En el calendario nacional y mundial existe un día para casi todo. El día del médico, de la enfermera, de la Paz Mundial, el día de la bandera, entre miles más. La semana que pasó, el 20 de mayo, se conmemoró a las abejas. ¿Por qué estos insectos tienen su día propio? ¿Son tan importantes?
Para descubrirlo, hablamos con dos referentes de la apicultura, Osvaldo Zingaretti y Luis Alfredo Darrieux. Nos comentaron acerca de lo esenciales que son estos insectos para el ecosistema y sobre la situación de la producción de miel en nuestra provincia.
La miel dinamiza la economía de La Pampa. En el 2020 la provincia representó el 11% del mercado de exportación nacional, y dejó más de 3,3 millones de dólares. Un número nada menor.
Osvaldo Zingaretti, Ingeniero Agrónomo pampeano, apicultor en su tiempo libre, enfatiza en que «los humanos, en cierta medida, dependemos de la supervivencia de insectos polinizadores como las abejas porque son las que polinizan grandes cantidades de cultivos de los cuales nosotros nos alimentamos», al mismo tiempo que el ecosistema también depende de estos por la «variabilidad» que le otorgan. Cuantas más especies integren nuestro sistema, más estable es el mismo. «Los ecosistemas naturales son mucho mas estables que los sistemas que que maneja el hombre (los agro sistemas) por esto es bien importante que estos insectos existan para que polinicen las plantas que necesitan y que gracias a esto se mantenga la diversidad», explica Osvaldo.
«Los humanos, en cierta medida, dependemos de la supervivencia de insectos polinizadores como las abejas»
Osvaldo Zingaretti
El 75% de los cultivos a nivel mundial dependen de la polinización según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Muchos de nuestros alimentos, como frutas, hortalizas y semillas existen gracias a la polinización, actividad a cargo de las abejas y de otros insectos como murciélagos, mariposas, colibríes, avispas, entre otros. ¡Sí, también de los murciélagos!
Para crear conciencia sobre la importancia de los polinizadores, las amenazas a las que se enfrentan y su contribución al desarrollo sostenible, las Naciones Unidas declararon el 20 de mayo como Día Mundial de las Abejas. El objetivo principal es proteger a las abejas y a otros polinizadores para que puedan contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo.
La polinización, clave para el ecosistema
Sin la polinización, difícilmente existiese la diversidad alimentaria. La gran mayoría de las especies de plantas con flores producen semillas sólo si los animales polinizadores transportan el polen desde las anteras hasta los estigmas de las flores. Sin este trabajo, desaparecerían muchas especies y muchos procesos del mismo ecosistema.
La polinización es, por lo tanto, un proceso clave tanto para los ecosistemas naturales como para aquellos gestionados por el ser humano. Se trata de una contribución esencial en la producción de alimentos y los medios de subsistencia humana, y vincula directamente los ecosistemas silvestres con los sistemas de producción agrícola.
Luis Alfredo Darrieu (53), es apicultor desde los 12 años, e Ingeniero Agrónomo en Lincoln (provincia de Buenos Aires), menciona que la tarea de las abejas y otros insectos polinizadores, consta de «trasladar el polen de una flor a otra para llevar a cabo la polinización cruzada». Sin embargo, a pesar del rol clave que tienen en la naturaleza, las abejas corren peligro de extinción por la utilización de sistemas agresivos agrícolas, el uso de plaguicidas, el cambio climático y enfermedades propias de estos insectos.
Peligros y amenazas
Según la Organización de las Naciones Unidas, los monocultivos, los pesticidas y las temperaturas cada vez más altas asociadas al cambio climático plantean problemas para la población de abejas y, por extensión, para la calidad de los alimentos cultivados.
El descenso de la polinización también constituye una amenaza inmediata para la nutrición. Si continúa esta tendencia, los cultivos nutritivos como las frutas, los frutos secos y muchos cultivos hortícolas se irán sustituyendo por cultivos básicos como el arroz, el maíz y las patatas, lo que supondría una alimentación desequilibrada.
En la Argentina, la actividad agrícola que más ha afectado la apicultura es el cultivo de soja según Osvaldo. «A partir de la década del ´90 se empezó a incrementar este cultivo, y fue creciendo exponencialmente año tras año, y ahora estamos aproximadamente en 16 o 17 millones de hectáreas de soja. Es un cultivo que las abejas no trabajan y que además trae aparejado la aprobación del herbicida total glifosato, el cual eliminan toda la flora apícola que utilizan las abejas, por la presión del uso de tantos herbicidas se ha disminuido mucho las malezas que es la flora que la abeja trabaja«, explica.
Luis, por su parte, menciona que estos plaguicidas, «matan tanto insectos benéficos como los que perjudican al cultivo». ¿La alternativa? mantener a estos insectos polinizadores alejados de la actividad agrícola y usar plaguicidas específicos para insectos que sí perjudican los cultivos.
Por otro lado, el ingeniero agrónomo, Zingaretti, aclara que el problema de las abejas no es solamente el glifosato para la soja. «Hay problemas intrínsecos propios de las colonias de abejas que son las enfermedades, como la varroa». El apicultor ha usado casi siempre los mismos pincipios activos para combatir esta enfermedad, por eso las varroas han adquirido resistencia, a causa de esto hay que rotar estos principios activos para convivir o disminuir la carga de estos ácaros dentro de las colmenas, porque cada vez hay muchos más ataques», comenta.
El arte del apicultor
«Tratar de incrementar la población de las colmenas para el momento que llegue la máxima de la curva floral», explica Osvaldo. Hacer coincidir el máximo de ambas curvas, tanto de población como de temporada floral. Últimamente, llevar a cabo esto, «es cada vez más difícil». Hoy por hoy, las colmenas no se pueblan, sobre todo por la cantidad de enfermedades dando vuelta, menciona el Ingeniero Agrónomo. «Las floraciones tempranas también desaparecieron por el efecto de los herbicidas, ahora las poblaciones de abejas se achicaron y llegan a tener entre 10 mil y 20 mil abejas cada colmena», agrega.
El panorama pampeano
La apicultura en La Pampa constituye una actividad que dinamiza y genera un aporte significativo a la economía regional, ya que la provincia se posiciona en los primeros lugares de participación -junto a Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba– en el mercado de exportación nacional e internacional de miel con el 11%, una producción que en el 2020 alcanzó a las 6.713 toneladas y ventas al exterior que superaron los de 3,3 millones de dólares. (Ministerio de la Producción).
¿Los destinos de la miel pampeana? Japón. Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Bélgica, Alemania e Irlanda. La Pampa también tiene una cabaña apícola que trabaja en la genética de abejas reinas. Y se están realizando gestiones ante el Senasa para habilitar próximamente el depósito para exportación de miel convencional y orgánica.
La provincia cuenta hoy con 363 productores, 225.472 colmenas distribuidas en 1.706 apiarios, dos cooperativas (COSEDO de Doblas y la Cooperativa Apícola Patagonia, de General. Pico); 70 salas de extracción; una planta de homogeneizado y cinco establecimientos que acopian miel y cera a granel con destino a los mercados externos.