Hablar del deporte en general, y del olímpico en particular, supone hablar de un alto rendimiento físico y mental. Hace referencia a una determinada forma de vida centrada en la disciplina, la pasión, la perseverancia, el esfuerzo, determinados hábitos de alimentación y descanso, vida social en cierta forma ¨restringida¨, entrenamientos, competencias y un mínimo de cuatro años de un proceso de mejora y preparación continua.
En un contexto olímpico como el que estamos viviendo, el objetivo del presente artículo es reflexionar sobre la salud mental en el alto rendimiento, visibilizando las múltiples exigencias que deben gestionar los deportistas y cómo desde la Psicología del Deporte se pueden brindar herramientas y recursos psicológicos efectivos para que este proceso se lleve a cabo en un entorno saludable y positivo.
Partiendo de que el estrés es un proceso de desequilibrio entre las exigencias y cargas -internas o externas- y los recursos de afrontamiento del deportista.
Podemos preguntarnos en primer lugar: ¿cuáles serían los posibles estímulos estresores en un Juego Olímpico para un atleta? Las redes sociales, la presión social de una sociedad centrada en los resultados más que en los procesos, una personalidad con características de excesiva autoexigencia y/o con predominancia de estados de ánimo depresivos, ausencia de apoyo social adecuado y positivo, entornos de aprendizaje rígidos y autoritarios -configurados principalmente por los entrenadores-, falta de recursos materiales necesarios para competir al máximo nivel, el límite temporal ya que el deportista deberá esperar cuatro años para tener un nuevo intento, siempre y cuando su edad se lo permita y logre la clasificación correspondiente, entre otros factores.
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Frente a este conjunto de estímulos percibidos como estresantes y desbordantes, están los recursos de afrontamiento, las estrategias que de manera más o menos activa, va a implementar cada deportista para hacerle frente a esas demandas. Dicha respuesta va a depender de la historia personal, la estructura de personalidad y el entorno próximo en que este se desarrolla y vive.
Así como el deportista dedica por lo menos cuatro años a su preparación para llegar a un juego olímpico, los profesionales de la salud, debiéramos promover el desarrollo de habilidades psicológicas necesarias para afrontar las exigencias de tan alto rendimiento, mucho tiempo antes: desde la iniciación deportiva.
Trabajar en la promoción de entornos deportivos saludables, centrados en el disfrute, la autonomía y la competencia, con valores positivos, capacitando a los formadores, educando a las familias para que puedan acompañar en forma adecuada la carrera deportiva, asesorando a dirigentes en estrategias institucionales que promuevan el crecimiento sostenido de los deportistas cubriendo sus necesidades básicas (materiales y psicológicas) resultan aspectos fundamentales para cuidar la salud mental.
Construir una sólida confianza, regular las emociones, tolerar las presiones, desarrollar vínculos significativos, establecer metas realistas y desafiantes, visualizar, respirar, tener la capacidad de relajarse, meditar, afrontar las dificultades y aprender de ellas, poder expresar lo que piensan y sienten, mantener una comunicación fluida con el entrenador, lograr un equilibrio con las otras áreas de la vida (familia, estudio, trabajo), volver de una lesión, son entre otros, los aspectos que trabajamos desde la Psicología del Deporte.
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Estos días hemos escuchado algunas expresiones que encienden alertas:
— Mis pensamientos suicidas quedaron atrás, dijo Fernanda Russo, tiradora olímpica argentina.
— Simone ha enseñado a todos cómo superar los problemas y salir adelante, declaró del psicólogo de la gimnasta Simone Biles.
— Estaba acojonado, el calentamiento ha sido exigente, estos últimos dos días he estado mentalmente bastante pesado, bastante presente todo esto, me encontraba contra la espada y la pared y bueno al final me he quitado este peso, la semifinal ya es otra cosa. Es algo novedoso para mí el tener miedo a la valla, no sólo a la valla en sí sino bueno al fallo, algo que el Asier de antes no tenía tanto ahora lo tengo mucho más presente, dijo del medallista olímpico español Asier Martinez.
Contamos con numerosos testimonios acerca de la necesidad de trabajar con un psicólogo del deporte no sólo para rendir al máximo nivel sino también para disfrutar del deporte: Michael Phelps, Carolina Marín, Mark Cavendish, Dibu Martinez, Jonas Vingeegard, Pau Gasol, Andrés Iniesta, Ruth Beitía, Fernando Alonso, Naomi Osaka, Roger Federer, Serena Williams y muchos más.
Los Juegos Olímpicos, como otros eventos deportivos mundiales, abren un horizonte esperanzador para la Salud Mental. Ojalá la Psicología del Deporte como disciplina científica siga creciendo a pasos agigantados y sea incluida junto a otras disciplinas, dentro de los equipos de trabajo que acompañan y forman a los deportistas, para que puedan desplegar en forma saludable, su más alto potencial.
Lic. María de los Ángeles Corró Molas, Mg. En Psicología del Deporte. Por consultas para acompañamiento comunicarse por Instagram a @tutoríaspsidep o por teléfono 02954 221691
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