Olga nació en Toay, un 17 de marzo de 1920, cuando en Toay todas las noches se apagaban las luces. Para celebrar su cumpleaños la Secretaría de Cultura y la Municipalidad de Toay invita a toda la comunidad a encender la chispa que Olga Orozco dejó latente con una serie de actividades en su homenaje. La cita es en su Casa Museo, este jueves.
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Su padre, era un siciliano que le contaba historias divertidas de la guerra y ella creía que la guerra era un festival donde los muchachos se contaban cuentos, tomaban ron y hablaban cosas privadas de hombres. Era un hombre muy imaginativo y escribía muy bien.
En su casa todos la estimulaban a escribir. Su madre la cuidaba y leía los textos que Olga escribía hasta que a los 12 años empezó a escribir más en serio y ya no quiso mostrarle más nada a nadie. Su abuela “una hechicera blanca”, le contó cuentos hasta los 28 años, no se repitió nunca.
Ella jugaba con su hermana entre el polvo, las lagartijas y los caldenes. Contaba, entre risas y la nostalgia del tiempo, que la casa de su infancia andaba hasta que se dormían. Aunque después se mudó muchas veces, su casa de Toay entraba en todas las casas y se equivocaba con las puertas que ya no estaban donde tenían que estar.
Con el tiempo la voz se le volvió gruesa y áspera. Escribió, escribió y escribió más. Sus temas siempre fueron los mismos: la búsqueda de Dios, acechar más allá de lo invisible o de lo inmediato, ampliar las posibilidades del yo, el tiempo y la memoria, la justicia, la libertad, el amor y, por supuesto, la muerte.
A falta de hijos tuvo una gata: Berenice. Su tótem, su guardiana, su sonrisa diaria. Le escribió un libro cuando la gatita falleció: 17 cantos en el libro “Cantos a Berenice”. Olga decía que Berenice le dictaba cosas y Olga escribía. Se divertían, jugaban y hablaban con ternura.
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Vivió rodeada de libros, los quería, los amaba, leía y releía. Olga nunca fue una escritora rutinaria, no tenía horario ni disciplina. Olga Orozco escribía cuando le llegaba un impulso invencible. Ese impulso, decía, podía llegarle de las maneras más diversas: a través de la música, de una frase escuchada al azar, de una imagen, de un recuerdo.
Olga sentía que algo la llamaba, como un golpe en la puerta, un juego con el destino, y se ponía a jugar con las palabras. Miraba la puerta y se encontraba, al final del pasillo, con el final de ese comienzo. Pero ese recorrido era algo completamente sorpresivo, que iba sucediendo, paso a paso.
Poesía para una cumpleañera
La invitación este jueves se trata de una lectura colectiva a través de rondas lectoras en diferentes espacios de la Casa Museo Olga Orozco. El programa:
10 a 11.30h En la entrada de la sala “La Fantasma”.
Se dará inicio a una lectura en la que participarán estudiantes, docentes y directivos del Colegio Secundario Olga Orozco de Toay junto al Intendente y autoridades del Municipio de Toay.
14 a 15.30h. En la vereda del Jardín.
Leerán: María Emilia Sapegno, Silvina D´atri y M. Sol Riscossa.
17 a 18.30h. En el portal de la Casa.
Leerán: Rosa Minardi y Cecilia de Niro.
19 a 20.30h. En los escalones del frente de la Casa.
Leerán: Lisa Segovia y Marisa Cascallares.
Proyecciones:
En la vereda de la Casa Museo, en el horario de 20.30 a 21.30h.
Se proyectará un trabajo audiovisual llamado” Nanni “inspirado en un relato de la poeta Olga Orozco”, con base en un vals cuya autoría pertenece al cantautor Juan Ignacio de Pian.
Sinopsis: En diciembre de 2019 estudiantes de 5to. año turno mañana del Colegio Secundario Toay grabaron en el patio de la Casa Museo Olga Orozco junto al músico pampeano este trabajo, correspondiente al “Espacio de Arreglos Musicales“ dirigido por el profesor Fernando Ortiz.
Acompañarán con música en vivo Les Musiques inestables de Florita.
Señora tomando sopa, Olga Orozco.
Detrás del vaho blanco está la orden, la invitación o el ruego,
cada uno encendiendo sus señales,
centelleando a lo lejos con las joyas de la tentación o el rayo del peligro.
Era una gran ventaja trocar un sorbo hirviente por un reino,
por una pluma azul, por la belleza, por una historia llena de luciérnagas.
Pero la niña terca no quiere traficar con su horrible alimento:
rechaza los sobornos del potaje apretando los dientes.
Desde el fondo del plato asciende en remolinos oscuros la condena:
se quedará sin fiesta, sin amor, sin abrigo,
y sola en lo más negro de algún bosque invernal donde aúllan los lobos
y donde no es posible encontrar la salida.Ahora que no hay nadie,
pienso que las cucharas quizá se hicieron remos para llegar muy lejos.
Se llevaron a todos, tal vez, uno por uno,
hasta el último invierno, hasta la otra orilla.
Acaso estén reunidos viendo a la solitaria comensal del olvido,
la que traga este fuego,
esta sopa de arena, esta sopa de abrojos, esta sopa de hormigas,
nada más que por puro acatamiento,
para que cada sorbo la proteja con los rigores de la penitencia,
como si fuera tiempo todavía,
como si atrás del humo estuviera la orden, la invitación, el ruego.
[Poema incluido en: «Con esta boca, en este mundo]
Más información y teléfonos útiles: Casa Museo Olga Orozco – Municipalidad de Toay – Casa Museo Olga Orozco: (02954) 38 19 98
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