Teresa Homs -Tere, Teresita- nació un 15 de febrero de 1923, en el campo, en Winifreda. Hoy pasa esta pandemia en el Hogar de Ancianos de Santa Rosa.
“Tengo casi un siglo encima” nos dice. Y comenzamos una charla acorde a estos tiempos: a dos metros de distancia y mampara de plástico de por medio.
Antes de que llegara el covid-19 al mundo, Tere, tomó la decisión de vivir en el Hogar, para estar cuidada y acompañada. No tuvo hijos, una decisión mutua, con su marido: “tener un hijo para que te acompañe en la vejez es egoísmo” dice hoy, a sus 98 años.
Historias de otros tiempos, la vida en el Hogar de Ancianos, la pandemia para los abuelos, y cómo podemos ayudar, en esta nota de La Pampa Noticias.
Historias de otros tiempos
“Mi papá, José Homs, vino de España, a la casa de su primo hermano. Por el vecindario, conoce a mamá, que también estaba en la casa de una cuñada, y yo soy el fruto de eso”.
“Mis padres tenían la cultura y la educación de hace dos siglos, que traían de Europa, con costumbres muy distintas a las de América.” Fue pupila en el Instituto María Auxiliadora. “Fui criada con mucha disciplina.” Colegio, y campo. “Demasiada disciplina…pero era un poco la situación de la guerra civil española”, reflexiona.
En Winifreda, un primo, Luis Fite Homs -bisabuelo de esta periodista- , alquiló un campo para su papá. Era en Potrillo Oscuro, y junto con alguien de apellido Fontich. Ahí nació Tere.
«Entre ellos eran socios, patrones y paisanos», describe. “Sociedades hechas de palabra. Nunca hubo un papel. Pero hubo mucha honestidad. Eso me doy cuenta hoy”, dice Tere. “Los negocios se hacían sin trampas, y con buena voluntad. Algo muy difícil de conseguir hoy, creo yo…”
Maestra y educadora
“Me educaron de una forma muy recta. Me dieron mucho amor”, nos cuenta. “Tenía un hermanito. Pero se murió a los 4 años. Eso marcó a mi familia. Quizás me dieron taaanto amor, que me hicieron muy sensible” nos confiesa, mientras se le escapa una lagrimón.
Su padre no la dejó trabajar hasta que no le dieran un buen trabajo fijo. “No porque fuera millonario, sino porque me quería a su lado.” Ese día llegó. Se fue a trabajar a Rucanelo, y vivía en un hotel. Era la primera vez que salía de casa. “Aunque era habitual ir a casas de familia, papá me dijo que tenía que ir a hotel, aunque fuera muy caro.” Y así fue.
También trabajó en Uriburu, en Toay durante 14 años, y se jubiló en la Escuela Nª 1 de Santa Rosa, como Maestra Jardinera. “No tenía título, sólo soy idónea. Los maestros somos educadores, siempre lo digo.” Y lo demuestra, a sus 98 años, con su lenguaje impecable, sus frases célebres, sus ideas tan claras, transmitidas con delicadeza, y su escritura exquisita.
La vida
“Después de muchos años de desesperación -de mi madre- (aclara), porque no me quería casar, conocí a Andrés -Andrés Corredera- lo habían mandando a Santa Rosa, desde Pico, a trabajar enfrente de casa. Me pareció un buen hombre, compañero, y decidí casarme.”
No tuvieron hijos. “Quizás por haber recibido mucho amor…soy muy miedosa y no quise. El Dr. Savioli me insistía que encargara, pero el miedo pudo más que yo.” Fue una decisión de común acuerdo con su marido. “Fuimos felices. Los hijos hay que desearlos, y tenerlos con mucho amor. Tener un hijo para que te acompañe en la vejez es egoísmo.”
El Hogar
El Hogar de Ancianos es hoy una ONG. Se fundó en 1911. No recibe subsidio del Estado. Se mantiene con la ayuda de los abuelos que pueden, la colaboración de los socios, y la solidaridad de toda la comunidad. Hace muy poco lanzaron una campaña de socios ($200 por mes ó $2400 por año).
Es un lugar céntrico, muy amplio, con mucho espacio para andar, eso le gustó a Tere. Hoy conviven allí 24 abuelos. Cuidados por 18 personas.
“Soy la que tiene más primaveras encima, y gracias a Dios bastante florecidas“ aclara, siempre con su humor pícaro.
El primer tiempo no fue fácil. Le costó. “Trato de seguir adelante. Extraño mis costumbres, mis comidas, el vinito en la comida, quizás no eran lo más apropiado para mi edad, pero a mí me hacía bien.” El reglamento es para todos por igual. “A alguno le puede hacer bien y otros no tanto…”
¿Y qué hacen todo el día? “Juega a las cartas, eso me entretiene mucho, hago palabras cruzadas, leo los diarios.” Les llevan los diarios todos los días. También usa el celular, manda WhatsApp y conversa con amigos y familiares.
“Es el lugar que yo elegí. No estoy arrepentida, no puedo estar sola en mi casa.” Bajó de peso desde que está ahí, y le costó mucho al principio. “Gracias a Dios puedo razonar, y me doy cuenta que es necesario estar acá.”
“A un cierta edad uno se retrotrae a cuando podías, pero ahora tenés que dejar que te cuiden, y es difícil… Yo no sé si soy pretenciosa o qué, pero me parece siempre que tengo razón. Y a lo mejor estoy equivocada. No lo sé” dice Tere, siempre pensando y reflexionando.
La pandemia
Desde que comenzó la pandemia no pueden salir y no pueden recibir visitas como antes. Sólo dos por mes, de a una persona, durante 30 minutos, y con estrictos protocolos.
“Los abuelos están sanos. Pero el problema es que quieren salir a caminar un poquito al sol, y los protocolos de Adultos Mayores no lo permiten” nos cuenta Ana Lía Fite, vicepresidenta de la Comisión.
En estos días, un grupo de peluqueros solidarios, fueron a cortar el pelo. Y fue toda un evento. La gente que venía a hacer actividades: los Payamédicos, los chicos del Colegio María Auxiliadora, gente del folcklore, entre otros, todo está frenado.
Falta la parte social, y los abuelos lo sienten. “A los que tienen enfermedades neurológicas vemos que se les ha pronunciado, porque falta estímulo” nos cuenta Ana Lía. Sin embargo tienen una kinesióloga, María Lucía Añino, «que sólo viene aquí, ella los mantiene activos físicamente, para que se muevan.”
Rutinas de movimiento. Próximamente tardes de Bingo. Palabras cruzadas. Sopa de Letras. Desafíos cognitivos, y actividades que pueden hacer con las colaboradoras que están allí, a pesar de la pandemia. Todo lo que pueden hacer hoy para que los días se pasen un poco mejor.
Frases de Teresita
“Puede que a alguien no le guste, pero es la verdad”
“Hay un dicho que dice que -un hijo no entiende a su padre, hasta que es padre- Y yo digo que -un joven no entiende a un viejo, hasta que no llega a viejo-.”
Para colaborar con el Hogar de Ancianos
Teléfono 02954 414552
WhatsApp +54 2954 592290
Don Bosco 12, Santa Rosa, La Pampa.