A partir del año 1.949, los pampeanos comenzaron los reclamos ante las autoridades sobre los derechos que le quitaron por la falta de agua del río Atuel que atraviesa el noroeste pampeano. Un río que con los años no sólo fue perdiendo su caudal de agua, sino que se convirtió en una zona desértica.
¿Cómo comenzó todo? Todo empezó por una falta de reconocimiento interjurisdiccional entre las provincias, desde Mendoza. El río Atuel nace en la Cordillera de los Andes discurriendo por Mendoza y La Pampa. Testimonios de los pobladores describen que desde el año 1.900, Mendoza comenzó a realizar obras privadas para riego, sobre la cuenca del río Atuel desviando parte de los causes. En el año 1947, con la construcción de la obra hidroeléctrica Los Nihuiles, en la zona de Valle Grande, culminó con la afectación del caudal del río a tal punto de desaparecer por completo.

Con el tiempo quedó demostrado que el método que utilizan para riego en el sistema productivo mendozino es ineficiente, ya que el derroche de agua es mayor. Probablemente, en otra época, realizar un sistema de riego por manto -inundar la zona dejando que el agua fluya sobre una parcela llana- era de bajo costo y con resultados efectivos para su producción, el problema es que se sigue haciendo hoy en día.
Desconsiderar la idea que la provincia vecina -La Pampa- pierde el derecho sobre el recurso que le corresponde, es algo que va en contra de los principios de preservación del Medio Ambiente. Afecta la sostenibilidad de producciones futuras, las cuales podrían haberse realizado entre ambas provincias.

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Los reclamos de los pobladores se hicieron fuertes ya en el año 1.949, y alzaron la voz a tal punto que el día 22 de mayo de 2018, casi 70 años después, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en conformidad con las partes correspondientes dictamino que Mendoza debe “entregar” un caudal mínimo permanente del río Atuel de 3,2 m3/s, recomendado por el Instituto Nacional del Agua (INA), donde le permitirá al lado oeste de La Pampa reconstruirse de a poco ante la presencia de agua.
En una lucha continua, hoy día la situación ha mejorado, no alcanzó su recuperación, pero si la presencia lenta de una caudal de agua.
¿Qué fue lo que sucedió el pasado 30 de diciembre?
Se han visto imágenes donde las áreas que antiguamente estaban desérticas hoy tienen agua, lentamente no entregando de manera continua los caudales definidos por la Corte Suprema, pero es un gran paso.
En esta temporada, las intensas lluvias que sacudieron el lado mendocino, obligaron producto de las crecidas y desastres que esta provoco sobre Mendoza, que ingresara mayor caudal de agua del lado pampeano. Se generó un nuevo conflicto desde el Gobierno de La Pampa el cual expresó su malestar ante el accionar de Mendoza, ya que soltó agua del río Atuel sin avisar, pese al compromiso asumido ante el Comité de Cuenca.
Retomando lo expresado en mi artículo anterior publicado en este portal “Mil días que tenía Mendoza para liberar el Río Atuel” (2 de mayo 2023), y considerando la importancia que tiene para el ambiente que se cumpla con lo establecido por ambas partes.
La cuenca del río Atuel era un entorno que brindaba servicios ambientales diversos, no solo proveía de agua dulce al sistema, sino que tenía una rica diversidad de especies de fauna y flora, y permitió durante siglos el desarrollo productivo a su alrededor.
Rodeados de bañados y lagunas que formaban parte de toda la cuenca, los cuales son considerados humedales, y bien sabemos que estos son los ecosistemas más productivos del planeta, que ayudan al equilibrio del ambiente, e importantes para la recarga de agua subterránea, y almacenadores de carbono, lo cual es favorable para la reducción del CO2. Es por ello, que la presencia de humedales se la considera esencial ante el cambio climático.
Actualmente, es un ambiente totalmente árido, con escasa vegetación, que se ha visto modificada por la escasez de agua, lo cual le dio paso a especies invasoras. La fauna también ha desaparecido, al igual que la población, que a lo largo de los años se ha ido desplazando a zonas aledañas.
Socialmente el cambio ha sido importante, ya que no sólo significa el cambio del modo de trabajo, porque no tienen el agua para riego, sino que tampoco disponen de agua para consumo propio.
Guillermina Porcel Tavernelli. Mujer, soñadora, curiosa e intuitiva, poseedora de pensamiento crítico. Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. guillerminatavernelli@gmail.com
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