El Proyecto Águila del Chaco , impulsado por científicos del CONICET y también miembros del Centro para el Estudio y Conservación de las Aves Rapaces en Argentina (CECARA), tiene como objetivo investigar, conservar y difundir todo acerca de esta emblemática especie – reconocida en español como Águila del Chaco o Águila Coronada-.
La Pampa es la base principal del proyecto y es la zona «más al sur de la distribución del Águila Coronada, el Oeste pampeano», según una de las investigadoras a cargo, Beatríz Martínez Miranzo.
La estimación global para esta especie es de menos de 1000 individuos reproductores, y su tendencia poblacional es negativa, por lo cual está categorizada como en peligro de extinsión.
Los pilares fundamentales: la investigación de aspectos clave de su biología que aún son poco conocidos (como la ecología del movimiento y la selección de hábitat mediante marcaje y seguimiento de pichones y nidos), la aplicación de medidas de mitigación para favorecer su conservación (por ejemplo, la instalación de rampas de rescate en tanques australianos de agua) y la difusión y concientización del rol que esta especie cumple en el ecosistema y de la importancia de su conservación (mediante charlas en asociaciones y escuelas rurales y encuestas con productores).
El Águila del Chaco (Buteogallus coronatus) es un ave rapaz amenazada de Sudamérica. Su rango de distribución actual cubre la región del Chaco, el Desierto del Monte y el Espinal, desde el norte de Río Negro hasta el sur de Bolivia, Paraguay y Brasil.
La estimación global para esta especie es de menos de 1000 individuos reproductores, y su tendencia poblacional es negativa, por lo cual está categorizada como «En Peligro de Extinción» en Argentina y en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza). Entre las causas de su declive se pueden describir: la pérdida de hábitat, la persecución directa, el ahogamiento en reservorios de agua y la electrocución en postes de tendido eléctrico.
Leé también La vuelta del yaguareté al Iberá
La investigación
Los investigadores a cargo son tres, un grupo reducido para abarcar una zona inmensa como lo es la llanura pampeana, y por supuesto, la Argentina. «La idea es expandirnos y llegar a la mayor cantidad de lugares posibles» indicó Beatríz en diálogo con #LPN.
Ellos son: José Hernán Sarasola, Doctor en Ecología e investigador independiente del CONICET. Es uno de los fundadores y el director actual del @cecara_unlpam. Ha dedicado su carrera científica a la conservación de aves rapaces, y lleva más de 10 años trabajando para la conservación del Águila del Chaco (Buteogallus coronatus). Beatriz Martínez Miranzo es Doctora en Biología e investigadora post-doctoral del CONICET. Su tesis doctoral se basó en la ecología espacial del Águila de Bonelli en el noroeste de España, lo cual le ha permitido formar parte de proyectos de conservación de rapaces amenazadas en varios países europeos. Diego Gallego García es Magister en Zoología e investigador doctoral del CONICET. Tras haber trabajado durante dos años con aves rapaces en el grupo CECARA UNLpam, actualmente realiza su tesis doctoral sobre la ecología del movimiento y la selección de hábitat del Águila del Chaco en el centro de Argentina.

Miranzo, a lo largo de la entrevista, indicó las causas de mortalidad y por ende las causas de extinción del ave rapaz. «La interacción con la infraestructura humana es una delas causas principales, hay dos ítems que los afecta bastante, uno es el ahogamiento en los tanques australianos, y la electrocución por los tendidos eléctricos. La persecución directa desde que se creó el CECARA ha disminuido mucho, no hemos reportado casos de que maten a las aves en el último tiempo. Antes la gente del campo mataba a esta especie por creencias culturales, creían que se comían a las vacas y corderos recién nacidos y gracias a la investigación sobre la especie y se ha descubierto que se alimentan de víboras venenosas – y piche llorón (Chaetophractus vellerosus), un armadillo de unos 600 gramos de peso, aves más pequeñas, zorrinos, comadrejas, ofidios y tortugas– que al final terminan siendo beneficiosas para el propio productor ya que controla las poblaciones. Cuando se sabe eso y hay información, cambia todo».
Leé también Aerolíneas Argentinas no transportará más «trofeos de caza»
En ese sentido, la alta tasa de mortalidad en etapas juveniles que se registró y la lenta tasa de reproducción tampoco ayuda para la conservación de la misma. El Águila Coronada alcanza su edad reproductiva a partir de los cuatro años y cada pareja pone un único huevo en cada ciclo reproductivo -una vez al año-. Y se calcula que solo el 30% de los pichones llegan a esa etapa reproductiva.
Ahogamiento: tanques australianos vs rampas de rescate. «En La Pampa hay alrededor de 25.000 tanques australianos y se comprobó que una de las causas de muerte de muchas aves es por ahogamiento en estos reservorios de agua» mencionó Miranzo. Proyecto Águila del Chaco trabaja en conjunto con UNLPam Ambiental para solucionar este problema. «Las rampas son una red de metal en forma piramidal con bidones de plástico a los lados para mantener una mayor estabilidad y flotabilidad, que se coloca en el borde del tanque y las aves lo usan para aterrizar y beber o como una ayuda para poder salir del tanque -todavía se está analizando cómo los pájaros las utilizan- pero se vio una baja en la mortalidad de aves de un 50%, se disminuyó a la mitad». Entre ambos organismos se fomenta, por un lado el reciclaje de residuos sólidos urbanos, ya que desde la UNLPam se donan los plásticos y los bidones y por otro lado se favorece a la conservación de las coronadas y demás especies de aves.



Leé también: Botellas de Amor: una forma fácil e innovadora de reciclar
«Hemos conseguido con Recursos Naturales que en todos los campos que son cotos de caza tengan como normativa instalar rampas en sus tanques»
Beatríz Martínez Miranzo, Doctora en Biología e investigadora post-doctoral del CONICET
Leé también El culto a la Pachamama, repensar la forma de vida contemporánea
Tendidos eléctricos. Beatríz indicó que gracias a los estudios y a las investigaciones llevadas a cabo por el Proyecto Águila del Chaco y el CECARA, la Administración Provincial de Energía (APE) ha realizado modificaciones en ciertas líneas de tendido eléctrico. La readecuación consistió en la colocación de protectores dieléctricos sobre la aislación rígida de las estructuras, con la finalidad de evitar los contactos directos de las aves con partes sometidas a tensión eléctrica de la línea.



Una especie difícil de estudiar. Hace apenas 20 años que se empezó a estudiar a las coronadas en la región. «No se sabía ni siquiera qué comían». La falta de datos sobre los diferentes aspectos de la biología y el comportamiento de esta ave ha sido un obstáculo en términos de conservación. La investigación es lenta pero eficaz. «Lidiar con la distancia también es difícil» dice Beatriz, acostumbrada a trabajar en España -su lugar de origen-, bajo mejores condiciones y con distancias más cortas.. La bióloga llegó a Santa Rosa La Pampa en el año 2018 al ser becada por el CONICET.
La ayuda de la gente rural. El proyecto, según Beatriz, ha creado una red de colaboración con toda la gente rural del Oeste pampeano. «Han hecho mucha labor de extensión, ya que nosotros no podemos abarcar tanta extensión de kilómetros. Te escriben por WhatsApp o por las redes sociales diciendo que vieron un Águila Coronada, y ahí vamos nosotros para hacer el marcaje de los juveniles, monitorearlos y seguirlos» cuenta.
«La gente es una gran aliada del proyecto»
Lo próximo: ciencia ciudadana. «Estamos por lanzar una aplicación para teléfonos móviles que es para la participación ciudadana con respecto al proyecto. Servirá para armar una base de datos acerca de infraestructura humana, sobre todo en tema de electrocuciones y atropellos en carreteras, para también incluir a los mamíferos. Hay tantos kilómetros de líneas eléctricas que nosotros no podemos abarcar todo, entonces la idea es que la gente registre a nivel nacional y después en un futuro llegar al Neotrópico».
Leé también El Covid-19 y el Cambio Climático
*****
Este contenido es posible gracias al apoyo de nuestros lectores y auspiciantes. Compartí esta nota, opiná, y publicitá en nuestra web, para promover un periodismo distinto en la región: Contacto y Publicidad