del tiempo y más viajes por Latinoamérica me di cuenta de que realmente era mi lugar”
Angie
Una vez allí consiguió trabajo de bartender, área de la cual no tenía ningún conocimiento. La mayoría de los turistas eran estadounidenses, y hablaban inglés, el cual ella tampoco sabía. Pero en el día a día aprendió el idioma, el oficio y a desenvolverse con naturalidad en su nueva vida. Cuenta que es un buen trabajo, con estabilidad y en el que se gana muy bien. Ella pudo ahorrar suficiente para viajar por Latinoamérica y asegurarse que quería seguir viviendo en la Isla Mujeres.
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Angie cuenta que siempre alquiló y vivió en el mismo departamento, pero con la llegada de la pandemia el dueño les pidió a todos los inquilinos que se vayan ya que él se mudaba a otra ciudad. Angie tenía de visita a Druscila Vargas (35) una amiga de cuando estudiaba en Córdoba y que había ido a visitarla por su cumpleaños de 30. Juntas convencieron al dueño para poder quedarse ahí un tiempo más, y para poder pagar su estadía le ofrecieron remodelar y arreglar el departamento.
Con el tiempo se ofrecieron también a remodelar las 7 casitas del complejo y los espacios comunes, la entrada y el frente para empezar, entre las dos, a alquilarlos por día. Así llegaron a un acuerdo e inauguraron Casitas Arcoiris. El nombre surgió porque están frente al mar y se forman arcoiris en el cielo, y justo son 7 los colores y las casitas disponibles.
“Hace 7 años que vivo en México, 5 en esta Isla y hace 2 qué comenzamos con los alquileres y me encanta, quiero hacerlo toda la vida. En mi casa estaba muy cuidada y teníamos un buen pasar así que nunca aprendí a cocinar, limpiar y menos arreglar cosas. Fue todo un aprendizaje. Mi consejo es que hay que estar donde uno quiere, escucharse a sí mismo. El corazón, el alma, hay algo dentro del cuerpo que te indica dónde es tu lugar y dónde no. El que quiera irse a vivir a otro lado, que elija un lugar, compre un pasaje y lo haga. Hay que animarse, aunque sea difícil»
Angie
Hay habitaciones para 1, 2 o 4 personas
El emprendimiento tiene Instagram @casitasarcoiris y página web: www.casitasarcoiris.com
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