Marisú Guevara (51) es la «madre» del Merendero Arco Iris en Toay. Es empleada doméstica y desde el garage de su casa, cocina, hace viandas, y recibe a los niños del barrio para compartir la tarde cuando se puede, tomar la leche, y jugar.
Ir a su casa es como ir a un jardín. O a una escuela. Están los chicos -sus vecinos- dando vueltas, jugando, charlando. Alrededor de Marisú. La infancia. «No hay un espacio verde cerca adonde llevarlos. Es lo que más deseo. Que tengan un lugar, una actividad, y que no estén en la calle. Que puedan jugar al fútbol, al rugby, que les vengan a enseñar actividades.»
Desde hace un tiempo se sumaron y la acompañan dos vecinas de Toay en su tarea. Teresa Valle, desde hace dos años, y desde hace unos meses Joana Alfonzo. ¿Recursos? Muy pocos. Donaciones, y el trabajo incansable de Marisú, y sus dos colaboradoras.
– ¿Cómo ves la situación económica? le preguntamos. Cada vez más familias necesitan ayuda. Aveces vienen incluso de otros barrios. La ayuda que recibe es de la gente común, de otros vecinos. «Muchos que alguna vez necesitaron, y hoy ayudan a otros»
Sus familias recibieron la semana pasada, y por segundo año, las cajas navideñas de la campaña solidaria Navidad de corazón a corazón. Todavía las están distribuyendo. Allí adentro van alimentos para festejar la Nochebuena, juguetes, adornos, cartas, saludos. Todo lo que otra familia pudo armar para donar. De una familia, a otra.
«Para las familias que recibieron en el 2020 fue inolvidable… ¡Se acordaron mucho todo el año! y esperaban que este año se repita. Vi tantas caras felices de niños y papás…
Me mandaban mensajes de agradecimiento de lo hermoso que encontraron adentro ¡y las cartas! fue muy emocionante ❤️»
Merendero Arco Iris comenzó en mayo de 2018. En el garaje de su casa. «Sola. Sin nada más que algunas tazas, y juguetes. ¡Pero feliz!» cuenta Marisú. «Con ganas de ayudar a los niños».
Deseos 2022. «Deseo que el año que viene sea mejor que este. Y el próximo mejor. Que ningún niño tenga que ir a un merendero. Pero falta mucha contención de las familias para eso.»
«¡Terminar la cocina! Para que los niños tengan un espacio más grande. Nos faltan sólo las chapas, y el piso. La fuimos haciendo de a poquito con mi marido. Necesito 5 chapas de 6 metros, y el piso, que es muy caro.»
Marisú padeció el Covid-19. Y lo pasó muy mal. Estuvo internada. Aún no se recupera y le cuesta respirar. Su familia y amigos le piden que afloje un poco. Le pidieron que dejara el merendero. Pero para ella, ayudar, no es trabajo. «Esta es mi vida» asegura. Y no lo va a dejar.
«Deseo que no se corten nunca estás cajas. Hicieron muy feliz a muchas familias que no tienen para celebrar la Navidad.»
Marisú Guevara.
La Campaña Navidad corazón a corazón sigue. Ya se sumaron más de 800 cajas, pero aún faltan otras 100 para alcanzar a organizaciones de Santa Rosa y Toay que trabajan en diferentes barrios. [ Para ayudar escribir a: navidadcorazonsantarosa@gmail.com ]
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«Es una año difícil. Aumentaron las necesidades, pero también bajaron las donaciones. A pesar de toda la difusión que tuvo la campaña. No es fácil sumar el dinero para armar esta caja para una familia completa, y se notó. Pero seguimos pidiendo donaciones hasta Navidad» Mariana Pérez Florez, coordinadora de la campaña Navidad corazón a corazón.
Merendero Arco Iris
¿Qué hacen? Entregan 70 viandas todos los sábados.
¿Cómo ayudar? Mercadería. Fideos, arroz, puré de tomate, carne y verduras, para poder cocinar.
¿Dónde están? San Lorenzo 765 y Pasaje Matiauda. Barrio San Cayetano, Toay.
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