Un 19 de octubre de 2003, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Juan Pablo II beatificó a la Madre Teresa de Calcuta, la monja albanesa, Premio Nobel de la Paz, que dedicó su vida a los más pobres, y falleció en 1997.
Más de 300.000 personas participaron en la ceremonia en la plaza de San Pedro en el Vaticano, una de las convocatorias más numerosas en la historia.
Nació en 1910 en Albania y fue bautizada como Gonxha Agnes. A los 18 años, se unió a un convento de Irlanda, para ser misionera, donde recibió el nombre de Hermana María Teresa.
En enero de 1929, fue enviada a Calcuta, India, a enseñar a la Escuela de Santa María, una escuela de niñas, de clase alta. Allí hizo su profesión perpetua de votos y se convirtió en la Madre Teresa.
Según cuenta su biografía, casi 20 años más tarde, durante un viaje en tren en la India, sintió un llamado de Jesús para cuidar de los pobres. Así fue como creó las Misioneras de la Caridad.
En 1948 se trasladó a vivir a los barrios pobres de Calcuta, y sus exalumnas se convirtieron junto a ella en las primeras Misioneras de la Caridad. Trabajó por los enfermos y moribundos. Extendió su trabajo por toda la India.
El Vaticano la animó a abrir varias organizaciones en otras partes del mundo, hasta que estuvieron en todos los continentes.
En 1979, recibió el Premio Nobel de la Paz y en 1980 el más alto galardón civil de la India, el Bharat Ratna, por su labor humanitaria. Siempre envuelta en su sari blanco con borde azul, se convirtió en un ícono de la defensa incansable de los pobres.
En el momento de su muerte, 4.000 Hermanas de la Madre Teresa trabajaban en 610 fundaciones en 123 países.
Murió el 5 de septiembre de 1997, y se le dio un funeral de Estado por parte del gobierno de la India.
Juan Pablo II se saltó el requisito de esperar cinco años después de su muerte y abrió la Causa de Canonización de la Madre Teresa menos de dos años después de su fallecimiento. Fue declarada santa 19 años después.