— Tu hijo está grave, por eso está acá. Y necesita esa vía por si hay que entubarlo de un momento para otro.
Esas fueron las palabras de una médica, un viernes a la noche, para hacerme tomar dimensión de la situación que estaba viviendo con mi hijo de 20 días . Y “calmarme”.
Ver a mi bebé en una sala de Terapia, adentro de una incubadora, respirar gracias a dos tubitos en su nariz, con una cánula en la boca para alimentarse, manos y pies pinchados por todos lados, y máquinas conectadas para monitorearlo, no fue nada fácil.
Escucharlo llorar y toser al mismo tiempo, y sólo poder consolarlo tocándolo con guantes por una ventanita, me hizo explotar. Del miedo y de la angustia
— Querer alzarlo, salir corriendo, y llevarlo a casa.
— Querer volar en helicóptero al centro de salud del universo en el que lo curen de inmediato.
— Querer estar yo en su lugar y no él.
Todos sentimientos urgentes e imposibles.
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Bronquiolitis. Una enfermedad que parece ser que volvió con más fuerza luego de dos años de pandemia y aislamiento de todo. Más aún en los niños. Y el frío de este invierno, la sequía y los vientos pampeanos, no ayudan.
¿Viste cuando te dicen que el primer mes de vida un virus o una bacteria le puede hacer mucho daño a un bebé? Y -especialmente si no es tu hijo- mejor no tocarlo, no besarlo, y no llevarlo a lugares muy concurridos. Todo cierto. Venimos sin defensas a este mundo, y sólo la lactancia materna, tras unos larguísimos meses, le puede transmitir algunos anticuerpos.
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Sin embargo, y a pesar de tomar todos los recaudos, en casa también hay virus y bacterias, y no los pudimos evitar. Tampoco pudimos prever que a él le afectarían de esa manera.
Empezó con un resfrío y tos. Pero se fue poniendo cada vez peor. Una noche, a las 4 de la madrugada, empezó a toser sin parar. Sin parar. Y sin respirar.
Uno de los días más fríos del año (-6° de térmica) salimos corriendo de casa, mitad pijama, mitad abrigo, al hospital público de Santa Rosa, el Lucio Molas. La única guardia de Neonatología de la provincia. En el camino la tos paró. En 2 minutos lo estaban atendiendo. La médica lo evaluó y nos dijo lo que no queríamos escuchar “queda internado”.
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Dos semanas fueron en que la vida se detuvo y nos sumergimos en un mundo que desconocíamos: obstrucciones, vni, cánula, vía. Y así, un día más -o un día menos- entre lágrimas, rezos, dolor de pecho, incertidumbre y agotamiento.
Agradezco estar en La Pampa. Grata sorpresa contar con una terapia en la que papá y mamá pueden ingresar las 24 horas sin restricciones. Un lugar que no ahorra recursos para atender con todo lo mejor a nuestros hijos. Y así fue.
Todo sucedió cómo nos habían anticipado los médicos: “este virus es impredecible, no sabemos cómo afecta a cada bebé, sólo sabemos que tiene un ciclo de vida. Y si todo va bien, va a pasar”. Llevó más tiempo del esperado, pero pasó 🙏🏻.
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La secuela
Amigos y familia. Una tribu bendita que hace posible sostener la mapaternidad y todo los riesgos y dificultades que conlleva.
Los rezos. Desde los de las hermanas Carmelitas, a los de los amigos evangélicos, los católicos, y los de otras religiones que ni siquiera conozco que nos pusieron ”en oración” en esos días dificiles. En fin, los buenos pensamientos de tanta gente querida.
El sistema público de salud de La Pampa: una verdadera igualdad de cuidados de primer nivel y calidad humana para todos los ciudadanos.
El profesionalismo, la dedicación y la humanidad de los doctores Leandro, Diego, Alejandra, Estefanía y Romina ; la amorosidad y la gran vocación de un equipo de enfermeras que fueron las tías más necesarias por 15 días: Anita, Lore, Nati, Yani, Majo, Lucre, Sol, Daiana, Sofia, Carina; y hasta la calidez de las mujeres de seguridad que todos los días y noches nos saludaban con amor y preguntando siempre por nuestro bebé.
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Mi abrazo a todos los padres y madres que pasan por situaciones de salud complicadas con sus hijos. Sólo ellos pueden entender todo lo que se siente. Y el agradecimiento al cielo de que todo haya vuelto a la normalidad.
“Cada hijo es un desafío nuevo”, me dijo una amiga en esos días. Nada más cierto.
La Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales UCIN UTIN del Hospital Lucio Molas atiende gratuitamente a bebés neonatos -hasta 1 mes de vida- de toda la provincia de La Pampa. En su mayoría se trata de bebés prematuros y/o con enfermedades respiratorias. Brindan atención y cuidados no sólo a los bebés sino también a sus familias. Tecnología de primera línea, un equipo de 6 médicos especialistas y 10 enfermeras. También psicólogas, kinesiólogas, trabajadores sociales, y toda la contención humana necesaria para pasar este difícil momento. Hay bebés y madres que pasan allí hasta 3 ó 4 meses, o más. Hasta una ¨Casita¨ a disposición de las mamás en el predio del hospital, para descansar, comer, o pasar el tiempo, y no irse muy lejos de sus hijos.
“Cuando podemos, y vemos la necesidad de la familia, les armamos un bolsito con ropita y lo que tengamos para que se lleven a casa” nos cuenta Carina Orozco, jefa de enfermería. Al quien le interese colaborar ¿Qué necesitan? Chupetes, medias, gorritos, pañales para prematuros y recién nacidos, carritos, huevitos y cunas: Facebook.
Lo Cuento Todos tenemos una historia que merece ser contada. Momentos, situaciones, relaciones, que dejan marcas y que hasta podrían convertirse en una serie de Netflix. En La Pampa Noticias amamos compartir vivencias y despertar emociones. Si te gusta escribir, te invitamos a enviarnos tu historia, en primera persona, para esta sección a la que denominamos Lo Cuento lapampanoticias@gmail.com.
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