Federico Fiorda (19 años) es de Santa Rosa, La Pampa. Desde hace un año juega al tenis y estudia, becado, en Minnesota, Estados Unidos. El sueño, y la vocación, hechos realidad.
La vivencia de la pandemia solo en Estados Unidos, y el caso George Floyd.
Convicción pura
Tenía 14 años, y jugaba al tenis en el El Prado Español, estaba haciendo la pretemporada. “No sabía si me daba para dedicarme 100% al deporte… significaba dejar la escuela, y perder muchas cosas.” Y se lo planteó a su entrenador.
Los caminos posibles eran: ir a Buenos Aires a vivir, elegir un College en Estados Unidos y aplicar a una beca, o jugar los Interclubes en Europa, entre otros. “Mis papás siempre me insistían con que el estudio estaba primero”.
Lo más lejos que había ido a jugar era a Coronel Suárez. “Porque no había plata, o no me podían llevar.” Era muy difícil. Hoy está a 9,523 km de casa. Estudiando Geología y Física, y jugando en una de las universidades más importantes en su deporte, en un nivel muy competitivo, “top 8”, según nos cuenta, y que disputa los primeros puestos en Estados Unidos.
Plan de vida
A los 16 años empezó a plantearse su futuro, y a averiguar por su cuenta. “Hasta ahí iba a estudiar Geología en La Plata, en San Juan, o en Córdoba.” Y un día vio un video de los partidos en Estados Unidos “y era impresionante”. Con eso confirmó lo que quería.
Los convenció a sus papás “al final no fue tan difícil” nos dice, risueño. “Si me iba bien en el colegio, me permitían ir a Córdoba a otros torneos. Y si me iba muuuuy bien, me dejaban ir medio año a Córdoba a entrenar.” Ahí empezó todo.
Vivió un 2018 muy sacrificado. Estudiar para exámenes internacionales durísimos, entrenar, competir. “Sexto año fue definitivo. Jugado con las faltas en el colegio, viajaba mucho a Córdoba, exámenes en Estados Unidos.” Sacó buenas notas, y jugó torneos internacionales que le abrieron las puertas que necesitaba.
¿Cómo se accede a una beca deportiva? Varios requisitos. El promedio del secundario es uno de ellos. Federico tenía más de 9. La participación en actividades extra curriculares, y los resultados, también suman. Fede tenía varias en su haber: Olimpíadas de Geografía, Concursos de Química, Olimpíadas de Matemática, “como un currículum que la Universidad ve, y evalúa”.
Y la trayectoria deportiva: los resultados a lo largo de tu carrera, y “un video de YouTube jugando, que les mandamos a los coaches, para ver si nos reclutan o nó” y además un sistema de puntos “UTR” (se llama) que incluye a todos los tenistas del mundo.
“Era mi anhelo, mi plan de vida, desde que tenía 16 años.” Y allá fue.
La pandemia y George Floyd. Solo en el campus
“Estábamos en Florida compitiendo, cuando volvemos caen dos chicos enfermos, con una gripe muy fuerte. No era covid-19 pero fue un gran alerta.” Se asustaron.
Lo que parecía un año espectacular de torneos, se canceló todo. Todos se fueron del campus. “Salías a buscar la comida del almuerzo y te daba impresión… no había nadie, parecía una película postapocalíptica.”
Cuando declaran la cuarentena en el Estado de Minnesota (donde está Gustavus Adolphus College), les piden que se queden en el campus, sin salir. Durante dos meses veía a una persona al día. Stress, impotencia, una mezcla de sentimientos. Pensó en volver a la Argentina.
Cuando estaba por sacar un pasaje empezaron a cancelar vuelos. Hablaba con Cancillería todo el tiempo. Pensó en repatriarse. Pero era exponerse mucho, ir de aeropuerto en aeropuerto “¿Y si llevaba el virus para allá, a mi familia? No me hubiese gustado.” Y decidió quedarse.
Buscó el lado positivo de la situación: “No había nadie, tenía todo el campus para entrenar. Estudiaba mucho. Sin tiempo para pensar.” “Comí bien, saqué buenas notas. Lo supe llevar.”
Pero le costó mucho pasar todo lo que vivió lejos de su familia. Solamente la ciudad de Minneapolis tiene más casos que toda Argentina. “Luego surgió lo de George Floyd, y todos los cuidados se esfumaron… saqueos… parecía una película.” cuenta a #LPN.
El caso de Floyd lo vivió muy de cerca. “Conocidos de mis compañeros de universidad estuvieron en ese momento en que lo mataron, es muy cerca de donde estamos.” Nos cuenta también que nunca sufrió racismo por ser latino, pero sus compañeros afroamericanos, sí. “Es un tema muy delicado acá”.
En medio de la cuarentena lo invitaron a una cena. Dijo que nó. Le daba miedo. Y lo respetaron. “Acá se evalúa mucho la libertad del individuo, no se concibe que te obliguen a hacer una cuarentena. Los negocios pueden elegir atenderte o nó si tenés barbijo. Cada uno elige.”
La vida diaria
Desde hace un tiempo le dieron la oportunidad de trabajar en el departamento de Geología de la Universidad “precaución al máximo y tengo una fuente de ingresos, asique estoy mejor.”
¿Y el entrenamiento? “Cambia mucho. Estoy jugando en cemento, por empezar. En Argentina es casi todo en polvo de ladrillo.” Agrega que allá son un equipo. Los entrenamientos están enfocados en la competición, “pelotean” mucho, y todo aplicado a partidos. “La parte técnica y física se supone que ya la tenés”.
Nos cuenta que se entrena menos tiempo que en Argentina, pero con otra dinámica: 2 horas de juego por día, y un entrenamiento físico aparte.
Todo el futuro por delante.