«Se llama Rigoberto, pero bueno, por cosas de la vida le decimos Chucho. Nos lo regalaron para que trabaje con las ovejas y es mas bueno que un pan. Terminás laburando el doble, porque se emociona y se va adelante. Pero las ganas las tiene…» Por Santiago Fernández.
Valle Daza, departamento de Loventué.