La Pampa 2024
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Foto Archivo Fundación Clorindo Testa.
¿La obra es sagrada o la obra muta? En el caso de la arquitectura: ¿en dónde reside su valor como obra?, ¿en la espacialidad que crea?, ¿en la efectividad del problema resuelto?, ¿en la originalidad del planteo?, ¿en el uso eficiente de la tecnología disponible?, ¿en su interpretación de época?.
Me pregunto si esa hipotética obra, aún habiendo podido elaborar una respuesta acertada para el momento y para el sitio en que fue construida, debe permanecer inalterable a través del tiempo ¿o vale la reforma?. Me inclino a pensar que la reforma es válida, porque la vida y los tiempos cambian, y entonces me sigo preguntando: ¿cómo hacer una buena reforma, respetuosa, creativa y a la altura de una obra previa de calidad?
Todas estas preguntas me saludan desde hace años y me dicen — Hola Ana, ¿qué tal?, cada vez que voy a la Terminal de Ómnibus de Santa Rosa a tomarme un colectivo.
Proyectada por el arquitecto Clorindo Testa en el año 1956 y construida por le empresa Todam, la Terminal de Ómnibus de Santa Rosa formó parte del gran proyecto ganador de Testa al llamado a Concurso organizado por la Sociedad Central de Arquitectos en el año 1953 para la construcción del centro gubernamental que la emergente y recién oficializada Provincia de La Pampa requería.
Estamos hablando de la década del cincuenta, Santa Rosa no alcanzaba ni los 20 mil habitantes (18.809 dicen los informes oficiales) y este «obrón» de 15 mil metros cuadrados y carácter jerárquico institucional se iba a instalar en un médano habitado por viento, chañares y gramíneas.
El conjunto que forman el Centro Cívico y la Terminal de Ómnibus de Santa Rosa es la primera obra ganada por Concurso de todos los concursos que Clorindo iría a ganar a lo largo de su larga y prolífica vida. Un montón de concursos. Y los arquitectos sabemos lo difícil que es eso.
Testa nunca se alejó de su primera gran obra, continuó dialogando con ella a lo largo de toda su carrera profesional.
Me parece interesante mencionar la experiencia proyectual previa. Las bases del Concurso para La Pampa se aprobaron por la Sociedad Central de Arquitectos, con sede en Buenos Aires, en agosto de 1953.
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Sin embargo, Golpe Militar del 55 mediante, el proyecto se retoma y se entrega recién en 1956. ¿Qué hizo Clorindo Testa antes de eso y durante ese tiempo?
Entre otras cosas, formó parte del equipo de proyecto a cargo de la arquitecta Itala Fulva Villa, quien va a construir a partir de 1950 el Panteón subterráneo del Cementerio de la Chacarita. La primera monumental obra brutalista de la Argentina. No se me ocurre entrenamiento mejor.
Volviendo al Centro Cívico & la Terminal, no sólo lleva la distinción de ser la primera obra ganada por concurso dentro del extenso cuerpo de obra de uno de los arquitectos más emblemáticos de nuestro país, sino que además, conlleva una particularidad aún más rica: Testa nunca se alejó de su primera gran obra, continuó dialogando con ella a lo largo de toda su carrera profesional.
El conjunto gubernamental de La Pampa puede presumir de englobar, en un solo lugar, todas las facetas y la evolución arquitectónica de Testa, desde sus primeras obras de pura modernidad color hormigón, el Centro Cívico propiamente dicho, de 1956, pasando por la etapa de los ochenta y varios matices que asocio con lo mejor de James Stirling, me refiero al Palacio Legislativo de La Pampa, de 1981, hasta sus últimas obras de inconfundible «sello Clorindo», como la Biblioteca para el Palacio Legislativo en los primeros años de este nuevo siglo, obra del 2006.
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Es como si en el mundo existiera un único sitio físico donde poder apreciar el camino proyectual y constructivo de Le Corbusier. Un único lugar donde hubiese un edificio de cada faceta de su devenir arquitectónico, desde la casa Ville Savoie hasta la capilla de Ronchamp. Sería un lujo total. Santa Rosa sí lo tiene con la obra de Clorindo Testa. Y Clorindo si lo tuvo, en Santa Rosa.
La Terminal de Ómnibus original
Quiero concentrarme en esta nota en el edificio de la Terminal de Ómnibus, no el que vemos hoy con sus adaptaciones poco felices, sino el construido originalmente.
Las estaciones en general, como tipología arquitectónica, son oportunidades para decir y proponer.
Primero porque su programa funcional no es demasiado complejo: un lugar de espera, de recibimiento, baños, más algunas actividades administrativas, lo cual permite una mayor libertad morfológica que otros programas arquitectónicos. Segundo y principalmente, porque son las puertas de entrada a un país, a una región, o una ciudad. Y sabemos que las primeras impresiones importan.
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No logro llegar imaginarme cuán arriesgado, disruptivo y novedoso debe haber sido plantar esas columnas-árboles de hormigón armado en medio de un terreno arenoso en ese momento en Santa Rosa. Se trata de dos grupos escultóricos de columnas con sus capiteles desplegados como ramas, creando una espacialidad moderna: liviana y de gran carácter.
Testa captó la esencia del paisaje pampeano que abunda en horizonte y propone el desafío de la referencia vertical. Pienso también en los fortines de la conquista. Los pueblos originarios vivían la inmensidad del paisaje con fluidez, la “occidentalidad” es sedentaria, precisó siempre del hito, la referencia vertical para poder ubicarse y habitar este paisaje extremo. Pero me voy un poco por las ramas, vuelvo al asunto arquitectónico.
La Terminal se implanta en un terreno con desnivel (un médano), por lo que un grupo de ocho “árboles de hormigón” se ubican en un nivel más alto, proponiendo por debajo las zonas de espera abierta, espera cerrada y Bar, mientras otro grupo de cinco árboles se implanta a un nivel más bajo, recibiendo a los ómnibus y enmarcando la zona de arribo y desembarco de pasajeros.
Debajo de estos árboles hormigonados suceden cosas: volúmenes de aristas curvas alojan los diferentes usos en planta baja, mientras que planos calados y traslúcidos arman una transición entre el basamento opaco de planta baja y la expresividad escultórica de los capiteles que rematan la obra.
El trabajo con las texturas y la materialidad es notable, moderno y clásico al mismo tiempo. Es decir, empieza con un basamento conciso y potente, en el caso de la Terminal, ladrillo visto de junta enrasada.
En un segundo nivel el mismo ladrillo se va abriendo y complejizando. Trabas trabajadas en el muro que proteje y cierra la obra hacia el oeste, y trabas abiertas y permeables en las zonas de espera al aire libre. Los volúmenes de planta baja y primer nivel, todos en ladrillo visto, contrastan con el hormigón visto de las columnas como piezas escultóricas.
La disposición lúdica de los volúmenes y planos de ladrillo debajo de los capiteles de hormigón no está alejada, al fin y al cabo, de la propuesta lúdica y divertida para la Biblioteca Legislativa del 2006, aunque hayan pasado casi 60 años entre una y la otra.
La «mirada encendida» de un arquitecto novel
Veo las primeras expresiones del arquitecto experimentado en esta obra joven, y lo que es mejor, también veo al joven en la obra del arquitecto consagrado. Es lo que más admiro de Clorindo Testa. La mirada fresca, divertida, y la libertad artística y proyectual que cultivó a lo largo de toda su vida profesional.
Mientras espero al DumasCat con mi valija blanca, y mi papá, que religiosamente me despide en la Terminal hace más de veinte años, también me pregunto: — ¿Qué pensaría Clorindo?, él, quien supo ver su obra acabada según sus deseos de joven arquitecto moderno, y luego convertida en lo que vemos hoy.
Sin haberlo conocido más que a través de sus múltiples entrevistas, me arriesgo a decir que centellaría entrecerrado el filo de sus ojos, sonreiría, y seguiría pensando en su próximo proyecto.
*Agradecimientos: al archivo de la Fundación Clorindo Testa y a María, su archivista.
Arq. Ana Pessio. Arquitecta UBA. Paisajista. holaabracasa@gmail.com
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