La Pampa 2024
Estamos próximos a la época estival, las temperaturas suben y el clima cálido invita a realizar actividades físicas al aire libre, transformándose en un gran aliado en la lucha contra el sedentarismo o la inactividad física.
Nuevamente insistimos sobre la importancia de hacer ejercicio, practicar deporte o estar físicamente activo, como una oportunidad para cuidar la salud física y mental. Este hábito saludable, que debe estar incorporado en la rutina diaria de las personas, cuenta con múltiples beneficios.
Muchas personas deciden retomar rutinas de ejercicio físico o comenzar alguna actividad física en esta época. Mientras que los deportistas regulares, que todo el año están activos, aprovechan las bondades del clima, para potenciar el rendimiento e ir por más.
Todas las actividades al aire libre se transforman en placenteras y propicias para el deporte.
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No obstante, podemos afirmar que en primavera y verano el número de lesiones entre las personas que practican ejercicio o realizan actividades físicas aumenta con respecto al resto del año.
Este dato realmente curioso, es contradictorio a la percepción general de la población, que piensa que hacer deportes con buen tiempo, disminuye los riesgos.
Los motivos
La falta de preparación se transforma en la principal causa de las lesiones. El mal tiempo favoreció quedarse en casa, y recuperar la rutina de actividad física o deporte, puede tener riesgos, sin la observación de las recomendaciones necesarias.
Retomar rutinas al máximo rendimiento, sin la debida progresión, se traduce en fatiga muscular, sobreesfuerzos, riego de lesiones y los desmedidos esfuerzos físicos, transforman la actividad en una práctica peligrosa.
¿Cómo prevenir las lesiones?
Primero que nada, para prevenir las lesiones, es necesario revisar el equipamiento deportivo previamente y tener cuenta las condiciones climáticas variables.
El uso de ropa técnica y calzado adecuado es de suma importancia, agregando medidas de protección ante el calor, el agua, el sol o el terreno.
Las personas en grupo de riesgo de salud, deben realizar un chequeo médico y esta es la primera acción que permite plantear objetivos, planificar actividades con intensidad, volumen y frecuencia adecuada.
Es imperante usar el sentido común, proporcionar al organismo el tiempo necesario para ponerse en forma. Iniciar en forma progresiva, con rutinas supervisadas e individualizadas según la edad es la recomendación principal, contemplando el estado de salud.
En la planificación semanal de la actividad física, deben estar incluidos los períodos de descanso y dormir la cantidad de horas suficientes, un factor clave.
Iniciar cambios en las rutinas diarias, incluye permanecer activo el resto del día. Utilizar breves espacio de tiempo en la jornada laboral, con el fin de recuperar energías, compensar la demanda laboral y revertir la fatiga ocasionados por el trabajo, se transforma en un complemento del ejercicio.
Las mismas recomendaciones son aplicables al deporte, al ejercicio o a la actividad física adaptada.
La inclusión de las personas con capacidades diferentes en programas deportivos adaptados, debe ser una premisa, educando y concientizado, que la diversidad funcional no ha de ser un obstáculo para la práctica de actividad física.
También es necesario favorecer y facilitar la vida activa de las personas con discapacidad, proporcionando el apoyo necesario al deportista.
Las rutinas deben incluir, además, ejercicios de calentamiento y estiramiento, como preparación para la actividad.
Y en necesario terminar de hacer ejercicio de manera progresiva, pasando de una mayor a una menor intensidad. El tiempo destinado a la vuelta a la calma o la recuperación gradual post ejercicios, es una acción regenerativa.
La consulta precoz y oportuna a profesionales de la salud es la máxima recomendación para la promoción y la prevención de la salud.
Lic. Gustavo Gheller Fisioterapeuta, Lic. en Kinesiología y Fisiatría, especialista en Kinefisiatría Crítica, diplomado en Kinesiología del Trabajo, Ocupacional y Laboral g.gheller@hotmail.com
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