En tiempos de aislamiento y parate económico, el trabajo solidario de muchas organizaciones se focalizó en dar alimentos para cubrir las necesidades diarias. También el de la Iglesia Católica, y algunas organizaciones vinculadas.
En tiempos de coronavirus y cuaresma “compartir el pan” se convirtió en la prioridad.
Todos los días, desde muy temprano, una Iglesia de Santa Rosa, se transforma en panadería. Un sacerdote, junto a una persona en situación de calle, que se hizo un entusiasta colaborador, con la ayuda de miembros de la Asociación Ex Alumnos Don Bosco, preparan el pan para 40 familias.
“Se prepara a la noche, se pone a levar, a la mañana se cocina, y al mediodía se envasa y se reparte” nos cuentan.
Compartir el pan con el que no lo tiene, todo un simbolismo para la Iglesia. No abren las puertas, pero siguen trabajando.
Un molino pampeano les donó ayer 500 kilos de harina que les van a permitir continuar con la elaboración.
Las necesidades hoy son más grandes que nunca, sobre todo en los barrios más necesitados. Las prioridades cambiaron.
“Hay hambre” nos confiesan desde la organización que trabaja especialmente en el Barrio Santa María de Las Pampas, y están contactando desde otros barrios.
La gente que trabaja por día no puede salir de su casa y no tiene para comer. “Hoy llevamos 90 litros de leche al barrio, gracias a la gestión de un ex alumno de Don Bosco” nos cuentan, orgullosos.
«Redescubramos que la vida no sirve, si no se sirve» como dice el Papa Francisco, nos comentan.
Se necesita: leche, azúcar, fideos, aceite, harina, puré de tomate, arroz, verduras y alimentos no perecederos en general. Para colaborar 👉02954 600955